Capitulo XXXVI: Te encontré.

535 95 19
                                        

—¿Piensas decirle algo? —Preguntó una de las chicas que caminaba a su lado.

—¿Acerca del regalo? ¡Para nada! —Contestó el Todomatsu intentando sonar molesto.

—Pero si hasta le dejaste una firma... —Agregó la otra pelinegra.

—¡Sí, pero para que me lo agradezca! No lo hice por nada en especial... Yo solo... Lo veía un poco decaído últimamente asi que... —Susurro.

—¿Qué dijiste? —Preguntaron al unísono.

—¡Nada! A ustedes no les incumbe.

Horas atrás en otra parte...

Choromatsu P.O.V

El sol se estaba ocultando, escuchaba los pasos de los demás que se esparcían lejos del instituto, una voz me llamaba a lo lejos, una voz femenina, no presté atención la ignoré; esa tarde había despertado en la enfermería... Pero me sentía diferente, me sentía vacío, quizás porque ahora lo entendía todo.

Nada me importaba realmente, era como si no tuvieras nada... Como si fueras una simple brisa que se pasea por ahí alrededor de gente que no te importa, ni siquiera sabes a donde vas, solo te dejas llevar.

Llegaba a la casa, no me molestaba en apurarme, entré y me quité los zapatos, estaban los tacones de mamá y los zapatos cafés de papá, imaginaba que ambos iban a esperarme en la sala para preguntarme: "¿Cómo te fue hoy, cariño?" No, que estupidez, jamás pasaría algo así... Ellos no son mis padres después de todo... ¿No?

—Termina con esto. —Resonó mi propia voz en mi cabeza.

¿Qué quieres decir con "Termina con esto"? ¿Quieres que me suicide? ¿Quién te entiende, Choromatsu?

—Hehehe... —Reí nervioso.

—Choromatsu... ¿Eres tú? —Preguntó mi madre desde la sala. —¿Puedes venir un segundo?

No tuve que contestar, solo ir hacia ellos, ambos parecían haber concordado los horarios para reunirse conmigo, tenían la ropa del trabajo después de todo...

Me senté.

No hice más que mirar a mis propios pies, iban a decirme algo, ¿La verdad o una mentira?

—Termina con esto. —Repitió.

El silencio me hizo escuchar a mi padre tomar aire para decir sus palabras, no quiero, no quiero escuchar más mentiras... ¿Realmente puedo terminar con esto? ¿Puedo levantar la alfombra y quitar el polvo que estaba debajo?

—¿Me van a decir que soy adoptado? —Pregunté directamente sin fijar mi mirada a ninguno de ambos.

Imaginaba que ambos se miraron sorprendidos, ahí levante la mirada, se veían nerviosos pero parecía que había acertado, no pude evitar sonreír levemente, es como si un pequeño peso se quitara de mis hombros pero...

No quiero...

No quiero más mentiras pero tampoco quiero ser un infeliz...

¿Qué quiero...?

¿Vivir como un ignorante feliz?

Probablemente.

—Olvidenlo... Fue una broma. —Sonreí y me levanté. —Iré a darme un baño.

—Espera. —Dijo mi padre antes de irme. —Por favor... Escúchanos. —Suplico y obedecí.

Me volví a sentar, pero los miré fijamente esta vez, mi madre parecía que no iba a decir nada, supongo que estaba consciente de que cada vez que habla lo arruina todo, siempre lo arruina... Pero ese no es el punto ahora.

Ámame hasta los huesos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora