-Capítulo 18-

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Por la tarde ya estaba sintiéndome mejor, salí un momento al patio trasero y me tiré en el césped, los rayos de sol apenas iluminaban mi cara.

Suspire poniendo mis brazos detrás de mi cabeza y cerré los ojos, no había visto a Elias desde que entró a la cocina y almorzó. El aire chocaba contra mi rostro liberé un suspiro ante lo relajada que me sentía.

-Dejamos una conversación pendiente...-sin poder evitarlo pegue un grito del susto, fulmine con la mirada a Ryan quien reía fuertemente-

-No es verdad...-me encogí de hombros volviendo a cerrar los ojos-

-Abril; ¿ya conocías a ése tipo?...-preguntó sin rodeos sentándose junto a mí-

-Él me ayudó...-dije simplemente-

-¿A qué?...-lo miré sabiendo que no se iría hasta que le respondiera-

-A escapar de Elias, me ayudó a huir de él cuando salí corriendo de la casa...-me miró confundido- Ustedes no estaban, él los había enviado por la mercancía nueva, esa mañana Elias estaba con sus amigos, estaban bebiendo; yo me levante, dije algo que no debí y...Elias estuvo de acuerdo en que uno de ellos abusara de mí...

Mi corazón se acelero al recordar aquel suceso, mi nariz comenzaba a escurrir, la mano de Ryan acarició mi cabello sin decir nada.

- Gracias al cielo no lo logró, yo lo golpee y salí corriendo, llegue a un bar donde lo conocí a él, Ian me sacó de ese lugar porque Elias literalmente estaba poniendo el lugar de cabeza...-aclaré mi garganta- Me llevó a su departamento, cuidó de mí, me hizo sentir como nunca me había sentido, con él no tuve miedo, me sentía querida, aceptada y sobre todo, libre...

-¿Entonces, cómo volviste aquí? ¿Elias te encontró?...-negué con la cabeza mirando al cielo-

-No, yo regresé por voluntad propia...-me miró sorprendido- Sabía lo que pasaría si no regresaba, Ryan; no tuve otra opción...

-Ay, Abril...-suspiró mirando el césped-

-Por favor, no le digas nada de esto a Elias...-le suplique con la mirada y el negó con la cabeza rápidamente-

-Jamás, lo juro...-me sonrió de lado-

-Gracias, Ryan...-sonreí mirando nuevamente el cielo-

El resto del día paso tranquilo, Elias llegó por la noche y se encerró en su estudio, después de aquella plática con Ryan, no volví a verlo en toda la tarde.

Después de darme una ducha con agua tibia, seque mi cuerpo y me puse la pijama. No pude evitar verme al espejo, ella ya no era yo, ya no soy la misma de antes, mi cuerpo está más delgado de lo normal, mi pijama me quedaba floja, con un nudo en la garganta me fui a la cama y me puse bajo las mantas.

Al poco tiempo la puerta se abrió, sentí los pasos de Elias por la habitación, oí como se deshizo de sus botas y las lanzó al suelo.

La cama comenzó a hundirse, inesperadamente fui girada, Elias puso sus piernas a cada lado de mis caderas, su respiración era anormal, algo andaba mal.

-¿Qué sucede?...-gruñó furioso ante mi pregunta-

-¿Que hacías muy junta con Ryan?...-exigió mirándome furioso- ¡Responde!

-Yo; no estábamos haciendo nada malo, lo juro...-apretó su mandíbula-

-Jorge me dijo que en todo el día estuvieron muy sospechosos, no mientas más maldita zorra...

-Eso no es verd...-me dio un puñetazo en la mejilla, la mitad de mi cara punzó mientras que mi boca comenzaba a sangrar- Auch! ¡Eres un maldito desgraciado! ¡Te odio!

Otro más, las lágrimas se resbalaron por mis mejillas, empujé a Elias con todas mis fuerzas, él al instante se levantó de la cama.

-¿Por qué me tratas así?...-grite al borde de las lágrimas- ¡Por Dios, soy tu esposa!

-Eres mía y puedo hacer lo que quiera contigo, para eso pague por ti...-escupió furioso, sus hombros subían y bajaban rápidamente-

-¡Callate! ¡Eres un jodido enfermo, te odio, y mil veces te odio!

Sequé bruscamente mis lágrimas y salí de la habitación con pisadas fuertes; bajé corriendo las escaleras y al salir busqué con la mirada a Ryan.

Estaba lavando la camioneta, sin mirar atrás me acerqué a él, al percatarse de mi presencia me sonrió.

-¿Que tienes, Abril?...-su sonrisa se borro al verme llorar-

-S-solo, sacame de aquí, por favor...-sin esperar su respuesta subí en el copiloto y el también subió segundos después-

Encendió el motor, justo antes de que arrancara Elias salio de la casa y se quedo viendo como avanzaba la camioneta.

"Heridas Ocultas" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora