Emily
Hoy era viernes y no teníamos clase a la tarde así que me tumbe en el sofá para dormir un rato y después iría a nuestra "estupenda" cita triple. Después de estar 1 hora durmiendo me desperté y me fui a duchar. Yo tardaba muchísimo escogiendo la ropa, no es porque fuera presumida ni nada de eso sino porque era muy insegura y nunca sabia que ponerme, muchas veces llamaba a Alli para preguntarle que se pondría ella.
Después de cambiarme 5 veces decidí que me pondría unos pantalones largos con una camiseta de volantes que debajo ver mi ombligo, con unas converse negras y con un bolso rosa. Me maquille un poco y de pronto sonó el timbre. Eran las 17:45, aun faltaba un cuarto de hora para que los chicos viniesen a buscarnos así que supuse que serian Alli y Leslie. Y cuando abrí la puerta...
Era un chico.
-Hola, es que se me ha pinchado la rueda de la moto y me preguntaba si podías prestarme el gato para cambiar la rueda. -Pregunto mirando hacia su moto. No eran Alli y Leslie sino un chico guapísimo al que se le había pinchado la rueda delante de mi casa.
Cuando por fin me miro exclamo. -!Wow como me alegro de haber pinchado delante de tu casa! - Y a continuación se apoyo en el marco de la puerta y puso una sonrisa burlona. -Soy Alex. -Me informo tendiéndome la mano.
-Yo soy Emily, voy a buscar el gato, espera aquí. -Le ordené mientras iba al garaje a buscar la llave.
Cuando regrese con el gato el no estaba en la puerta, había entrado y no sabia donde estaba. Lo fui a buscar a la cocina y allí lo encontré, rebuscando en mi nevera. Gracias a dios que mis padres estaban de viaje en el Caribe, se habían tomado un año sabático y yo estaba encantada de estar sola en casa un año entero.
Se estaba comiendo las galletas que yo había hecho a la mañana.
-¿Que haces? ¿No te he dicho que esperases en la puerta? -Le pregunte empujándole desde la espalda hasta la puerta.
-Dios que mal saben estas galletas, las as hecho tu ¿a que si? -Me pregunto aunque parecía saber la respuesta a si que no respondí.
Le mire con cara de enfado. -Toma el gato, cambia la rueda y vete lo antes posible. -Era un idiota y había conseguido sacarme de mis casillas y lo peor era que parecía disfrutar haciéndolo. Este chico era un gran ejemplo del típico chico que usa a las chicas y luego las tira a la basura.
-Vale, pero relájate. -Respondió mientras se dirigía a su moto y se agachaba para cambiar la rueda. Yo me quede en la puerta mirando como lo hacia. El llevaba una camiseta blanca de manga corta lo que me permitía ver como sus músculos trabajaban mientras el cambiaba la rueda.
El pareció darse cuenta de que lo estaba mirando y aprovecho para seguir metiéndose conmigo. -Hey, princesita, límpiate la baba que se te esta cayendo. - Puso otra sonrisa burlona en su cara.
-¿Te han dicho alguna vez lo idiota que eres? -Pregunte.
-Bastante veces, pero nunca proviene de la boca de alguien que me importe. -Respondió acercándose a mi. Entonces me fije en sus ojos marrones. Eran preciosos, todo el mundo dice que los ojos marrones son muy comunes y que no son bonitos porque todo el mundo los tiene. Pero sus ojos tenían algo característico un color que les hacían especiales, eran mas bonitos que algunos ojos azules que había visto en mi vida. Cuando me di cuenta de lo cerca que estábamos me aleje rápidamente dando un paso hacia atrás.
-Toma el gato, ya he acabado.- Me informo dándome el gato. -Estas muy arreglada para estar en casa. Seguro que sabias lo que me iba a pasar y te has arreglado para mi. -Dijo con una sonrisa de superioridad en la cara.
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Enamorame, si puedes... © (EDITANDO)
Teen FictionEmily siempre se ha considerado una adolescente normal, con una familia, dinero necesario para vivir y unos estupendos amigos. Solo que con una pequeña diferencia, ella no cree en el amor, a diferencia de una de sus mejores amigas Leslie, lo cual le...