-¿Rose? ¡Hola! - Dijo alguien interrumpiendo mis pensamientos.
Di media vuelta y ahí vi parado enfrente mío un chico bastante atractivo, con una gran sonrisa viéndome fijamente con sus ojos amielados que me solían parecer muy familiares.
-Disculpa...
(Justo en ese preciso momento se me ocurre sentirme como una mierda. Llevaba dando vueltas por toda la sala de espera, cada vez llegaban más familiares de Rose la mayoría lloraba sin parar otros nomas iban a fingirle importancia).
(¿Como podría competir contra Mike?. Es demasiado bueno en esto, creo que como siempre fui un capulla nunca me di el tiempo a aprender a amar. Temía por ella, en verdad quería que viviera y siguiera a mi lado a pesar de lo que hice. Me encuentro arrepentido porque después de tanto tiempo hoy por fin aprendí a amar).
(Fueron pasando familiar por familiar hasta que llego mi turno).
(Entre a la habitación y se encontraba ahí medio inconsciente mirando al techo).
- Rose, cómo te encuentras. - Tome su mano.
- ¿Dónde está Mike?. - Respondió con el poco aliento que le quedaba.
- No lo se.
- Necesito a Mike, quiero verlo. Dile que quiero verlo. - Dijo desesperada con una voz bastante ronca.
- Cariño, aquí estoy. Ahorita vendrá Mike.
- Quiero ver a Mike he dicho. - Recorrió la mirada al suelo.
- Bien. - Dije con un nudo en la garganta.
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(Salí de la habitación limpiando mis lagrimas ante su rechazo. Entonces vi a mi competencia enfrente mío).
- ¿Como va Rose?. ¿Salio todo bien?. - Pregunto angustiado.
- Va bien, supongo que haz ganado. - Agache la cabeza.
- ¿Ganado?.
- Te esta buscando es mejor que vayas. - Señale la puerta.
(Salió corriendo).
(Narración de Mike).
- ¡Rose! - Le di un ligero beso en la frente. - ¿Te encuentras bien?. - Comencé a acariciar su mano.
- Sí. Gracias enserio por todo lo que haz hecho. - Tomo mi mano fuertemente.
- Respecto a lo que sucedió...
- Descuida estas más que perdonado, a final de cuentas solo querías protegerme. Si no te agrada Zac puedo ter....
- No, esta bien. - Interrumpí.
- ¿Estas seguro?. - Dijo confusa.
- Sí, no eran más que celos. - Sonreí.
(Podía sentir los celos aún pero no quería alarmarla más de lo que ya estaba).
(Sonrió y asento).
- Bien, puedes disculparnos hijo. - Dijo él padre de Rose.
