Las Leyes del Universo de Beckett

Capítulo 8

N/A: Dedicado a mi team (que no os lo merecéis :P)

Es un poco más largo que los anteriores, espero que os guste y gracias por las reviews!
.
.
.
.
Rick había pensado en invitar a Kate a comer a algún restaurante, pero el padre de la abogada había llamado invitándolos a ambos a comer a su casa, para celebrar así el cumpleaños de Kate y, aunque ésta se había mostrado al principio un poco reticente en llevar al escritor a casa de sus padres, él le había insistido en que no le importaba y al final había logrado convencerla. Y ahora estaban allí, delante de la puerta de la casa de sus padres.

El escritor miró divertido cómo su novia se había parado delante de la puerta, sin llamar.

-Rick, en serio, si crees que es demasiado pronto…

-Kate – él pasó una mano por la cintura de ella y la acercó hasta él quedando a escasos centímetros de su boca - ¿De qué tienes miedo? ¿De que no le guste a tus padres… de que esto no salga bien?

La abogada suspiró y bajó la mirada. En realidad tenía miedo a todo, no quería que su relación saliese mal, tenía miedo a cagarla con el escritor y además no estaba muy segura de si era demasiado pronto para que Rick conociese a sus padres. Es cierto que ella ya conocía a la madre del escritor, pero eso era diferente, Martha era diferente, sin embargo Jim y Johanna, sobre todo Jim, eran algo más tradicionales.

-Todo va a salir bien – le susurró el escritor en los labios, alzándole la cabeza por el mentón, justo antes de besarlos y al mismo tiempo que estiraba su mano, alcanzando el timbre antes de que Kate se arrepintiese de nada.

Unos pasos acelerados se escucharon y una Brigitte saltando y sonriente apareció al otro lado de la puerta.

-¡Katie felicidades! – gritó la pequeña, saltando a los brazos de su hermana.

El escritor vio cómo Kate abrazaba a su hermana pequeña y cómo eso la relajaba.

-Hola Rick – sonrió la niña, saludando con la mano al escritor, sin embargo antes de que él pudiese decir nada, Brigitte comenzó a hablar de manera acelera y entusiasmada – Tengo algo para vosotros dos, ahora vuelvo.

Rick miró riendo a Kate, que también estaba sonriendo, viendo cómo su hermana se perdía por el fondo del pasillo. La abogada cerró la puerta de la casa y ambos entraron al mismo tiempo que los padres de Kate salían a recibirlos.

-Felicidades – le dijo su padre, sonriente, abrazándola, para después observar al escritor y dirigirse a él – Y tú debes ser…

-Richard Castle, encantado de conocerlo – dijo él, ofreciéndole le mano.

-Jim Beckett – respondió éste estrechando la mano del escritor.

Mientras tanto Johanna felicitaba a su hija, y le sonreía, mirando al escritor, esperando que ésta los presentase.

-Rick, ésta es mi madre, Johanna. Mamá, él es… bueno, ya lo conoces – dijo, apartándose un poco para que su madre pudiese saludar a Rick.

Aunque ya lo había previsto, rodó los ojos ante lo que ocurrió a continuación. Su madre abrazó efusivamente a Rick y después le dio dos besos, comenzando a explicarle, ante la sorpresa de él, que era una gran admiradora de sus novelas y que incluso en alguna ocasión había acudido a sus firmas de libros. Rick lamentó no reconocerla, pero Johanna no se lo tomó a mal, entendiendo que era muy difícil que el escritor recordase su cara entre tantas que veía en este tipo de eventos. Kate fulminó a su padre con la mirada, que en lugar de echarle una mano, miraba divertido la escena.