Capítulo 010

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"¿Quieres ser mi novia?"


Llegamos al lugar, Charlotte ya imaginaba donde estaríamos, pero esa no era la sorpresa, pasó todo el viaje preguntándome y yo como buena que soy, le dije que no. Sorpresa es sorpresa.

Bajó del auto para estirarse, ya que fue un viaje de una hora, llegamos a tiempo para almorzar. Saqué la cesta del auto y la manta, cerrando la compuerta para encaminarnos al lugar que había apartado hace una semana.


– Es muy bonito este lugar, ¿Cómo sabías de él, amor? – No le diría que pasé como 22 días buscando lugares donde pedirle que fuera mi novia y fuera especial.

– Uhm... Lo vi en Facebook. – Sonreí.

– Déjame ayudarte. – Tomó la cesta, pero su plan era otro, cuando se acercó a tomarla, me robó un beso, quedándose más tiempo del normal para un "pico". – Amo tus labios. Soy Angeadicta. – Me guiñó el ojo.

– Eres una boba, ¿Sabías? –

– Pero así me amas, así que... Soy tu problema. – Comenzó a cantar. Le gustaba una serie llamada Hora de aventura y la parejilla lésbica que tenía.


La escuché cantar esa y otras más hasta que llegamos a un campo algo tapado por las hojas, a un lado había un hermoso lago, no había muchas personas, cada una estaba a unos 50 metros, tal vez. Por eso reservé este espacio.

Desdoblamos la manta y la extendimos a lo largo, poniendo en cada esquina una piedra. Saqué de la cesta, que, a decir verdad, era algo grande, una taza de plástico grande y cuadrada, adentro había puesto 20 sándwich de cuatro sabores distintos.

Saqué la hielera, donde venían los refrescos y sin que ella me viera, saqué una pequeña cajita y la escondí detrás de mí.


– Que bueno que trajiste mucha comida, cielo. – Sus ojos brillaban al ver el montón que traje, es que ambas comemos demasiado.

– También traje unas bolsitas de té y un termo. – Le mostré. – Sé que te gusta tomarlo por ahí de las 3 de la tarde. –


Su sonrisa se ensanchó. Punto para mí.


***


Comimos y disfrutamos mucho hablando, a veces se emocionaba hablándome de futbol y yo sin duda podía escucharla por la eternidad que no me cansaría, por el contrario, tras cada segundo desearía poder escuchar más y más.

Hacía ademanes mientras hablaba, yo sonreía por su historia y porque verla me hacía feliz, la tarde estaba cayendo de a poco, el momento se acercaba, solo debía esperar.

Cuando el sol empezó a tornar las nubes naranjas y rojas, me di cuenta que era la señal, era ahora.


– Char... - La interrumpí. – Yo... Quiero decirte algo. –

– Dime, mi amor, ¿Qué pasa? –

– Llevamos poco más de dos meses saliendo, - Comencé. – y cada día que pasa, cada día de mi vida siento por ti esto más fuerte, más irresistible e incontenible. – La miré a los ojos y los nervios me ganaron. Cálmate, Ange. – Te quiero. – Solté como si de aire se tratara. – Más que eso, te amo, toda mi vida te he amado y no necesito más días para saber que es así, todo lo contrario... yo... yo quiero estar contigo... por eso... por eso... - Dios, dame valor. - ¿Quieres... Quieres ser mi novia? – Saqué la cajita. Dentro de esta había dos cadenas de plata, una con un sol y la otra con una luna.

INOCENTE TENTACIÓN: La condena de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora