Cap XI

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Abrí los ojos abruptamente incorporándome sobre mis rodillas, restregué mis ojos arduamente sintiendo como ardían al contacto y observé a mi alrededor. Seguía en el baño de la habitación. Sentí la sensación de algo seco y textura dura sobre mi nariz y boca, dejándome desconcertado. Eché un vistazo a los azulejos del piso viendo como uno particularmente tenía un charco de sangre, aunque gran parte de ella ya estaba seca.
Tocando aún mi nariz me levanté a observarme al espejo. ¡Era un desastre!. Tenía sangre seca por todo mi rostro y aún estaban presentes las heridas de ayer. Abrí el grifo de la ducha y decidí internarme en ella bajo el torrente de agua casi quemándome la piel. Tomé el jabón y junto con una toalla comencé a pasármelo fuertemente por el cuerpo, dejando mi piel de un color rosado.
Suspiré.

No fue real.
No lo era.

Después de un rato decidí apagar la llave, tomando una toalla y envolviéndola en mi cintura decidí dirigirme hacía la habitación. Todo el cuerpo me dolía y tenía raspones y hematomas sobre todo el cuerpo.
Saqué una mudada de ropa y justo cuando comenzaba a vestirme, la puerta de mi habitación se abrió lentamente.

De forma paranoica me pegue hacia la puerta del armario y sostuve la respiración al escuchar pasos lentos comenzar a entrar.

¿Hola?-. No parecía la voz de Tami... parecía la voz de un niño.

¡El niño!

Me removí de la superficie de la puerta y me mostré frente a él sosteniendo la toalla contra mi.

Hola-. Me miró instantáneamente al escuchar mi voz, aunque hubiese sido en un tono bajo. Sonrió levemente al verme y camino hacía mi cama, subiéndose en ella.

Yo-. Jugó con sus dedos mirándome tímido y movió su mano haciendo el gesto para que me acercara-. Gracias por salvarme de nuevo-. Lo miré desconcertado.

Yo... no te conozco-. Le aclaré acercándome distraídamente. Me miró por unos instantes de forma dudosa y negó suavemente.

¡Eres como un héroe!-. Gritó riéndose y saltando hacia mi envolvió su brazos sobre mi cuello y sus piernas sobre mi torso. Lo miré sorprendido y no pude evitar sonreír.- Te hice el desayuno-. Se mordió el labio levemente y se sacudió para que lo soltara. Lo miré preocupado.

¿Tú?-. Esperaba no encontrarme con algún desastre en la cocina-. ¿Por que no le dijiste a Tami?-. El me miró serio por unos momentos y se encogió de hombros.

¿Quién es Tami?-. Me tomó de la mano y comenzó a salir de la habitación caminando conmigo, solamente en ropa interior.

La chica de ayer, la que entró contigo-. Aclaré y el negó con la cabeza pasando por el pasillo.

Yo entré contigo-. Lo miré incrédulo, me detuve abruptamente y el se detuvo de igual manera mirándome expectante.

No, Tami estaba aquí, lo recuerdo... ¿o se fue antes?-. Suspiré frustrado intentando recordar las acciones de ayer.- Ella vino y...- comencé a murmurar antes de que el niño me sacara de mis pensamientos nuevamente y me empujara a la cocina.

Entré observando dos platos hondos con dos cucharas saliendo de ellos y muchas gavetas abiertas de forma desordenada. Reí suavemente.

Me encanta el cereal-. Lo miré sonriendo, hasta que recordé-. Gracias pero-. Me miró con una expresión intrigada-. Creo que debo llevarte con la policía-. Negó.

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