"Kilian libro 2" es una continuación directa de "Kilian, libro 1".
Editando. Los capítulos que dicen "editado" son los que deben leer, los demás son daño a la retina irreversible por sus errores sin editar, prohibida la entrada ( ¶ 3 ¶ )
Estoy oblig...
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De camino al instituto recordé que sí o sí vería a Kilian en el instituto ya que me prometió que dejaría de faltar a clases.
Me encontraba a pocas calles de llegar y ahí estaba el recién nombrado, apoyado contra un poste en el mismo lugar donde siempre lo veía acariciando a Dracarys.
Cuando me vio acomodó la mochila sobre su hombro y caminó hacia mí.
—Buen día —dije sin poder disimular mi alegría al ver su preciosa cara de exconvicto— ¿Me estabas esperando?
Bostezó y refregó uno de sus ojos.
—No, solo me detuve a ver lo hermoso que es el cielo durante unos... —Miró su móvil— diez minutos —finalizó sarcásticamente.
—No sabía que me esperarías para ir juntos a clases, sino hubiese venido antes y...
—No es cierto —me interrumpió con una media sonrisa—. Te hubieses dormido de todas formas.
Suspiré porque claramente estaba en lo cierto.
—No lo puedo controlar —me quejé sintiendo cómo mi labio inferior sobresalía levemente en una mueca de rendición.
Despeinó mi cabello y me miró de reojo, no sé por qué, pero me sonrojé y bajé la mirada.
—Gracias —tartamudeé sin querer.
Hizo un sonido con la garganta como si no entendiera de qué hablo.
—Por el móvil... No pude darte las gracias apropiadamente con todo lo que sucedió y de verdad te lo agradezco.
Cuando levanté la mirada lo hallé mirándome con una ternura inusual, aumentando el calor en mis mejillas.
—No me lo agradezcas... con que me envíes un mensaje antes de dormir me basta.
Rascó su mejilla y miró hacia otro lado.
«¿Mmh? ¿Y eso?»
¿Está... avergonzado?
¡Me lo comería a besos!
Estuve a punto de abrazarlo, pero cuando me di cuenta ya estábamos en la entrada del instituto.
Puta vida toda fea, no tenía ningunas ganas de asistir a clases. Esto de ser responsable es más difícil de lo que creen.
—Que lindo ver lo feliz que te hace venir al colegio —ironizó una voz familiar que me hizo sentir nervioso.
No por la voz en sí, sino por la presencia de Kilian a mi lado y que el dueño de esa voz era...
—Profesor Dante —volví a tartamudear, intentando sonar casual—. Buenos días.
—Buen día, Hunt... —guardo silencio a media frase, miró a Kilian y de vuelta a mí— Chicos —se corrigió con una sonrisa—. Veo que se reconciliaron, me alegro por ustedes.
