Capítulo 13 (M+18)

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N/A: Creo que me ha quedado igual un poco raro y/o ñoño también, pero espero que os guste igualmente.

Gracias por las reviews y por animarme a continuar.
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El sonido del martillo del juez golpeando la mesa, dio por finalizado el juicio, dando paso a una serie de suspiros de alivio, sonrisas y felicitaciones en la parte en la que ella se encontraba. Una sensación de felicidad le invadió. Estaba hecho, había ganado aquel gran caso defendiendo a Green Enterprise, lo que además la situaba como la mejor abogada de su bufete y, sin duda, le dejaba una vez más como una de las mejores de Nueva York.

Los directivos de la empresa le felicitaron y le dieron las gracias y cuando se dio la vuelta vio a su jefe, mirándola sonriente, con un toque de orgullo en su mirada, le guiñó un ojo. Kate le devolvió el guiño, feliz, sonriente, a pesar de que lo único que deseaba era salir de esa sala y encontrarse con Rick.

El escritor paseaba de un lado a otro, nervioso. Se trataba de un juicio privado, a pesar de la expectación pública que estaba causando, así que él no había podido entrar. Miró su reloj de muñeca, por vigesimoquinta vez en la última media hora. Kate llevaba más de dos horas dentro de aquella sala. Ella había insistido en que no era necesario que la esperase, sería un juicio largo, pero a él no le importó. Estaría ahí para apoyarla, tanto si ganaba como si perdía.

Cuando las puertas de aquella sala se abrieron, un montón de periodistas se abalanzaron sobre los directivos de la empresa que Kate defendía. Rick pudo verla, entre toda aquella gente y esperó a que los periodistas terminasen su ronda de preguntas para poder acercarse a ella.

Mientras tanto intentó adivinar, por su rostro, si habían ganado o no. Notó enseguida que su musa estaba algo incómoda, pero detrás de aquella incomodidad, debida seguramente a aquellos periodistas, se escondía un toque de felicidad. ¿Habían ganado, no? Ella lo miró por un momento y enseguida consiguió librarse de todo aquel bullicio y hacerse paso hasta donde le estaba esperando el escritor.

-¿Habéis ganado? – preguntó él, nervioso.

Ella simplemente sonrió, feliz, como toda respuesta y él la estrujó entre sus brazos, también feliz, disfrutando de la risa de Kate escondida en su cuello.

-Bien… - dijo él, ahora apartándola unos centímetros, pero sin dejar de sujetarla entre sus brazos – Porque tengo una sorpresa.

-¿Ah sí? – preguntó ella, todavía con aquella sonrisa de felicidad en su rostro.

-Mhmm.

Él desvió su brazo hasta los bolsillos traseros de su pantalón y se hizo con los papeles que había allí, después se los entregó a Kate.

-¿Billetes de avión? – dijo ella, totalmente confusa.

Enfocó su vista en aquellos papeles para quedarse más sorprendida todavía.

-Rick estos billetes están a nuestros nombres – él simplemente asintió, observando su reacción – Y son para esta misma tarde. A París.

-¿Qué me dices, nos vamos a París? – preguntó Rick, con una sonrisa y pasando sus brazos por la espalda de Kate.

-Estás loco – dijo ella, sin dejar de mirar aquellos billetes.

-Así soy yo – dijo, encogiéndose de hombros – un loco enamorado de ti. No voy a dejar de hacer este tipo de locuras solo porque otros piensen que está mal. Te lo dije, debemos crear nuestras propias leyes y, en esas leyes, no dice nada de no poder ir a París a pasar un fin de semana con mi novia.

Kate alzó la vista de los billetes y lo único que pudo hacer fue atrapar los labios del escritor entre los suyos. Fue un beso dulce, corto, pero intenso.

Las Leyes del Universo de BeckettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora