-Capítulo 16-

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Mi cabeza daba vueltas, mi estómago rugía ferozmente; me sentía muy mal, ese era el efecto de no haber comido por días.

Miré como Elias revisaba la mercancía junto a Franco; me levante de la silla y caminé a la puerta donde estaba Ryan mirando al frente. Toqué su hombro y él enseguida volteó a verme.

-¿Pasa algo, Abril?...-me preguntó preocupado y asentí-

-M-muero de h-hambre...-logré decir y el miró detrás de mi para después volver a mirarme- Por favor, me siento muy mal...

-Enseguida te consigo algo, ¿quieres que te lleve a la camioneta para que reposes?...-pregunto y enseguida asentí- ¿Puedes sostenerte de pie?...-negué con rapidez-

Enseguida puso su mano detrás de mis rodillas y con la otra en mi espalda me cargó, enseguida me aferre a su cuello queriendo evitar caer al suelo. Caminó conmigo en sus brazos, cuando abrió la camioneta, me puso delicadamente en el asiento de atrás.

-Elias se va a enfadar contigo, Ryan...-sonrió con tranquilidad y retiro mi cabello de la cara-

-Tu no te preocupes por nada, Abril...-me miró unos segundos y volvió a hablar- Enseguida regreso, ¿de acuerdo?

Ryan cerró la puerta, recargue mi cabeza en el respaldo del asiento y cerré los ojos tratando de aminorar los mareos. La puerta fue abierta con rapidez, y la voz que escuché no era la de Ryan.

-Al fin te dejaron sola esos perros...-miré a Ian asustada-

-Vete...-logré decir pero el arrugo sus facciones-

-Veo que no te resulto el haber huido....te vez como la mierda, Abril...-ignorandome por completo me miro detenidamente de arriba hacia abajo- ¿Te sientes mal?

-S-si...-tomé una bocanada de aire-

-Te miras tan decaída...-me miró preocupado y se acercó a mí-

Sus manos acariciaron mis mejillas, mientras su mirada se clavaba en la mía; sus labios hicieron contacto con mi frente y suspire.

-No debiste, Abril...-me murmuró- No debiste huir de mi departamento; estaba preocupado por ti...

Lo miré sorprendida, sentí como mi corazón volvía a latir con rapidez, cerré los ojos para evitar derramar lágrimas, el tenia razón.

Sus dedos retiraron mi cabello y lo puso detrás de mis orejas; poco a poco fue acortando la distancia que nos separaba, por primera vez sus labios hicieron contacto con los míos, inevitablemente cerré los ojos disfrutando el beso, nuestros labios encajaron perfectamente, mis débiles brazos se aferraron a su cuello, me encantaba la suave textura de sus labios; mi estómago revoloteaba provocando ciertas cosquillas.

Al separarnos Ian me dio un último beso y me sonrió. Entonces caí en la realidad.

-Elias puede regresar en cualquier momento...-miré asustada al frente, mientras que el reía levemente-

-¿Y tu crees que eso a mí me...-Ian se quedó callado al oír otra voz-

-¿Qué diablos haces aquí, imbécil?...-ambos miramos a Ryan, quien traía una pistola y le apuntaba a Ian-

-Él ya se va, Ryan...-Ian me miró divertido-

-¿Podrías decirle a tu perro que se largue y nos deje a solas?...-escuché como Ryan le quitaba el seguro al arma y la puso justo en su cabeza-

Oh no...¿pero que haces Ian? Ellos lo mataran sin piedad...

-¡Vete, largo, no quiero volver a verte! ¡Qué no escuchas, largate!...-comencé a gritar, pero mis pocas fuerzas se fueron agotando rápidamente-

No pude más con mi cuerpo, mi cuerpo cayó en el asiento mientras la vista se me nublaba cayendo al fin en la profunda oscuridad.

"Heridas Ocultas" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora