Capítulo 12

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N/E: Ya os cuento que una vez en mi destino (Josa en Teruel), que a pesar de que si quiero hacer llamadas me han dicho que tengo que ir al cementerio, en la casa donde me alojo tienen WiFi 😁. 😘💙😎

N/A: No podéis quejaros esta vez :P

Espero que os guste el capítulo, gracias por las reviews!
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Cuando salió del taxi se limpió la lágrima que resbalaba por su mejilla y subió a su apartamento. Cogió su móvil y buscó su número en la agenda. Estuvo a punto de marcarlo, pero desechó la idea. Él había dicho que necesitaba estar solo, necesitaba su tiempo y ella no iba a negárselo. Continuó buscando en la agenda hasta que encontró el número de su amiga. Se detuvo unos segundos antes de pulsar a llamar, tal vez Lanie estaba durmiendo. Sacudió la cabeza y recordó que a Lanie le gustaba acostarse tarde. Pulsó el botón verde y se llevó el teléfono a la oreja.

-¿Tú llamando a estas horas? ¿Qué ha pasado? – Es lo que se escuchó al otro lado de la línea nada más descolgar.

-¿Te he despertado? – preguntó Kate, sintiéndose algo culpable por llamar tan tarde.

-No, y aunque así hubiese sido, tú tienes mi permiso, ¿Qué pasa?

Kate le relató lo ocurrido esa noche en el restaurante, mientras su amiga escuchaba atenta al otro lado del teléfono. Cuando terminó, la abogada esperó a que Lanie le diese su opinión.

-Vale, la has cagado un poco y ¿qué? Le has pedido perdón, estoy segura de que él lo ha comprendido, y te ha perdonado, pero es normal que necesite estar solo para pensar en lo ocurrido.

-Ya, pero Lanie…

-Si quieres mi opinión – le cortó la forense – Él está tan comprometido con vuestra relación que tiene miedo de que tú no lo estés igual.

-Nunca me había sentido así.

-Estás enamorada.

-Sí… - dijo Kate, acompañando el monosílabo de un suspiro.

-Pues díselo, él necesita saberlo.

Minutos más tarde, Kate se metía en la cama, algo más tranquila después de haber hablado con su amiga. Nunca había pensado que estar enamorada fuese de verdad tan complicado. Ella nunca expresaba sus sentimientos, no a no ser que fuese con sus padres o con Brigitte, y tener que hacerlo ahora con alguien más le costaba. Sobre todo porque Rick había conseguido enamorarla tanto, que tenía miedo de que eso terminase algún día, al igual que tenía miedo de que durase para siempre.

Al día siguiente, Rick pidió un taxi que lo dejó justamente en frente del edificio al que él se dirigía. El edificio se encontraba en un acomodado barrio de Manhattan, y él ya había estado allí una vez, solo que esta era la primera vez que acudía solo.

Las Leyes del Universo de BeckettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora