••Ian O'brein••
Bajé rápidamente de mi auto y sin perder mas tiempo entre al bar, la busqué con la mirada con la esperanza de que ella estuviera allí.
Camine a la oficina de Dave con la impotencia por los cielos, era mi última opción.
Al abrir la puerta lo vi sentado en su escritorio con una chica sentada entre sus piernas, en cuanto me vio alentó a la chica a que se fuera y así lo hizo; él al instante acomodo sus ropas y su cabello alborotado.
-¿Qué sucede?; estás muy pálido...-suspire con pesadez- Si estás así por lo que acabas de presenciar no debes culparme a mí, bien sabes que esas no son formas de entrar...
-¡Callate, no seas ridículo!...-caminé de un lado a otro desesperado-
-¿Qué diablos te sucede, Ian?...-lo miré unos segundos- ¿Dónde está ella?
-No lo sé...-me miró confundido-
-¿No lo sabes?, pero si ella estaba contigo...-me reprochó-
-Maldita sea ella se fue, Dave...-levanté la voz- ¿Entiendes la magnitud del problema?
Dave enseguida relajó sus facciones.
-Tranquilo, tu intentaste ayudarla; sí ella decidió marcharse no hay nada más que hacer, no es como si la fueras a tener privada de su libertad...
-Es que no lo entiendes, Dave...-lo miré desesperado- No sabes por lo que está pasando...
-¿Y tú sí?; vaya, ahora veo que entraron rápido en confianza...-lo miré furioso-
-Es un maldito cobarde...-gruñi mientras me servía un poco de vodka-
••Abril Mayer••
Parpadee varias veces tratando de acostumbrarme a la luz, cuando me percaté de donde estaba pasé saliva, intente mover mis manos pero mis muñecas permanecían atadas a una cadena.
Otra vez no... Elias solía encerrarme en el sótano por largas horas, era su forma de castigarme.
Tenía más de un año que no estaba aquí, recuerdo perfectamente los primeros meses de casada, Elias siempre fue de carácter fuerte, recuerdo aquél día en el que me mude a la casa, era tan ingenua, no sabía de las labores del hogar; el llegó a la hora de la comida, yo torpemente le prepare la comida, el al probarla la escupió y me dijo una infinidad de insultos; esa misma noche mientras me ponía la ropa de dormir me llevó a jalones al sótano dónde con fuerza de violencia me desnudó y encadenó.
Me dejaba ahí por días, no me alimentaba, y constantemente venía a burlarse de mí.
Lo único que hacía era llorar por largas horas, preguntándome a mí misma que era lo que había hecho mal, por qué me tocó vivir ésta vida...
Mi piel permanecía desnuda, me dolía el cuerpo, mi cabeza ardía como el infierno, torpemente intente zafar mis manos sin obtener algún resultado.
Mi estómago comenzaba a exigir comida, moría de hambre; la puerta se abrió lentamente, miré a Elias quién sostenía una bolsa de hule entre sus dedos.
-Ya era hora de que despertaras, Abril...-se acercó a mí a paso lento-
-Tengo hambre, Elias, por favor dejame libre...-negó con la cabeza-
-No voy a darte nada, Abril...-comenzó a rebuscar el contenido de la bolsa- Tu más que nadie sabe que haces aquí y cuáles son las reglas...
Iba a hablar pero me quede a medias al ver como Elias sacaba una jeringa, vertió un liquido en ella para después palpearla con sus dedos.
-¿Qué haces? Por Dios, ¿Qué es eso?...-pregunte ya asustada mientras me movía desesperadamente-
Elias se puso detrás de mí y tomó mi brazo, mi corazón no dejaba de latir; cerré los ojos justo cuando sentí el piquete.
-Shh; que duermas bien, cariño...-me miró con burla-
A cada segundo que pasaba sentía como mi cuerpo se iba desfuerzando, mis ojos comenzaron a pesarme.
-¿Q-qué me hi-ciste?...-hablé apenas audible y volví a caer en la oscuridad-
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"Heridas Ocultas"
Short StoryÉl no sabia el significado de la vida perfecta. Su infancia fue destruida después de aquél fatal suceso, Ian presenció la muerte de sus padres, cuando él apenas tenía 8 años. Creció en un orfanato, viendo como los demás niños se iban, lo único que...