Capitulo X: Destinos.

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Era una tarde de sábado, Choromatsu estaba en la cocina tomando un vaso de agua, sentía como si su alma hubiese abandonado su cuerpo, inexpresivo, deprimido y aburrido, miraba a su madre regresar del trabajo y sentarse en uno de los taburetes cercanos a la cocina, dejando su bolso sobre la mesa y suspirando de cansancio.

—Choromatsu, ya que estas ahí, sirve de algo y tráeme un vaso de agua. —Dijo su madre agotada.

Él obedeció, dejo su vaso y sirvió otro para su madre, se lo dio y se sentó en frente de ella, tomó el agua y respiro profundamente, a pesar de estar cansada no se notaba en lo absoluto, eso era la costumbre del trabajo, saber fingir muy bien el estrés u cosas similares, la imagen es lo más importante de alguien con influencias.

—Mamá... ¿Yo alguna vez he llorado? —Preguntó repentinamente.

—¿Eh? ¿A que viene esa pregunta? —Preguntó tras dar un ligero respingo. —No... Creo que nunca haz llorado, al menos en frente de mí. —Contestó a medias.

Choromatsu no dijo nada más y regresó a su dormitorio, dejando a su madre confundida ante la extraña pregunta, ya se había percatado de que su hijo estaba siendo muy extraño durante esos últimos días, así que decidió tomar cartas en el asunto como toda buena madre haría.

—Vístete, irás a una reunión conmigo. —Agregó la madre.

No contestó, pero su madre sabía que no podía negarse, una orden de un superior debe ser cumplida, no importa que, Choromatsu subió a su cuarto y busco el atuendo indicado, sabía a donde iban a ir, así que se decidió por algo fresco.

Unos minutos luego, ambos estaban en el auto, su madre conduciendo y hablando por teléfono mientras tanto, Choromatsu miraba desinteresado por la ventana, iban a ese lugar de siempre, el campo de tenis, ¿Por qué? Porque a los empresarios les gustaban los deportes algo aburridos, era como un tipo de tradición.

La cancha era bastante grande, hasta tenía lugares privados donde podrían quedarse y como era sumamente bien cuidada el precio no podía pagarlo una persona común y corriente, eso era algo que él también detestaba, ¿Por qué pagar exageradamente por algo cuando se tienen cosas más económicas y de la misma calidad? Solo por presumir que se tiene mucho dinero, quizás.

Llegaron bastante pronto, la cancha estaba algo salida de la ciudad, donde nadie pudiese molestar, ni siquiera el sonido de los coches andando por allí, solo seguía un bosque que si seguías de largo, llevaba a otra ciudad vecina.

El encargado saludó a su madre, conocidos desde tiempos inmemorables, Choromatsu se adelantó para ir a sentarse a su lugar de siempre a esperar a su madre y a la competencia, miraba el paisaje aburrido, recordando todas esas veces que había venido de niño.

—¡Oh! ¿Tú eres Choromatsu? —Preguntó una voz masculina.

Cuando volteo, tuvo que poner su mejor cara, "las apariencias son lo más importante" pero quizás esa sonrisa no la iba a poder mantener por demasiado tiempo.

Un hombre alto, aparentemente mayor de cabello castaño, con un traje de color café claro con lineas de un mismo color más oscuro, tenía una sonrisa que le daba un poco de desconfianza, en los lados de su cabello tenía un corte de forma recta, unas pequeñas canas que se notaban debajo de la misma, Choromatsu estrechó su mano, cosa que no hizo más que inculcarle miedo y desconfianza, sus manos eran frías y eso nunca era buena señal.

—Imaginó que tu madre ya ha llegado. —Agregó. —Mi nombre es Tougou, un placer.

Tras decir su nombre, entro al edificio principal de 2 pisos, era como una pequeña cabaña donde servían comida y bebidas para pasar el tiempo, él se quedo viéndolo hasta que lo perdió de vista, su rostro se le hacía familiar por alguna razón, su corazón se aceleró al verlo también, pero era por el miedo infligido.

—Que coincidencia, ¿No? —Dijo una voz familiar.

Cuando escuchó esa voz, Choromatsu temía lo peor, era él, como no, reconocería su voz en cualquier parte, pero esta vez no iba a poder hacer mucho, no con su madre presente y Tougou, ¿Verdad? Trataba de apoyarse en eso.

Volteo a verlo para encontrarse con algo curioso que le provoco un escalofrío inmenso que le recorrió de la cabeza a los pies..

Una mancha de sangre cerca de su mejilla, la cual inmediatamente limpio tras llamar la atención de Choromatsu, dejo ver su sonrisa de siempre y se acercó.

Esta vez vestía diferente a lo usual, una sudadera negra con sus pantalones de siempre, pero esa sudadera... Hacía que de alguna manera, destacase el color de sus ojos.

—Parece que el destino quiere que esté contigo. —Dijo entre risas.

Puso su brazo en su espalda, obligandolo a caminar hacia un lugar un poco alejado de allí, más específicamente a aquel bosque detrás de ese lugar, ya rodeados por los árboles, Osomatsu se sentó sobre un tronco, mientras que Choromatsu lo miró indiferente.

—¿No vas a decir nada? —Preguntó Osomatsu.

—... ¿Por qué mataste a Hyun...? —Preguntó mirándolo fijamente.

—¿Uhm? Porque era un estorbo.

—¡Él no te había hecho nada! —Grito furioso.

—¡HEY! No me levantes el tono, niño listo. —Ordenó con una seria expresión. —Mira, Choromatsu. —Agregó y se levantó.

El mayor se acerco a su oído derecho, como aquella vez en que le influyo el miedo por primera vez.

—No te voy a dejar ir... —Susurro y se alejo un poco. —¿Y sabes por qué?

—...

—No... No lo entiendes... Jamás no entenderás... —Agregó y se volvió a sentar. —Nadie lo puede entender...

—¿Por qué no me mataste esa vez? —Preguntó nuevamente.

Probablemente, hubiera sido mejor que no preguntase eso, pero... Choromatsu quería saberlo, necesitaba por lo menos, resolver esa incógnita, si realmente no iba a matarlo ahora... Por lo menos quería saber el porque.

Ámame hasta los huesos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora