14. Preguntas

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Viktor llevaba días vagando por cada pueblo del reino en busca de su adorado ángel.

Él estaba seguro que debió ocurrirle algo malo como para que terminara abandonando el palacio. Pues, no se tragaba la excusa que la Zarina le dio. Era imposible que Yuuri no hubiese querido casarse con él, lo habría notado antes en sus bonitos ojos. Sin embargo, lo único que pudo ver siempre en la mirada de su prometido fue amor.

Era el cuarto o quinto pueblo en el que paraba. Su aspecto ojeroso y desaliñado no hacía más que esparcir los rumores de que se había vuelto loco cuando el Zarévich lo abandonó.

—Disculpe —dijo acercándose a un comerciante extranjero en el mercado— ¿De casualidad no ha visto a mi prometido?

—¿Su prometido?

—Sí, está perdido... —ante la preocupada cara del príncipe el comerciante se apiadó de él y pensó en ayudarle a encontrar a la persona de la cual hablaba.

—¿Cómo es? —preguntó— Tal vez pueda ayudarte a encontrarlo

—Es hermoso, como un ángel... y gentil. Sí, él es más gentil de este mundo

—Bueno ¿Y cómo luce? —con toda la paciencia del mundo esperaba la respuesta de Viktor, ya que notó como el chico suspiraba enamorado.

—No es muy alto. Cabello escuro y brillante, cual noche estrellada. Unos hermosos y profundos ojos cafés... ya se lo dije parece un ángel

—Bien... —la descripción no era para nada fiable, pero al ver el estado del príncipe, el mercader comenzó a sospechar que su cordura estaba afectada— Le diré a uno de los soldados...

—¡No! ¡Ellos no lo buscaran! —gritó de pronto— El Zar cree que mi Yuuri está muerto, que fue devorado por los lobos, pero yo sé que no es así. Mi bello ángel está perdido en algún lugar y debo encontrarlo

Fue ahí cuando el comerciante supo que estaba hablando del Zarévich muerto. Prácticamente toda Rusia sabía que el príncipe se perdió en el bosque y fue devorado por los animales. Además, corría el rumor de que se perdió tratando de huir de su boda con el príncipe del reino vecino.

Viktor, ya cansado de esa mirada que le dedicaban las personas, se marchó y siguió caminando por el mercado. No entendía por qué nadie le creía cuando decía que Yuuri aún estaba con vida. Lo trataban como si estuviese loco, pero él sabía perfectamente que su prometido estaba en algún sitio esperando, lo podía sentir.

Estaba exhausto y lo único que quería era estrechar a su bello ángel entre sus brazos.

—Yuuri... —lo llamaba bajito— ¿Dónde estás? Te necesito...

—Camina con más cuidado —lo regañó una anciana cuando la pasó a llevar.

—Lo siento —dijo limpiándose las lágrimas que se le habían escapado— Por favor discúlpeme...

—¿Qué es lo que te ocurre? —preguntó ella al ver un rostro tan triste— Eres muy joven para tener esa expresión

—Es que no encuentro a mi prometido, se perdió y nadie lo ha visto. Llevó días buscándolo, pero nada. No hay rastro de él y todos creen que está muerto... yo sé que no es así

—¿Ya le preguntaste al Sol o a la Luna?

—¿Qué?

—Dijiste que nadie lo ha visto, pero las personas poseemos una vista limitada. Deberías preguntarles a los astros si lo han visto, ellos pueden ver todo desde su posición

—¿Cómo hago eso? —preguntó Viktor. No tenía idea de que algo así se pudiese hacer. Cabía la posibilidad de que la anciana se estuviese burlando de él, pero estaba tan desesperado por encontrar a su prometido que haría todo lo posible.

El Príncipe y los siete Bogatyrs (AU Yuri!!! on ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora