Capítulo 8 - Parte 2

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"No quisiera que se fuera, pero, no haberla correspondido hubiese sido peor."


PARTE 2.


Estaba recostada al marco de la puerta en silencio, observando a la chica de ojos verdes leer con lágrimas en los ojos aquella carta que con temblor en las manos sostenía con apenas firmeza, podría imaginarme lo que decía y no podría comprender mejor los sentimientos de aquella chica que una vez vino a mí con su mirada tenaz y dispuesta a encararme una verdad que a ella y a mí nos torturaba.

Nos habíamos enamorado de la misma mujer y pensar con quién podría quedarse la chica de ojos verdes era algo que no podíamos decidir lanzando una moneda al aire.

No me asustaba, pero si era consciente que ella tenía un fuerte punto sobre mí, yo era conocida como la hermana de Ange y ella, ella era la amiga. Marie se encargó de recalcarme y restregar por mi orgullo esa verdad.


[Tres meses atrás.]


"– Charlotte, ¿Tienes un momento? – Interrumpían mi té por ahí de las tres de la tarde.

– Claro, ¿En qué te puedo ayudar, Marie? –

– ¿Puedes venir conmigo? – La seguí sin decir nada, me llevó hasta un lugar algo apartado de las aulas, cerca del salón grande donde practicaban deportes. – Usted ya debe saber que yo me iré después de las vacaciones, ¿Verdad? –

– Correcto, pero, ¿A qué se debe el que me haya traído tan lejos? –

– A usted le gusta Ange, ¿Verdad? – Preguntó sin rodeos, sin titubear y con aquella voz que poco le faltaba para ser tan grave como la mía. No podía mentirle a alguien que sé, comparte este sentimiento.

– A ti también te gusta, ¿No es así? –

– Si, pero yo soy la amiga, mientras que usted es la hermana. –

– Pero no de sangre. ¿A dónde quieres llegar? –

– Solo quería recordárselo, porque pronto me iré de acá y sé que no volveré a ver su sonrisa, pero quiero asegurarme de que alguien la hará feliz. –

– ¿A qué quieres llegar, niña? – Decía exasperada, pues su arrogancia era notoria y mi orgullo no podía quedarse atrás.

– Justamente a eso. A que yo no estaré en su camino y si Ange la escoge a usted, más le vale hacerla feliz. –

– Tú no me dices qué hacer. –

– ¡No, pero lo haré esta vez! – Se acercó a mí. – Ange es mi vida... –

– Y la mía también, - La corté. – y daré todo de mi para hacerla feliz y si tengo que irme con ella a un lugar donde nadie nos conozca como hermanas, lo haré, pero tú no me dices qué hacer y mucho menos, cuando de alguien tan especial como Ange se trata. –

– Ahora comprendes, eso tenemos en común, Char. – Sonrió. – Ella es nuestro común. – En mi mente su perorata ahora tiene mucho más sentido, pero no lo iba a admitir. – Seré la amiga de Ange hasta irme de acá, así que dame eso. – Suspiró pesadamente. – Comprende estos sentimientos que tú tienes y dame ese tiempo. – Me miró a los ojos. - Ella no es un trofeo, solo te pido que me dejes hacerla feliz este tiempo y después de mí, la harás feliz tú... –"


Un sollozo me sacó de mis recuerdos, miré nuevamente la chica frente a mí y me acerqué a ella, me rodeó en un fuerte abrazo y lloró hasta tranquilizar sus sentimientos.


– Yo le gustaba. – Me dijo aun en mis brazos. – Sabes, no quisiera que se fuera, pero no haber podido corresponderle me hubiese dolido más. –

– Habrá alguien para ella, alguien especial. – Traté de reconfortarla.

– Lo sé, ella es perfecta para cualquiera. –

– ¿Para ti es perfecta? – Lo siento, son celos irracionales que no puedo controlar.

– Yo ya tengo a mi sol. – Me miró a los ojos y no creo poder contar las estrellas que por su mirar pasaron. – Tú eres perfecta para mí. –

– Y tú perfecta para mí, bizcochito. –

– Tienes hambre, ¿Verdad? –

– Si, pero de otra cosa. – Me agaché un poco para dar con sus labios, sabían dulces a pesar de las lágrimas, eran exquisitos.


Ange me sostenía de la cadera mientras yo acariciaba sus mejillas en aquel beso que poco a poco se volvía tormentoso, soltaba jadeos a cada nada, ¿Quién le enseñó a besar así?

En un movimiento rápido, me tendió en la cama y se puso sobre mí, se quitó la camisa dejándome sin aliento.


– Ange... - Soltaron mis labios ante el cuerpo de aquella mujer.

– Shhh, quiero disfrutarte un ratito. –

– Espera, espera... -

– ¿Qué? – Detuvo los besos que estaban aniquilando mi sentido de la razón.

– ¿Eres... virgen? –

– Si. –

– Nuestra primera vez no puede ser así. – Me levanté y me recosté al respaldar de la cama. – Me gustaría hacer algo especial. – Me ruboricé y la vi esconderse en mi cuello.

– No iba a hacerte el amor ahora, sabes. – Bufó un poco. – Solo iba a besarte para escucharte jadear. – Mi cara no estaba ruborizada, estaba roja, un tomate se me queda atrás.

– Yo... yo pensé que... –

– También me gustaría que fuera algo especial. – Se mordió el labio sonrojada. – Te quiero, Char. –

– Y yo te quiero a ti, mi Ange. – Le di un beso corto. - ¿Vamos a comer? –

– Sabía que tenías hambre, - Sonrió. – Vamos. –


...


"– Después de todo, llegara alguien que logre amarte de verdad. Te quiero, Marie. –"




No corresponder los sentimientos de alguien a quien aprecias mucho es un dolor algo... difícil de explicar, porque no quieres perder su amistad, pero tampoco puedes cumplir lo que su corazón desea y al final, terminas sintiéndote culpable.

Espero les haya gustado ambos capítulos y que los hayan disfrutado, espero sus comentarios, mis queridas estrellas.

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Los leo en los comentarios. :3

INOCENTE TENTACIÓN: La condena de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora