"La explicación de mi locura."
Por supuesto que no pude dormir después de eso, mis sentidos iban a revoluciones incontrolables y no pensaba.
– Estoy bien, pequeña. – No lo estaba. – Solo fue una pesadilla. –
– ¿Quieres que te abrace? – Sí. No. Sí. Sí.
– Sí... -
– Eres como una niña. – Sonrió en la oscuridad. Soy una pésima hermana mayor.
– Solo cuando estás tú. – Se me escapó. – Así que no intentes decirle a nadie, eh. –
– Sabes que no, - besó mi mejilla. – así que duerme, yo te cuidaré. –
Si supiera lo que quiero hacerle, que no soy la hermana que conoció hace ya muchos años.
Llegue a la vida de Ange cuando tenía seis años, para entonces yo tenía trece años recién cumplidos, mi padre se casó con su madre y decidieron unir nuestras familias, así que no compartimos ningún parentesco sanguíneo. Desde el primer momento congeniamos bien, ella siempre fue una niña dulce, atrayente, con una sonrisa única y cálida, me sorprendí al ver sus ojos verdes, pues mi familia por parte de papá era latina, por tal motivo mis ojos color miel disentían con los de ella. Y me gustó eso desde el primer momento.
Ange era de piel porcelana y cabello negro, ojos verdes como mar cristalino y una que otra pequita en su rostro. Desde el primer momento en que la conocí, me prometí amarla y protegerla de todo. Pero eso se me salió de las manos.
Conforme la fui viendo crecer, mi manera de verla cambio, los años pasaban y mi mirada ya no solo se posaba en sus ojos y su hermosa sonrisa, ya no solo la celaba al jugar con otras niñas.
Al principio pensé que solo era que la quería más y no mentía, pero este querer ya no era de hermana, desde los dieciséis veo su cuerpo desarrollado, su trasero, sus pechos, la curvatura de sus caderas. La veo como una mujer.
Me abstuve de tener pareja porque me enamoré de ella y ahora no me puedo controlar.
Cuando vi que su amiga la ve con la misma mirada depredadora que tan de cerca conozco, hizo que me hirviera la sangre. No puede.
Nadie puede tenerla de esa manera más que yo.
– ¿Qué estoy pensando? – me carcajeó en mi locura, por supuesto que nunca podre tenerla de esa manera. Es mi hermana.
Sigo tomando mi té, son poco más de las cuatro de la mañana, no pude seguir con ella en ese cuarto con tan poco espacio. Sentía que me asfixiaba y mi cuerpo solo me daba dos opciones para desahogarme.
Me acurruco en el piso de la cocina pensando en su cuerpo; mientras me abrazaba, sentía sus pezones a través de la tela, su vagina en mis glúteos, su respiración en mi cuello y por un momento todo fue como en esos sueños recurrentes.
– Mmhh... -
Cuanto me odio por ser así. Por no ser la hermana que ella merece.
– Ange... ahh... Ange... - Su sonrisa, su mirada, su inocencia. Ella es tan pura y yo... yo quiero arrebatarle es pureza. Quiero corromperla. – Ahh, ahh... - Quiero hacerla mía.
La mañana llego con una calidez inexistente. La cocina entera mantenía ese olor delicioso a wafles con miel. La menor bajó al sentir el olor y apenas llegando a la cocina, rodeo a su hermana por la espalda, era mucho más alta que ella así que sus brazos le rodearon la cintura a la perfección.
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INOCENTE TENTACIÓN: La condena de lo prohibido
Short StoryL E S B I C O || El amor llega cuando menos los esperas y se instala en ti como un demonio eterno, dispuesto a torturarte con aquel amor. Amor que una vez vi inalcanzable. Y así parecía ser. Soy Ange Aragón y... Estoy enamorada de mi hermanastra. ...