Capitulo II: El chico de los ojos rojizos.

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El receso había comenzado, todos los estudiantes de la clase 2-B se iban a almorzar a la azotea o en el patio interior, Choromatsu saco su bento y lo puso sobre la mesa.

Esta vez se trataba de arroz, salchichas con sus formas de pulpo, un huevo cocido, trozos pequeños de zanahoria y atún, ese almuerzo al contrario de los demás, se veía sumamente bien preparado, los huevos estaban cortados de manera que la parte superior del mismo mostraba la yema con forma y cortada de... ¿Un pollito? A Choromatsu le daba algo de pena que alguien lo viese así que comenzó a comerlo algo apresurado.

—No era necesario que hiciese tanto... —Dijo en voz baja.

—¿Tú mamá te hizo de más? —Preguntó una voz masculina.

Choromatsu dio un sobresalto al escucharlo, se trataba de un chico alto, de cabello algo alborotado, castaño (aparentemente teñido) de ojos color cafés.

—¿Eh? No... Me refiero a que es un gesto un poco exagerado agregarle todas estas formas... —Contestó ya un poco más tranquilo.

—¡Pero si se ve muy bien! A propósito, soy Hyun Park. —Agregó el castaño. —Te vengo a dar la bienvenida.

—Ah, muchas gracias. —Dijo con una sonrisa. —¿Es extranjero? Me dan ganas de preguntar pero creo que sería de mala educación. —Pensó.

—Que raro que te transfieras justo unas dos semanas después del inicio de clase... ¿Tenías problemas en tú otra escuela?

A Choromatsu le incomodaba un poco que el chico tomase demasiada confianza tan rápido, pero de cierta forma también lo hacía sentir bienvenido y aceptado, aun que fuese por una sola persona.

—Algo así... —Contestó a medias.

—Ya veo... ¿Quieres almorzar afuera? Hay un mejor ambiente de lo que parece, aquí no suele quedarse nadie.

—Uhm... Bien.

Ambos salieron afuera, a pesar de que Choromatsu creía que irían al patio interno acabaron llendo a la azotea, pero de todas formas no estaban completamente solos, había varios grupos allí almorzando.

La azotea era realmente amplia, con 4 puertas de salida y obviamente entrada, todas estaban conectadas hasta el mismo punto, en el medio de la azotea había un gran espacio cubierto por vallas para evitar accidentes, desde allí podía verse el patio interno y a las personas que estaban allí.

De uno de los lados de la azotea, había una "Torre" que era una sala sumamente pequeña sin ventanas y con una puerta imposible de abrir donde estaba el reloj de la escuela, todos los bordes de la azotea estaban cubiertos por vallas.

Choromatsu se sentó en el suelo repoyado en la pared de la pequeña torre del reloj, con las piernas cruzadas, ahí comenzó a comer tranquilamente mientras Hyun se sentaba a su lado con una lata de gaseosa.

—¿No vas a comer nada? —Pregunto Choromatsu.

—Estoy a dieta. —Contestó.

—Pues si realmente estas a dieta, deberías evitar tomar esa gaseosa.

—Es baja en calorías.

El pelinegro volteo los ojos hacia el cielo al escucharlo, pero no se molesto ni tampoco se metió en sus asuntos alimenticios, simplemente siguió con lo suyo.

—Oye... ¿Conoces a... Osomatsu? —Preguntó curioso.

Hyun lo miró de manera extrañada, se llevo una mano al pecho haciendo una pose un tanto graciosa para el pelinegro, pero no rió ante eso.

—¿Osomatsu Matsuno? —Contestó con otra pregunta.

—Ehm... Creo que sí... —Agregó algo inseguro.

—¡¿El chico alto de cabello oscuro y ojos rojizos?! ¡¿Ese Osomatsu Matsuno?! —Pregunto otra vez.

—Sí, ese mismo.

—En realidad no sé porque dije eso si es el único Osomatsu Matsuno en todo el instituto... De todas formas... Sí, lo conozco, de hecho, todos lo conocen, ¿Por qué preguntas? ¿Te ha hecho algo?

—No... Es solo que me encontré con él cuando llegué... Me pareció un poco extraño que no estuviese en clases y que de hecho se comportase como se le diera la gana.

—Oh... Choromatsu te digo desde ahora... No lo provoques.

—No lo he provocado.

—Aún así, que ni siquiera se pase la idea de molestarlo por tú cabeza, ¿Oiste? Una vez que él te tiene de objetivo... No te dejará ir hasta acabarte.

—No creo que sea tan malo... Quizás estas exagerando.

—¿Exagerando? ¿Es exagerar que un chico se suicide por su culpa?

Choromatsu tragó saliva al escucharlo, se sorprendió mucho al escucharlo, quizás si era algo muy grande, pero aún así, le costaba creer que un simple bully ocasionará algo así... Quizás... Solo fue un malentendido o una de las tantas gotas que lleno el vaso... Quizás era alguien con problemas y que él lo molestase lo empeoraba un poco más... Intentaba llenarse la cabeza de excusas para no temer.

—De todas formas, tu sigue tu vida y nunca lo molestes ni le digas nada... Tampoco actues de tales formas con él... Básicamente... No llames su atención. —Agregó.

—Aún pienso que exageras. —Contestó omiso.

—Bueno, no me creas... Pero cambiando de tema... ¿De dónde vienes?

La conversación un poco pesada se acabó volviendo más amena, haciendo que Choromatsu olvidase las palabras anteriores para concentrarse en las cosas nuevas, de todas formas no lo tomaba como algo importante.

La tarde pasó bastante tranquila, Choromatsu sintió que hizo un nuevo amigo, en su escuela anterior tenía más amigos, pero de todas formas, con uno era suficiente, de todas formas tenía mucho tiempo para hacerlos.

Ya en el horario de salida, se despidió de Hyun y se quedo guardando sus últimas cosas, la luz del sol entraba por las ventanas, tiñiendo los salones de colores cálidos anaranjados y amarillos.

Era una linda vista desde el segundo piso, así que se quedo contemplando unos breves segundos, cuando menos lo espero, escucho dos toques en la puerta, al voltear se encontró con él de nuevo.

—¿Ya te vas? —Preguntó Osomatsu con una sonrisa.

Choromatsu hizo caso al consejo de Hyun y lo ignoró, paso delante de él, pero apenas puso su pie fuera de la puerta, Osomatsu lo detuvo poniendo su mano en su hombro.

—No contestaste mi pregunta. —Agregó.

—Sí. —Contestó cortante.

—¿Cómo te fue en tú primer día...? ¿Hiciste amigos y esas cosas?

—Eso no te incumbe. —Contestó y quitó su mano de su hombro molesto. —Y déjame en paz, ¿Quieres?

Él se fue rápido, bajo las escaleras, llego al los casilleros y se cambio los zapatos tan rápido como pudo y se marcho a paso rápido.

Sintió como su corazón se aceleraba del miedo que lo dominó, pero el se mantuvo fuerte al último momento, Choromatsu no era un idiota y no iba a dejar de ser quién es por miedo.

Mientras que arriba seguía Osomatsu, mirándolo irse por la ventana.

—No le he hecho nada y aun así se molesta... Que poco amable. —Se dijo a si mismo.

—Osomatsu... ¿Nos vamos? —Preguntó una voz masculina.

—Sí... Tenemos cosas que hacer hoy.

Ámame hasta los huesos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora