[Capítulo 1]

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Mis piernas dolían como el infierno, ese era el efecto de haber corrido por casi 6 cuadras.

Me detuve y puse mis manos en mis rodillas, tratando de recuperar el aliento.

La calle estaba sola, no había mucha iluminación; y al parecer estaba rodeada de establecimientos abandonados.

Me abrace a mí misma al sentir una corriente de aire helado, inevitablemente mis dientes comenzaron castañear, era una noche fría.

Ese era el efecto de haber salido corriendo de casa a las 2:30 de la madrugada. Pero no podía seguir ahí, él estaba muy enojado, le había desobedecido y estaba segura que no lo iba a dejar pasar.

Escuché el sonido de las hojas ser pisadas, miré a mi alrededor asustada, seque mis lágrimas y seguí caminando.

Sin pensarlo dos veces corrí adentrándome en un callejón al haber escuchado las pisadas acercarse, cuando salí de el, giré a la izquierda, mi corazón quería salirse de mi pecho, ¿él me había encontrado?.

Desgraciadamente mis piernas se pusieron como gelatina y caí al suelo, intenté levantarme pero mi tobillo no cedía, mis brazos y rodillas ardían; miré a mi alrededor, estaba afuera de un bar.

Mi celular sonó, con las manos temblorosas lo saqué de mis jeans ahora desgastados y al mirar de quien se trataba mis nervios aumentaron al máximo.

Luego de la llamada que por cierto no atendí, mi celular volvió a iluminarse, pero esta vez me indico que tenía un mensaje.

[Elias]

*Puedes correr, pero no esconderte...*

Miré a mi alrededor asustada, lo primero que hice en ese momento fue entrar a aquel bar. El olor a alcohol y a cigarro inundo mis fosas nasales, me senté en la barra, y cuando pedí algo, me exalte al escuchar nuevamente mi celular.

Respiré hondo antes de responder la llamada y ponerlo en mi oreja.

_No hagas las cosas más difíciles, regresa ahora mismo o te juro que iré por ti y creeme que te va a ir peor...-exigió con esa voz demandante a la que tanto le temía-

_No regresaré Elias...-hablé con la voz débil y escuché como golpeaba algo-

_¿Es tu última palabra maldita zorra?...-me gritó y sentí mi alma escaparse de mi cuerpo, mis labios temblaban, era incapaz de articular una palabra-

_¡Vete a la mierda, no lo haré, no regresaré, así que hazle como quieras!...-alce la voz causando que algunas personas me miraran mientras que él se dedicó a reírse de mí-

_ Sí así lo quieres; en 15 minutos llego al bar donde estás metida...-sin más que decir colgó la llamada-

Se cortó mi respiración al escuchar esa última amenaza, ¿cómo sabía donde me encontraba?; le di un sorbo a mi bebida y baje del banco.

Camine entre todas las personas, intentando buscar otra salida, pero inesperadamente fui empujada y nuevamente fui a dar al suelo.

Sobé mi tobillo que dolía más que hace un rato; esta vez no creo poder sostenerme de pie, una mano apareció en mi campo de visión, levante la mirada y me encontré con un joven pelinegro, perfectas facciones, un cuerpo de infarto; tomé su mano sin pensarlo y me apoye en él para poder levantarme.

-¿Puedes sostenerte de pie?...-preguntó sin ninguna expresión y negué con la cabeza- Tienes que sentarte...

-¡No!; yo, debo irme...-miré asustada donde estaba sentada anteriormente- Gracias por ayudarme...

-¿Sucede algo?...-miró a donde miraba y volví a negar con la cabeza-

Mi celular volvió a sonar causando que me exaltara por segunda vez; miré quién era con la esperanza de que no fuera él. Pero me equivoqué.

Con las manos temblorosas deslice mi dedo en la pantalla y lo puse en mi oreja.

_¿Sales o entro por ti?...-me quedé sin respiración al escuchar ese tono de voz- Vamos Abril no me hagas entrar porque sabes de lo que soy capás...

El joven me miró.

_Y,yo...-mis labios temblaban nuevamente- Ya salgo...

_Buena elección Abril...-sin más que decir finalizó la llamada-

Guarde mi celular en mis jeans y como pude me puse de pie; unos brazos se apoderaron de mi cintura y lo miré intentando ocultar mis nervios.

-Yo puedo sola, gracias...-me miró fijamente- Acaban de llegar por mí, no es necesaria tu ayuda...

El chico liberó mi cuerpo sin decir nada y como pude caminé a la salida.

Con mis manos temblorosas, empuje la puerta y cuando salí del bar ahí estaba él; me miraba con esa sonrisa malvada.

Se acercó a mí y me tomó del brazo bruscamente, podía jurar que me dejaría marcas.

-Me lastimas Elias...-me quejé del dolor-

-No sabes lo que te espera querida...-pasé saliva con el corazón acelerado-

"Heridas Ocultas" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora