Soy Uchiha [ Naruto Fanfic]

Capítulo 21: ¡Amigos!

No supe cómo, pero los días pasaron volando completando así el mes que teníamos los aprobados para prepararnos. La última fase sería dentro de uno dos días y yo no dejé de entrenar con el Hokage, quien diría que él podría ayudarme con la distribución de chakra para los jutsus de los diferentes elementos.

Hoy era nuestro último día de entrenamiento.

—... y así es como haces el jutsu de invocación.

Observé los sellos de manos que el abuelo hizo y los repetí al para tratar de memorizarlos.

— No es difícil.— sonreí, Hiruzen revolvió mi cabello.

— Hay algo más, debes ofrecer un sacrificio de sangre.

— ¿Eh?

— Una gota nada más. Muerde tu pulgar y la depositas en la palma de tu mano, haces los sellos e invocas. — explicó.

— ¡Entendido!

Mordí mi pulgar sacando la gota de sangre, la puse en mi palma y continué formando los sellos.

Jabalí, perro, pájaro, mono, caballo.

— Pero antes de hacerlo  tienes que hacer un contrato con la invocación por que sino podrías ser absorbida a su... ¿Eh? ¿No me estás escuchando? ¡Detente!.

Para cuando el Hokage trató de ir hacia mi, yo ya había desparecido en una bola de humo. 

— Este... ¿Dónde estoy?.

Rayos, sí debí haber escuchado todo lo que decía.

Pestañeé para ver mejor en dónde me encontraba. Era un bosque, estaba de noche y pude apreciar la enorme luna llena brillar por todo el cielo, me parecía perfectamente hermosa e hipnotizante. Analizando todo a mi alrededor, noté lo anormal del lugar y es que los árboles eran exageradamente gigantescos al igual que las flores y plantas que habían. Yo medía lo que una rosa medía aquí.

Comencé a caminar pensando que me encontraría con alguna forma de vida que no sobrepase lo sobrenatural hasta que tropecé con algo haciendo que mi cara termine besando el piso.

— Que duro golpe. — sobé mi nariza y boca. Miré hacia atrás para saber con qué me había tropezado y mis ojos se abrieron de par en par. Se trataba de una larga línea de pelos blancos que tenían el aspecto de una cola, la seguí  y cuando creí que nunca terminaría me encontré con algo que me dejó paralizada, pero aún así grité en emoción.— ¡Un perro gigante! ¡Subarashi!

Lo que veía era completamente... hermoso. Rebosaba en alegría ante ver al gigantesco perro de color blanco como la nieve que descansaba sobre sus patas y ni siquiera se dignaba a mirarme.

— ¿Puedes callarte? Trato de dormir. — gruñó y yo salté insconcientemente.

— ¡Dios mío! Puede hablar. ¡Eres un perro que habla!. — señalé con mi dedo como si fuese una pequeña niña que recién obtenía un juguete.