Comencé a preparar mi maleta para irme una semana con mis padres. Parecía que me iba al infierno, no ese sitio seria mejor.
No sabia que ropa guardar, asi que un par de vaqueros y un pijama. Y camisetas casi se me olvidan.
El pijama es importante, no creo que salga de mi casa mucho, o eso espero.
Cuando me llamo mi padre, al principio había pensado que me quitarían del internado, menos mal que no es así.
Solo es una semana, tu puedes Jaebum.
-Lo siento por no estar en la semana.-le dije a Youngjae, quien me observaba triste desde su cama.
-No tienes que disculparte-me sonrió, ¿Qué quiere que me derrita aquí?-oye, ¿tienes mi numero de teléfono, no? Pues puedes enviarme mensajes cuando quieras y también llamarme si quieres.
-Claro, me encantaría hablar... con un amigo-le conteste- espera, ¿podrías avisar a los demás que me voy? no tendré tiempo para despedirme.
-Claro, no hay problema.
-Muchas gracias Youngjae- sin darme cuenta, por inercia, lo abrace.
Él se sorprendió pero no dijo nada. Igual me correspondió al abrazo
-Lo siento, necesitaba un abrazo. Algún día te explicare, como son mis padres.
-Oh, no importa, cuando quieras me lo cuentas.
Cerré mi maleta y me volví a girar hacia Youngjae. Él se levanto de la cama y me sonrió.
Esta vez él me abrazo.
Yo sin dudar le correspondí. Me encantaba tenerlo tan cerca. Olía tan bien, sentir su calidez, podía estar todo el día así, pero ya era demasiado tiempo un simple abrazo.
-Un abrazo largo para toda la semana- me dijo sonriendo mientras nos separamos.
No pude evitar sonreír.
Me despedí de Youngjae y salí de la habitación.
Lamentable necesitaría mas de un abrazo largo para soportar toda esta semana. Resumiéndola en gritos y peleas, además de cualquier cosa que quieran mis padres.
Mas salir del internado, vi el coche de mi padre, por suerte él no conducía, si no un chofer.
Mi familia es asquerosamente rica, y gracias a ello puedo estar este instituto. También gracias que mis padres no me quieran allí.
-Buenas tardes, señor-me saludo el chofer.Me abroche el cinturón de seguridad.
-¿Cuantas veces te he dicho que no me digas señor? No soy tan mayor.
-Señor, el año que viene serás mayor de edad, además de que empezaras a manejar la empresa, debo llamarte así. Lo siento, señor.
Suspire.
Se que mis padres le obliga que siga el protocolo sin saltarse nada. Pero ya es costumbre esta conversación entre nosotros.
Observe todo el camino por la ventana, hacia tiempo que no veía el paisaje de este lugar. Era bonito, hasta que vi mi casa.
Ahora empezaba mi verdadera pesadilla. Espero que cuando vuelva, Youngjae me recuerde y todo este sufrimiento habrá valido la pena.
Si no... no se que hare conmigo. Darme un golpe en la cabeza y olvidar también, quizás sea lo mejor.