Conciencia

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Mierda, mierda, mierda, mierda...

Soy un maldito imbécil, un imbécil... ¿qué clase de persona, adulta encima, e dice a otra que se excita? ¿Qué maldita clase de persona soy?

Me perdí entre las estanterías. Pues sí, le había dicho bastante directamente que estaba excitado, soy su profesor...mierda, mierda, mierda.

Pegué mí frente a las estanterías, con la cara roja y los dientes apretados.

-Profesor...Remus- dijo una voz a mis espaldas- ¿has encontrado ya el libro?, te tardabas mucho...

Me miraba confundida, como si estuviese preocupada por algo...claro que estaba preocupada, soy un degenerado.

-Más o menos- dijo una voz en mi cabeza, maldita Conciencia...a buenas horas apareces.

-Cállate- le grité mentalmente.

-Lupin- dijo Tonks sacándome de mis pensamientos de repente- enserio, si estás demasiado cansado para las clases hoy...podemos irnos a dormir.

¿Por qué mierdas me tengo que estremecer a escuchar esa frase? Se escuchaba muy inocente, y estaba seguro de que lo era...pero mi maldita mente lo pervierte todo ligeramente.

-No- contesté con voz ronca.

-Vale...entonces seguimos.

-Oye lo siento...no era mi intención faltarte...

-Sí que era tu intención- dijo mi estúpida conciencia.

-No estoy hablando contigo- le respondí. Al parecer le gustó la respuesta...pero que digo, si soy yo mismo...estoy nervioso...no...bueno si...venga Remus di algo...lo que sea...

-Enserio profesor, no parece encontrarse bien...

-Claro que no te encuentras bien, estás enfermo de amor- me reprimió mi Conciencia.

-¿Desde cuando eres tan cursi?

-Desde que tú te volviste un enamorado.

-Yo no estoy enamorado...- o sí. Bueno si, vale.

-Tú cállate- dije, al parecer en voz alta, ya que Nymphadora retrocedió.

-Lo siento...no pretendía ofenderte...

-¿Qué?- pregunté abriendo los ojos- pero que dices...si he sido yo quién...no era a ti a quien le estaba...bueno...

-Pero que dices profesor...

-Mierda- solté por lo bajo y ella se alejó un poco más.

-Será mejor que me vaya- anunció, yo no me volví, tal vez era lo mejor.

-Si...no creo que...

-Buenas noches profesor...no sé qué he hecho mal...- susurró dándose la vuelta y caminando hacia la salida.

De verdad que quería ir tras ella, enserio que aquello era lo único que quería en aquellos momentos...

-Pues ve tras ella idiota- me recriminó mi Conciencia.

-¿De qué lado estás?- cuestioné mosqueado.

-Del correcto, esa chica te gusta de verdad...y vas a dejar que se vaya...

-Es lo mejor para ella, tal vez esta sea la mejor manera de que no sufra...encontrará alguien, es muy joven.

-Y tú ya no.

-Gracias.

-No, lo que quiero decir es que ella te hace sentir como el chaval que nunca fuiste, siempre cayó sobre ti la responsabilidad de protegerte y proteger a tus amigos...ella es tu forma de volver a ser feliz, de sentirte un merodeador...de nuevo...y la estás dejando ir...las mujeres son complicadas.

Algo en mi pecho estalló ante esta declaración. Volví en mí y corrí hacia la entrada de la biblioteca como alma que lleva el diablo.

La vi con su mochila cargada en los hombros y dispuesta a salir de allí.

La alcancé justo cuando se iba, la sujeté con la cintura y la besé como nunca había besado a nadie, fue diferente a otras veces, con ella todo era diferente...sentí como tras unos segundos ella respondía y solté un suspiro ahogado por sus labios...se sentía tan bien, era tan especial, ella era tan única. En aquellos momentos deseé un hechizo para respirar sin separarse, sería tan útil.

-Remus...

-Lo siento, no era a ti, yo te...yo te...yo te quiero joder- dije escondiendo el rostro en su cuello. Noté la humedad en sus mejillas y deduje que había estado llorando, no merecía sus lágrimas.

-Remus...yo también te quie...

Besé sus labios antes de que terminase de hablar.

-No quiero que lo digas, no todavía, es muy pronto para eso, deseo que lo digas cuando en verdad estés preparada Nymphadora, no porque te sientas obligada o la ocasión...

-Pero yo te qu...

Puse un dedo sobre sus labios frenándola, en verdad quería esperar.

-Nunca hemos tenido una cita- dejé caer para cambiar de conversación, sin separar mi frente de la suya.

-Cierto...- susurró sonriente.

Yo volví a esconder mi cara en su cuello y esparcí suaves besos por la zona.

-¿quieres venir a Hosmeade el sábado conmigo? Habrá quidich y nadie podrá vernos, aunque si tienes planes lo entiendo.

Ella sujetó mi mentón y me besó despacio, como solo ella sabía hacerlo, solo ella...

-Claro que quiero tonto –rió contra mis labios.

Suspiré aliviado y le correspondí al beso emocionado. Era cierto, tal vez mi conciencia fuese una carga a veces, pero desde luego en aquellos momentos...




 Si les gusta déjenlo en los comentarios please.

Voten si les hizo gracia el pobre Remus y su conciencia...no puedo estar más enamorada de este hombre.

Que disfruten ;)

RiddikulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora