Bromances del fútbol.

25 | Hermanos ➸ Ivardi. ~ Aviso.

Este shot es para paulamyidols_  espero lo disfrutes, perdón por tanta demora ✨

Pareja protagonista: Ivardi.

Hoy presentarían a los nuevos jugadores del Barcelona. Hace dos años llegué yo, transferido del Valencia. En este tiempo el club se ha convertido en mi hogar y mis compañeros en mis amigos, realmente no me alcanzaban las palabras para describir la felicidad que me generaba pertenecer a este club.

Mi único problema era como siempre, el amor. Hasta el día de hoy no encontré esa "media naranja", siquiera encontré alguien que me quiera besar tanto como yo a ella.
Deseaba que esa persona llegara a mi vida y cambiara todos mis pensamientos sobre la mierda que es dicho sentimiento.

— Él es Ivan Rakitic, un futbolista croata que jugará en el mediocentro. Llevará el dorsal 4. Espero le den una buena bienvenida.

Cuando lo vi aquella vez sentí de inmediato una especie de mariposas en la panza; Al fin un compañero lindo. Al poco tiempo nos habíamos convertido en grandes amigos, casi hermanos. O algo así.

Éramos hermanos que se quedaban después de hora para estar juntos, que se besaban a escondidas y dormían cucharita. Ese tipo de "hermanos", que tiempo más tarde se convirtieron en novios.

— Vamos Raki, deja de hacerte el difícil y di que sí. — insistí nuevamente mientras besaba con dulzura su mejilla izquierda.

— ¿Qué quieres que piense la gente? ¿No te parece suficiente habernos declarado homosexuales? Seremos el objeto de burla, ya pasamos por eso y ahora las cosas al fin se calmaron, no quiero volver a lo mismo.

— Pero dijiste que querías. — insistí recordándole cuando con su típica carita sonrojada me había contado su mayor deseo.

— ¿Qué es lo que más deseas en el mundo?

— A ti.

— Pero a mí ya me tienes y no me iré a ningún lado. Otra cosa. — insistí.

— Besarte.

— Me besas siempre, amor. Dale dime algo que desees y no tengas.

— Repito, besarte.

— Mierda hombre que la haces complicada. Bésame y luego dime.

Sus labios se apoyaron sobre los míos con rapidez, y tal como digo siempre, encajamos a la perfección.

— Ahora dime.

— No sé Jordi, todo lo que quiero lo tengo aquí. Tengo al amor de mi vida y vivo de lo que amo.

— Vete a la mierda. — contesté molesto. Era imposible regalarle algo que quisiera si no quería nada.
Me levanté con fuerza del sillón y comencé a caminar hacia la habitación hasta que su mano me detuvo rápidamente.

— Quiero que tengamos hijos. Y que sean mellizos. — contestó con un evidente sonrojo en sus mejilla. No pude hacer más que besarlo e imaginarme con nuestros futuros pequeños jugando a la pelota, cocinando, ayudándoles con las tareas, entre otras cosas.