Capítulo 04 (editado)

117K 8.2K 3.4K
                                    

La luz me derritió las pupilas en cuanto abrí mis ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La luz me derritió las pupilas en cuanto abrí mis ojos... bueno, no, pero así lo sentí.

Pasé la noche cuidando a Kilian y no asistimos al baile, por obvias razones.

Ahora que finalmente usaba la razón, caí en cuentas que nunca debí caer ante sus seducciones y jugueteos estando él enfermo.

Miré mi pecho cubierto de chupetones y maldije en pendejoñol.

Debí resistir, yo era quien estaba en mis cinco sentidos.

Pero no, fallé rotunda y completamente.

—¿Mmh? —murmuró somnoliento el precioso hombre a mi costado y mi mano acarició su cabello con suavidad.

Su rostro se veía mejor y tomó su medicina en horario, eso era muy bueno.

—Hola... —saludé, sentándome sobre la cama e ignorando el dolor en mi cadera — ¿Te sientes mejor?

Toqué  su frente y pareciera que bajó la fiebre.

—Te digo que estás exagerado —soltó sin darle importancia, estirándose sobre la cama.

Puede ser, pero al ver tanto tiempo a mi padre enfermo no soporto ver a alguien más enfermo de alguna manera, necesito hacer algo.

Y así terminé en su casa cuidándolo desde anoche.

Bueno, hice más que solo "cuidarlo", pero de alguna manera no me arrepiento de nada ya que se ve incluso renovado y las ojeras bajo sus ojos casi no están.

—Son vacaciones de invierno, por lo que no te debes preocupar por nada más que recuperarte —dije con una sonrisa.

—La vida de los adolescentes es tan simple —dijo como si él fuese un maldito anciano—. Pensar que solo te preocupas por estudiar y que Danielle no sufra un infarto por tus idioteces —sonó casi enternecido por mi nula capacidad de supervivencia e hice una expresión de desacuerdo algo inmadura.

—No es mi culpa que seas tan amargado ¿Sabes? Además, también me preocupan otras cosas como el hecho de que no es fácil la presión social a mi alrededor, lo que otros esperan de mi, atender mis amistades, mi trabajo de medio tiempo, los quehaceres que no me salen nada bien, la ansiedad de... —Me abrazó y callé de repente.

—Entiendo, esta bien... No quise minimizar tus preocupaciones, sé que te esfuerzas... —hundió su rostro en mi cuello para bajar hasta mi pecho, dónde apoyó su tibia oreja—. En realidad estoy feliz de que esos sean tus problemas, porque es normal y sé que podrás superar cada obstáculo... Me dolería que no tuvieras paz, que algo que no es adecuado para tu edad te impidiera dormir.

¿Mi edad? ¿Adecuado? A veces habla como si hubiera nacido en un campo militar o campo de concentración lleno de vivencias horrorozas.

Como si agradeciera con sus caricias la cotidianidad de mi vida común y simple.

KILIAN || Libro 2 (+18↔GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora