Capítulo 29

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Taeyong había llegado al baño donde se encontraba su querido tailandés acompañado del mejor amigo del mismo, una vez estuvo con ambos y vio que el bajito estaba más tranquilo les indicó que deberían salir de ahí e irse a casa. Los tres abandonaron el sanitario, bajaron las escaleras hasta el primer piso y luego cruzaron el maldito campus para ir hacia el estacionamiento, donde Lee Taeyong tenía aparcado su auto —que en realidad era de sus padres— junto a otros tantos más. Una vez llegaron al auto Tae quitó el seguro y abrió la puerta para que Doyoung y Ten entraran al vehículo en la parte trasera, él subió al asiento del copiloto, se colocó el cinturón y puso marcha para salir de la universidad. Estaba conduciendo sin saber con certeza a dónde, no había preguntado a dónde iría y realmente no sabía si llevar a Ten a casa del mismo era buena idea, ¿no sería más triste?

—¿Quieren comer algo? —preguntó, tratando de hacer una conversación.

—No —respondió Ten, Doyoung negó con la cabeza y Tae lo vio por el espejo.

—¿Quieres que te lleve a casa, Ten? —el tailandés solo asintió.

—Vamos a llevarlo a casa, Taeyong, creo que será bueno si descansa y relaja su mente en un lugar tranquilo —comentó Doyoung en un tono de voz tranquilo.

—Vale, guíenme porque realmente no me sé bien la dirección de Ten —dijo mientras continuaba manejando.

—Esta bien —musitó el pelinegro —. En la siguiente avenida regresa, por favor.

El castaño simplemente asintió y esperó a llegar a la avenida para dar la vuelta y así she unir las indicaciones del tailandés. Quería que Ten estuviera bien, pero en realidad él pensaba que sería mejor si lo distraían o cosas por el estilo, ¿por qué dejarlo sólo para que se martirice con sus pensamientos? Aún si ambos se quedaban con él nada garantizaba que no pensara en todo momento en el filósofo de cuarta ese. Realmente le enfadaba mucho saber que el chico que le gustaba sufría por culpa de un idiota como ese.

Lee condujo bajo las indicaciones del tailandés y cuando finalmente llegaron a la casa de éste apagó el motor del auto y se retiró el cinturón de seguridad. Abrió la puerta para salir del vehículo y ayudó a Doyoung a bajar a Chittaphon, que aunque no estaba enfermo ni nada se sentía débil de tanto que había estado llorando y lamentándose, incluso no había comido nada por estar encerrado en el baño. Doyoung tomó las llaves que Ten sostenía en su mano derecha, se adelantó a abrir la puerta y Taeyong caminó a su lado todo momento, sosteniéndolo por la parte baja de la espalda. Los tres estuvieron dentro de la pequeña casa y Tae llevó a Ten hacia el sofá para que ahí se recostara.

—Voy a preparar algo para que comas, Tennie —dijo cariñosamente Dong.

—Gracias —musitó con suavidad y luego suspiró —. Ustedes seguro tampoco han comido nada por mi culpa, por buscarme y ayudarme.

—No pienses en eso, nosotros estamos contigo porque te queremos — dijo con seguridad Taeyong y llevó una mano a acariciar la cabeza de Ten —. Vas a estar bien, lo prometo.

—Te agradezco lo que haces, Tae —musitó con una pequeña sonrisa el pelinegro —. Gracias por defenderme de Taeil en el baño, fuiste realmente muy bueno.

—Sólo hago lo que creo es correcto —declaró el coreano, sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho de la emoción del momento —. Te quiero.

Chittaphon no dijo nada, sólo le sonrió y después bajó la cabeza para enseguida recostarse. Enrendía que Taeyong sentís cosas por él, no lo olvidaba, pero también Tae sabía que no podía ser correspondido porque tontamente le gustaba Johnny aún a pesar de todo lo que había sucedido en ese día. Lo cierto era que para Ten era difícil sacar a John de su cabeza y de su corazón, no era sencillo sacar de tu vida a una persona que te ha marcado de una manera sorprendente y que ha hecho por ti cosas buenas. John no era malo y estaba Ten muy seguro de que éste nunca quiso lastimarlo, lo hacía de forma inconsciente.

La Potencialidad [JohnTen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora