XxXV

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Adrián-. Escuché mi nombre a mi espalda y desvié la vista de la TV. Me removí dentro de la cobija que me cubría completamente y esperé a que ambos chicos aparecieran.

¿Uhm?-. Murmuré esperándolos y luego dirigí mi vista hacia la TV, riendo un poco ante la escena que se mostraba.

¿Cómo te sientes dulzura?-. Sentí como Aeglos depositó un beso en mi mejilla y sonreí de lado sin prestarle mucha atención.

Estoy bien, he vomitado algún par de veces pero la nausea ya está calmándose-. Murmuré escondiéndome un poco sobre la cobija, no me gustaba sentir esa vulnerabilidad cuando hablaba de ese tema.

¿Si?-. Giré mi cabeza rápidamente al escuchar la voz de Ered, no me había percatado que estaba allí. Se acercó sonriéndome y suspiré complacido al verlo. Tratando de suprimir mi sonrisa y que vieran el calor que estaba formándose en mi mejilla, volteé mi cabeza nuevamente. Ered me tomó desde abajo con todo y cobija, tomándome sin esfuerzo y colocándome encima de él. Extrañamente me sentí mejor al tener contacto con Ered y me acurruqué sobre él.

La visita ya se fue ¿verdad?-. Pregunté curioso. No habían dejado que me acercara mucho a la visita, puesto que eran lobos así que solían ser un poco... agresivos.

Mjm-. Aeglos tomó uno de mis dedos del pie y lo estiró levemente dándome cosquillas. Comencé a reír tratando de soltarme empujando sus manos.

Suéltame, no es gracioso-. Me removí viendo su sonrisa y reí sobre el cuello de Ered tratando de ocultar mi sonrisa y chillé cuando lo jaló más fuerte.- basta-. Lo miré serio tratando de comprimir mi sonrisa y bufó rodando los ojos dejando mi pie en paz.

Déjalo ya-. Murmuró Ered besando mi frente y asentí junto a él rondándole los ojos a Aeglos. Volví mi atención hacia la TV y suspiré.

¿Qué dijeron los lobos?-. Pregunté.

Dijeron que estaba bien, nos deben unos cuantos favores, y somos bastante amigos. El alfa a encontrado su alma gemela, vinieron ambos-. Contó Aeglos suspirando. Les miré a ambos de reojo.

¿Se siente igual?-. Ambos voltearon a verme confundidos y yo rodé los ojos.

¿Qué cosa?-. Habló Ae mirándome curioso.

Las almas gemelas en los lobos, ¿son iguales a nosotros?-. Pregunté distraídamente para luego sobresaltarme-. Digo-. Balbucee un poco-. Me refiero a...-. Escuché la risa de ambos y rodé los ojos con las mejillas calientes.- basta de reír-. Murmuré. Ambos se detuvieron aún sonriendo y me miraron.

Bueno, es parecido, pero diferente-. Agregó Ered y yo fruncí el ceño sin entender.

¿Cómo?-. Presioné el tema, quería saber sobre este nuevo mundo mitológico.- ¿tienen conexión mental como en los libros?-. No iba a ocultar que había leído ciertos libros sobre los lobos, eran bastante populares.

Creo que no, es decir, si son seres mágicos pero conexión mental... suena bastante descabellado-. Ered habló en voz baja y Aeglos bufó.

Pueden convertirse en lobos, pero de allí a ser lectores de mente esa es otra cuestión-. Me miró incrédulo y yo reí levemente ignorándolo.

Pero si tienen una conexión muy fuerte con sus parejas y pueden olerlos bastantes kilómetros a la redonda. Son impresionantemente perceptibles a ellos.- en un movimiento rápido me tomó de la cintura colocándome encima de él, escuché como Ered se quejaba por lo bajo-. Claro que ser el alma gemela de elfos es muy parecido-. Se acercó a mi rostro pegando sus labios a los míos en un corto beso. Me separé sin nada que decir, todavía avergonzado.

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