Después de todo

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Caminábamos por los pasillos lentamente y en silencio. No era incómodo, pero era extraño.

Al cabo de unos minutos, en los que nos habíamos estado besando desenfrenadamente en l biblioteca, habíamos recogido y me había ofrecido a llevarla a la torre.

Nos habíamos besado.

Era increíble.

Lo más extraño era que no me sentía como un pederasta, no me arrepentía, sino que me recordaba mi época de merodeador, la época en la que paseaba por los pasillos de noche, salía con mis amigos...me volvía a sentir vivo.

Entre estos pensamientos la miré con devoción; y cuando ella me notó, apartó la mirada sonrojada, yo la tomé de la mano.

-Buenas noches Nymphadora...-le dije en un susurro cuando llegamos a su torre.

-Buenas noches profesor...-me contestó. Un escalofrío me recorrió cuando me llamó así.

Yo me di la vuelta pero noté como alguien me sujetaba la manga de la túnica.

-Creí que te despedirías.

-Ya lo hice- le dije confundido. Tonks se acercó peligrosamente a mí y la tomé por la cintura.

-No lo has hecho bien.

-Ah ¿no?- pregunté entendiendo a donde quería llegar.

-No...-murmuró en mi oído.

Aquello me volvía loco, así que la sujeté fuerte de las caderas y la besé, apoyándola con brusquedad contra una de las paredes. Ella gimió y yo sonreí de nuevo.

Me separé a los pocos segundos y me di la vuelta perdiéndome en los pasillos oscuros.

Escuché como subía las escaleras hacia su torre y reí. Estaba eufórico. Sabía que estaba mal, muy mal, pero era magnífico.

Escuché un carraspeo mientras caminaba por los corredores.

-Buenas noches Severus- le saludé. El aludido me miró con hastío.

-Buenas noches Lupin, qué haces tan tarde por los pasillos...caminando bajo la luz de la luna...

-No soy un alumno, no tengo por qué responder a esa pregunta, pero te lo diré si te preocupa...venga de dar clases particulares en la biblioteca, permiso especial del director- le respondí sin evitar una nota de orgullo.

-Son más de las diez Lupin.

-Te repito que soy un profesor Severus, ya te he respondido a la pregunta, ahora, si me disculpas...me voy a dormir, la luna llena me tiene hecho polvo.

-No entiendo que permitan que alguien como tu sea profesor.

Yo me di la vuelta, molesto.

-Yo tampoco lo entiendo Severus, pero espero que aprendas a olvidar el pasado y valores el presente.

Me marché malhumorado. Si algo podía estropearme la noche era Severus. Me acosté en cuanto llegué a mi dormitorio...mañana, a primera hora con Tonks.

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Me desperté temprano, recordando la noche anterior.

Salí sonriente de mi despachó y caminé hacia el comedor para desayunar. Inconscientemente busqué a Nymphadora con la mirada y la encontré hablando con Oliver de nuevo. Les contaba algo y ambos hermanos sonreían. Maggie de vez en cuando soltaba chillidos y Oliver se reía descontrolado.

Apreté con fuerza mi copa y seguí comiendo. Era feliz, no me miraba siquiera y estaba con sus amigos, que podía darle yo. Tal vez lo de anoche no hubiese sido más que tontería. Tal vez me había olvidado.

Molesto me levanté de mi asiento y caminé hacia la lechucería, debía mandarle una carta a Sirius explicándole la situación. Tal vez fuese a visitarle el próximo fin de semana con su sobrina, para aclarárselo todo, no sabía cómo se lo tomaría...esperaba que bien. Claro, eso sí había algo que explicar.

Llegué a la lechucería y cogí un pergamino de mi túnica. Había una mesa y una pluma por si acaso querías escribirla allí, lo cual era mi caso...así que me senté y malhumorado comencé a escribir sin notar que había alguien detrás de mí.

Sabía que no podía exigirle nada, era mi alumna, pero de todas maneras...seguía siendo importante para mí.

RiddikulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora