Mis piernas dolían como el infierno, ese era el efecto de haber corrido por casi 6 cuadras.
Me detuve y puse mis manos en mis rodillas, tratando de recuperar el aliento.
La calle estaba sola, no había mucha iluminación; y al parecer estaba rodeada de establecimientos abandonados.
Me abrace a mí misma al sentir una corriente de aire helado, inevitablemente mis dientes comenzaron castañear, era una noche fría.
Ese era el efecto de haber salido corriendo de casa a las 2:30 de la madrugada. Pero no podía seguir ahí, él estaba muy enojado, le había desobedecido y estaba segura que no lo iba a dejar pasar.
Escuché el sonido de las hojas ser pisadas, miré a mi alrededor asustada, seque mis lágrimas y seguí caminando.
Sin pensarlo dos veces corrí adentrándome en un callejón al haber escuchado las pisadas acercarse, cuando salí de el, giré a la izquierda, mi corazón quería salirse de mi pecho, ¿él me había encontrado?.
Desgraciadamente mis piernas se pusieron como gelatina y caí al suelo, intenté levantarme pero mi tobillo no cedía, mis brazos y rodillas ardían; miré a mi alrededor, estaba afuera de un bar.
Mi celular sonó, con las manos temblorosas lo saqué de mis jeans ahora desgastados y al mirar de quien se trataba mis nervios aumentaron al máximo.
Luego de la llamada que por cierto no atendí, mi celular volvió a iluminarse, pero esta vez me indico que tenía un mensaje.
[Elias]
*Puedes correr, pero no esconderte...*
Miré a mi alrededor asustada, lo primero que hice en ese momento fue entrar a aquel bar. El olor a alcohol y a cigarro inundo mis fosas nasales, me senté en la barra, y cuando pedí algo, me exalte al escuchar nuevamente mi celular.
Respiré hondo antes de responder la llamada y ponerlo en mi oreja.
_No hagas las cosas más difíciles, regresa ahora mismo o te juro que iré por ti y creeme que te va a ir peor...-exigió con esa voz demandante a la que tanto le temía-
_No regresaré Elias...-hablé con la voz débil y escuché como golpeaba algo-
_¿Es tu última palabra maldita zorra?...-me gritó y sentí mi alma escaparse de mi cuerpo, mis labios temblaban, era incapaz de articular una palabra-
_¡Vete a la mierda, no lo haré, no regresaré, así que hazle como quieras!...-alce la voz causando que algunas personas me miraran mientras que él se dedicó a reírse de mí-
_ Sí así lo quieres; en 15 minutos llego al bar donde estás metida...-sin más que decir colgó la llamada-
Se cortó mi respiración al escuchar esa última amenaza, ¿cómo sabía donde me encontraba?; le di un sorbo a mi bebida y baje del banco.
Camine entre todas las personas, intentando buscar otra salida, pero inesperadamente fui empujada y nuevamente fui a dar al suelo.
Sobé mi tobillo que dolía más que hace un rato; esta vez no creo poder sostenerme de pie, una mano apareció en mi campo de visión, levante la mirada y me encontré con un joven pelinegro, perfectas facciones, un cuerpo de infarto; tomé su mano sin pensarlo y me apoye en él para poder levantarme.
-¿Puedes sostenerte de pie?...-preguntó sin ninguna expresión y negué con la cabeza- Tienes que sentarte...
-¡No!; yo, debo irme...-miré asustada donde estaba sentada anteriormente- Gracias por ayudarme...
-¿Sucede algo?...-miró a donde miraba y volví a negar con la cabeza-
Mi celular volvió a sonar causando que me exaltara por segunda vez; miré quién era con la esperanza de que no fuera él. Pero me equivoqué.
Con las manos temblorosas deslice mi dedo en la pantalla y lo puse en mi oreja.
_¿Sales o entro por ti?...-me quedé sin respiración al escuchar ese tono de voz- Vamos Abril no me hagas entrar porque sabes de lo que soy capás...
El joven me miró.
_Y,yo...-mis labios temblaban nuevamente- Ya salgo...
_Buena elección Abril...-sin más que decir finalizó la llamada-
Guarde mi celular en mis jeans y como pude me puse de pie; unos brazos se apoderaron de mi cintura y lo miré intentando ocultar mis nervios.
-Yo puedo sola, gracias...-me miró fijamente- Acaban de llegar por mí, no es necesaria tu ayuda...
El chico liberó mi cuerpo sin decir nada y como pude caminé a la salida.
Con mis manos temblorosas, empuje la puerta y cuando salí del bar ahí estaba él; me miraba con esa sonrisa malvada.
Se acercó a mí y me tomó del brazo bruscamente, podía jurar que me dejaría marcas.
-Me lastimas Elias...-me quejé del dolor-
-No sabes lo que te espera querida...-pasé saliva con el corazón acelerado-
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"Heridas Ocultas"
Historia CortaÉl no sabia el significado de la vida perfecta. Su infancia fue destruida después de aquél fatal suceso, Ian presenció la muerte de sus padres, cuando él apenas tenía 8 años. Creció en un orfanato, viendo como los demás niños se iban, lo único que...