Robert se paró de su asiento.
- ¿Y qué les hace pensar que voy a dejar que vivan juntos?
Alec lo miró incrédulo. La cara de Magnus era como si le hubieran lanzado un balde de agua helada.
-No necesito tu permiso- dijo él con voz firme.
Robert lo miró con odio acumulado en los ojos.
Maryse parecía incómoda, ella sí le habría dado permiso, pero su miedo a su esposo era muy grande.
Robert se acercó, y el temblor de sus hombros asustó a muchos de los presentes.
- ¿Qué dijiste Alexander?
Alec rodó los ojos y lo señaló haciéndolo parecer ridículo y fuera de lugar.
Robert enrojeció.
-Oh, padre, te has perdido tantas cosas en estos cinco meses, no puedes pretender ser un padre protector cuando ni siquiera estuviste aquí cuando yo le dije a mi madre que soy gay, y de todos modos ¿qué estabas haciendo? ¿Trabajo? No lo creo.
Robert palideció.
-Nos hiciste creer que estabas en Irlanda, dirigiendo un Instituto, y sólo estabas a unos cuantos kilómetros, disfrutando de unas vacaciones con tu amante, que de pura casualidad tenía la edad de Isabelle. No nos vamos a creer tu mentira por más tiempo- dijo Alec, quien puso cara de culpabilidad al ver las lágrimas corriendo por el rostro de su madre.
La volteó a ver y dijo: -Algún día te ibas a enterar, siento que haya tenido que ser así.
Robert parecía querer que la tierra se lo tragase.
Alec se acercó a Maryse y la abrazó.
Maryse lo abrazó de vuelta, pero luego se apartó de él, se limpió las lágrimas y caminó decidida hasta Robert.
Cuando estuvo enfrente de él, le dio un puñetazo que lo tiró al suelo.
-Más te vale irte antes de que te mate, y no vuelvas jamás- dijo Maryse para darse la vuelta y salir enojada de ahí.
Robert se levantó del suelo.
-No se librarán de mí tan fácil- dijo él.
-Sí, como sea, a nadie le importas, idiota- dijo Magnus, quien ahora estaba al lado de Alec, tratando de hacer que se calmara.
Robert iba a decir algo, pero Isabelle apareció y se lo llevó arrastrando a la entrada.
Lo sacó de ahí y gritó: - ¡Y no vuelvas más!
Alec estaba sentado en uno de los sillones de su casa, con la cara entre las manos.
Magnus se acercó a él, y le quitó las manos de la cara.
Alec lloraba de rabia.
-Él no era nada, Alec, no merece que llores por él, ni siquiera merece que pienses en él- dijo y lo abrazó.
Magnus le limpió las lágrimas y lo besó.
Alec pareció más tranquilo.
Todos decidieron que ya era hora de irse a sus casas.
Alec fue a su cuarto, y Magnus lo acompañó. Iban a hacer las maletas de Alec, pues se querían mudar juntos cuanto antes.
...
Isabelle estaba en su cuarto. Les había pedido a todos que la dejaran sola. Pero, aun así, Simon tocó su puerta cinco minutos después de que la cerrara.
Isabelle intentó decirle que se fuera, pero Simon se quedó del otro lado de la puerta diciéndole cosas tranquilizadoras en voz baja, para que no notaran que seguía ahí.
Isabelle abrió la puerta para decirle que se fuera, pero Simon se escurrió entre sus brazos y logró entrar.
Simon se recostó en su cama, Isabelle lo regañó por eso, pero luego se recostó a su lado.
Simon la besó.
Isabelle se dejó llevar en una sesión de besos que duró toda la tarde.
-Ya es tarde, debería volver, mi madre se preguntará dónde estoy- había dicho Simon cuando empezaba a oscurecer.
-Quédate- le respondió Isabelle, antes de girarse, para arroparse con el calor que emanaba el cuerpo de Simon.
Y cayeron dormidos.
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Cuando el amor llegó a nuestras vidas (Shadowhunters)
Random¿Qué pasa cuando el amor llega a tu vida? ¿Qué deberías hacer? ¿Ignorarlo? ¿Besarlo? Tal vez sólo tengas que sentirlo...