¿Y si todo fuera al revés? Piénsenlo. El apellido Granger fuera una de las mejores familias sangre pura de todos los tiempos. Y el apellido Malfoy, fueran solo sangre sucia...¿Como afectaría esto en la historia?
Aviso, se basa mas en la vida de Her...
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Capitulo once.
Hermione se colocó un suéter negro ancho, estaban a diez grados centigrados y su cuerpo lo notaba, bajo al comedor estando apenas unos cinco por mesa de casa, y bebió un poco de chocolate caliente.
Debía asimilar lo que sucedió en estos días, la supuesta traición de su novio que quizá ya no lo era, la idiotez de Potter en ir a buscar lo que no se le perdió, su padre jodiendola prohibiendole en si ir a su hogar, no era la mejor semana y el cosmos se empeñaba por que ella no pudiera sonreír, ya que cuando lo hacía, algo salia mal.
-Hola Hermione. -Astoria la saco de sus pensamientos, sentándose junto a ella.
La castaña levanto la mirada y enarco la ceja, ¿y esta Astozorra que narices hacia en el colegio? Debería estar en su mansión dándole ánimos a su hermana Daphne por ser mortifaga.
-Hola. -murmuró de mala gana. Hasta hace más de dos semanas no la odiaba, pero el verla coqueteandole a Malfoy la sacaba de sus casillas.
-¿Porque no estás en tu casa? -pregunto con total tranquilidad.
-Asuntos familiares que no te interesan. -contesto con simpleza.
-Ya veo. -sonrió de lado. -Yo me iré en una semana, quisiera saber si querías que te hiciera compañía, y nos conociéramos mejor.
Conocerte mejor, tu abuela. Pero si quieres ser fuerte, debes tener a tus enemigos como amigos.
-Me encantaría. -intento sonreir. -Blaise es un buen amigo, pero es hombre y alborotado en hormonas. -Astoria soltó la carcajada, Hermione intento seguirla pero salia muy falsa.
-Genial. Esta noche haremos una reunión de chicas. -guiño el ojo y se levantó de la mesa. -Todo un placer, Hermione. -y salio de allá dando taconazos hasta llegar a la gran puerta principal.
Termino su chocolate y salio en dirección a la biblioteca de su casa, era solitaria y allí podría refundirse leyendo cualquier cosa y no ponerle atención aquel rubio que la miraba desde la mesa de los gryffindors.
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