Heinkel He 111

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Antón Zearsolo Loroño, conocido en media Alemania como Anton Heinkel, en referencia al bombardero de la Luftwaffe, se enfrenta en el ring a un boxeador húngaro que le saca veinte kilos de peso. En su rincón, Juan Mari lo abanica con un periódico plegado y hace como que le da instrucciones.

En realidad Juan Mari no tiene ni idea de boxeo, y Antón tiene menos estilo que un cojo bailando un tango, pero su físico se desarrolló mientras ayudaba a su padre a subir ovejas a un camión y transportar canales de vacas del almacén de la carnicería al puesto de venta, así que los alemanes llaman a sus puños bomben.

Tras seis meses en Alemania, Juan Mari habla un alemán muy fluido, y ha tenido opción de conversar multitud de veces con Ernest Kauffmann, máximo mando del campo de concentración. Su relación ha mejorado muchísimo desde que Juan Mari explicó a los nazis cuál era tanto su procedencia como la de Antón, los muy ignorantes se mostraron muy dispuestos a creer que los vascos son los verdaderos ancestros de las razas europeas actuales, la raza más pura al oeste del continente, nada que ver con los degenerados del este, gitanos, pérfidos judíos y demás chusma.

Así Juan Mari y Antón pasan de ser carne de cámara de gas, a ser poco menos que unos superhéroes cavernarios que portan los genes que hacen a los verdaderos europeos tan superiores al resto de seres humanos. Es lo que tiene el nazismo, que para formar parte de él hay que ser muy bobo, un ignorante integral o más malo que una sarna en el escroto.

Los nazis incluso han aprendido frases en euskera, las corean mientras Antón hace caer el tonelaje de sus bomben sobre los rivales que suben al ring.

─Sasikume ustel bat naz!─ grita un cabo primero convencido de estar diciendo "¡rómpele la cara!".

Lo que en realidad dice es "¡Soy un podrido hijo de puta!".

Antón los mira, sonríe y pide más elevendo los brazos. Los nazis, ayudados por el alcohol, se calientan y gitan cada vez más fuerte.

─Sartiztezue palu bet eperditiiiik! ─"¡Metedme un palo por el culoooo!"

Hire andriek gaztaine uletsue jekok!─ "¡Tu mujer tiene la castaña peluda!"

El húngaro conecta un directo sobre la nariz de Antón, al que siguen un par de golpes sobre el hígado. Antón recula, el húngaro avanza confiado y recibe con el lateral de la cabeza el antebrazo derecho de Antón, lo que le hace desplazarse lateralmente y chocar contra las cuerdas.

─Potrozorriz jositte nauuuuu!─ "¡Estoy plagado de ladillaaaaas!"

Según vuelve, el húngaro ve acercarse un enorme guante. Trata de voltear la cabeza, y recibe el golpe en la oreja. A partir de ese momento, lo único que escucha por ese lado es un agudo pitido.

Juan Mari mira a Ernest Kauffmann, quien se levanta de la silla, adelanta la copa de champán y grita enfervorecido:

─Ebai potroak Führerrariiiii!!!─ "¡Cortadle los huevos al Führeeeeer!"─ Pekorotza agoaaaaaan!─"¡Estiércol en la bocaaaaa!"

Antón noquea al húngaro, y todo el personal presente, unos quinientos nazis, corean:

─Hitler susterbako! Hitler susterbako!─"¡Hítler insustancial! ¡Hítler insustancial!"


El Camaro DestartaladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora