Cap XXVII

207 36 5
                                    

Aeglos pasó un algodón humedecido con alcohol sobre mi frente haciendo que siseara suavemente y en mi boca se formaba un pequeño puchero. Ambos nos encontrábamos sobre el piso, uno frente a otro y Ered se encontraba descansando todavía sobre el sofá. Él rió suavemente ante mi expresión y pasó por última vez el algodón antes de  tomar un pequeño sobre y comenzar a desenvolverlo. Al saber que encontraría lo mire expectante.

¿Banditas con pasteles, enserio?-. Rió sonoramente haciendo que sintiera un poco de vergüenza y un poco de diversión por lo que le di una una pequeña patada.

Estaban en rebaja y son algo lindas-. Me defendí en cuanto sentí que la colocó en mi frente para darme un pequeño golpe después.-¡auch!-. Susurré irritado y él todavía sonreía.

¿Qué tipo de pastel es, uh?-. Se burló de nuevo mientras yo rodaba los ojos y antes de que pudiese responder se levantó recogiendo todas las cosas usadas para tirarlas en la basura. Lo esperé con las brazos cruzados y en cuanto me vió volvió a reír suavemente dándole un rápido vistazo a Ered para luego detenerse un poco a verme.- ah... a veces se me olvida que solo tienes veinticuatro años-. Murmuró.

Es una buena edad-. Me quejé encogiéndome de hombros y el se acercó nuevamente.

Eres muy joven, casi un bebé entre nosotros-. Tocó un mechón de mi cabello y yo negué indignado.

No es mi culpa que sean unos fósiles-. Le sonreí para después enfocarme en su brazo y notar una pequeña herida sobre ella. Tomé su brazo y lo miré con detenimiento, sintiendo como se fruncía mi ceño.- ¿estas bien?-. El asintió felizmente.

No te preocupes dulzura-. Lo miré un poco impresionado por unos momentos sin saber que decir exactamente. El me miró picaresco antes de tomarme por la cintura y sentarme sobre su regazo mientras yo me removía, sonrojándome discretamente.- vamos, quiero verte intentando liberarte de alguien como yo-. Sonrió engreídamente.

¿De dónde viene eso de "dulzura"?-. Le pregunté, ignorando lo que había dicho después, porque ya me había rendido. Coloqué mi cabeza debajo de la suya sintiéndome repentinamente nervioso.

Ya que te gustan los pasteles, te diré dulzura-. Besó mi oreja y yo intenté relajarme ante su acción, y de alguna manera acomodarme.

Mi pastel favorito es red velvet-. Le expliqué sin razón alguna comenzando a jugar con sus dedos de forma inconsciente.- lo cual... admito si es dulce-. Reí nerviosamente.

Mhh nunca lo he probado-. Me volteé sorprendido y le di un golpe en el pecho de forma incrédula.

No puedo creerlo, ¿qué esta mal contigo?-. El me miró confundido y luego rió.

Bueno antes no existía ese pastel y últimamente no he probado nada nuevo-. Se encogió de hombros y bufó-. Lo que ustedes comen ahora no me da confianza para nada-. Negó de forma exagerada-. Más ese Red velvet del que hablas-. Me molestó tocando levemente mis costados, haciendo que me retorciera un poco debido a las cosquillas.

No hagas eso-. Reí-. El red velvet es fabuloso, algún día puedo preparar un poco para ti... si quieres-. Me sentí un poco tímido al decir eso y volví a colocar mi cabeza abajo de la suya.

¿En serio? Si es así entonces si lo probaré-. Me alentó besándome el cabello y me removí un poco.

Es raro... que hagamos esto-. Murmuré ansioso y era verdad, nunca había estado con hombres ¡jamas! Y ahora no solo estaba con uno si no que parecía que estaba con dos. En verdad estaba tratando de acostumbrarme a la idea pero habían momentos donde no sabía como reaccionar.

SaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora