"Vamos a quitarnos el estrés."
Había pasado ya poco más de semana y media viviendo en la casa de la abuela, Charlotte había conseguido mantenerse a flote gracias a sus ahorros, ya que, al vivir bajo el techo de sus padres todo este tiempo, pudo ahorrar más de lo que se imaginaba.
Pero no podía solo quedarse con eso, esta misma tarde tendría una entrevista con el director del colegio del sur, se había enterado por la misma secretaria que las ayudó la vez anterior.
"– ¿Por qué nos ayudas? – Preguntó con su entrecejo fruncido.
– He visto niñas que han entrado ahí y han salido completamente diferentes, no pude hacer nada porque ella me hizo firmar un contrato cuando... cuando era su novia. – La mujer tragaba amargo frente a ellas. Habían acordado verse después de haberle llamado hace un par de días. – En ese contrato se encontraba un acuerdo de confidencialidad y yo estaba cegada, sin pensar lo firmé, por eso no puedo decir nada de lo que ella hace, pero... - Hizo una pausa para verlas a ambas. – Ustedes si, pueden enviar una carta anónimamente y denunciarla, no puedo darles grabaciones ni fotos, pero... -
– Yo tengo una foto. – Dijo de repente Char, sacó su celular y buscó aquella perturbadora imagen. – Esta. –
– Imprímela y envíala con la carta. – Dijo la rubia. – Esto no hará que me sienta menos culpable por haber callado, pero... - Lagrimas se acumularon en sus orbes. – Pero al menos le dará algo de calma a todas esas niñas. – Tomó las manos de ambas y las apretó. – Gracias. –"
– Creo que es una buena chica. – Charlotte colocaba sobre la mesa el almuerzo, arroz blanco, milanesas y aguacate para acompañar el sabor del arroz.
– Ella siempre se vio muy amable. – La menor preparaba una limonada para aplacar el calor. – Sabes que pienso. – Dijo sentándose junto a su chica. – Que ese colegio si está lleno de lesbianas. – La mayor empezó a reír, Ange siguiéndole al instante. – Es en serio, todo mundo es gay, es mucha coincidencia, hasta mamá lo es. – Ese tema acarreaba otros.
– Boba, tú piensas mucho las cosas. – La menor se levantó. – ¿Qué haces, pequeña? –
– Mira quien lo dice. – Se puso a horcadas sobre sus piernas. – Tú has estado estresada todos estos días, lo sé porque tienes ese tic raro de rascarte la frente y suspirar continuamente. – Le besó la frente. – Debería hacer algo para quitarte el estrés. – Habló en su oído.
– ¿Si?, ¿Algo como qué? –
– Ven. –
Y como si nada, se levantó y tomó rumbo al cuarto, Charlotte se mordió el labio inferior y la siguió.
Lo que te espera...
– Creo que... - La esperó frente al cuarto. – Ahora me toca hacerte mi mujer. – Y tras de eso, la bajó sujetándola del cuello de la camisa para alcanzar sus labios, labios que tomó al instante con hambre, con ganas.
Se separó solo para dejarla suspirar y de la mano, la llevó a la cama, la tendió y se subió sobre su cuerpo.
– Vamos a quitarte todo ese estrés, mi amor. – Comenzó a desnudar de a poco su cuerpo, moviéndose sobre las caderas de su novia que, sin palabras, la veía desde la cama. – Quiero hacerte sentir lo mismo que tú a mí. –
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INOCENTE TENTACIÓN: La condena de lo prohibido
Krótkie OpowiadaniaL E S B I C O || El amor llega cuando menos los esperas y se instala en ti como un demonio eterno, dispuesto a torturarte con aquel amor. Amor que una vez vi inalcanzable. Y así parecía ser. Soy Ange Aragón y... Estoy enamorada de mi hermanastra. ...