一 DON'T CALL ME PRINCESS! 。( en corrección )

two !

Mierda.

—Esto es una broma, ¿no? Díganme, esto es mentira... — dije casi arrancándome los cabellos, y mi tío volvió a hablar, casi ignorando mi estado de shock. —No, hija. Es real.

« ¡Maldita sea! ¿En qué problemas me metiste, pequeña? » pensé.

—Pero Liz, lo hice por ti... —musitó mi prima con rostro triste.

Me sobé los ojos y suspiré pesadamente para dar una respuesta. —SooJin, lo sé, pero... ¿No pensaste en qué sería de ustedes si me voy? No puedo abandonarlos. ¿Qué será del negocio? ¿Quién se hará car–...

—¡Es suficiente! —gritó mi tío interrumpiéndome. Volteé a verlo. No solía molestarse tanto conmigo...—. ¡Lalisa! ¡¿No piensas en como se siente tu prima en este momento?!

Lancé mi mirada al suelo con clara molestia. —P-pero, esto se trata de mí, no de ella... —declaré, pues tenía que defenderme.

—¡Ve a tu habitación! —dijo él, y sin más que decir, me marché muy molesta. No podían decidir por mí.

Caminé hacia mi pequeño cuarto. Agarré mi celular y revisé las redes. Tenía 87 mensajes de Bam Bam.

¡lisa!

¿cóoomo estás?

¿lalisa?

oyeeeee.

responde. ):

¿te enteraste?

lalisa no jodas, ¡ganaste!

lisaaaaa.

hazme el favor de responder.

respondeeee.

hey, de verdad ganaste.

estás en las redes.

¡oyeeeee!

lalisaaaaa, te necesitooo.

si no respondes, llamaré sin parar.

lisaaaaa. 🔪

¡lalisa manoban!

Entre esos y muchos más mensajes y llamadas de Bam. Lo llamé pero no respondió. ¿Estaba molesto? ¿Tal vez ocupado? No lo sé.

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Luego de leerlos, salí de mi habitación en camino a la de SooJin, quien al parecer estaba llorando.

—¿Puedo pasar? —pregunté desde la puerta intentando acercar mi oído a la madera para escuchar mejor.

—Pasa... —respondió ella con la voz quebrada. Entré.

—Ay, pequeña... —musité al verla de espaldas, acurrucada en su cama.

—L-liz, yo quería que tú ganes y lo hice. ¡Ganaste!

Me senté a los pies, intentando mantener la calma. —Lo sé, pero esto no es correcto. Piensa en qué será de ustedes si yo me voy...

SooJin se levantó de golpe. —Debes ir, ¡por favor!

Y yo la miré con desilusión. —No puedo, simplemente no puedo, no puedo abandonarlos, ¡no puedo! —exclamé bajando la cabeza, intentando contener las lágrimas que poco a poco surgían en mi rostro.

Entretanto, oí la puerta de la habitación abrirse. Me imaginaba quién venía. —Lalisa, toma esto como una oportunidad... —sí, mi tío había entrado.

—¿Quién los cuidará? —pregunté de golpe.

—Nosotros podemos cuidarnos solos con un poco de esfuerzo, trabajo, y voluntad —respondieron casi al unísono, brindándome cierta llama de tranquilidad.

—¡Haz esto por nosotros! ¡Ve por nosotros! —intervino Soo, y evidentemente tratando de agarrarme por el corazón.

Mi tío intentaba sumar en su petición. —Exacto, hazlo por nosotros, esto es una oportunidad para ti, ¡podrías destacar y ser alguien mejor!

—Tío... —suspiré—. Estás viejo como para volver a trabajar forzosamente... Y Soo necesita orientación. Es una decisión muy difícil, pero lo pensaré por ustedes. Saben que hago todo por ustedes... Mi familia.

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Ya la mañana siguiente, Lisa despertó más temprano de lo normal ya que escuchó el timbre del pequeño departamento en el que vivía, sonar.

—¿Quién es a esta hora? —se preguntó mientras buscaba sus zapatos.

Al hallarlos, se asomó a la puerta y noto la silueta de una persona.

—¿Sí? ¿Quién es? —preguntó entre bostezos.

—¿Residencia Manoban? —respondió la voz con una nueva pregunta.

—Eh... ¿Sí? ¿Quién es?

Al no obtener respuesta alguna, la rubia abrió la puerta para toparse con una grata sorpresa. —¡Lalisa!

—¡Bam! —dijo emocionada—. Te extrañé demasiado —añadió acercándose para abrazar a su amigo.

—¿Me dejarías pasar? —preguntó él en tono divertido.

—¡Claro! L-lo siento, acabo de despertar —respondió y abrió la puerta para dejarlo pasar.

—Dulce hogar, pequeño pero acogedor. Y, ¿qué decides? ¿irás? —cuestionó al tomar asiento en el pequeño living de la vivienda.

—Bueno...

« No sé qué decir, hahahahahah... Sonrío de la respuesta que doy. Absolutamente ninguna. » se planteó Lisa en la mente.

Y Kunpimook sabía que algo andaba mal. —Gracias por responder mi pregunta, ¿por qué lo dudas?

—Yo... —la rubia se quedó en silencio un momento—. Tengo miedo de dejar sola a mi única familia así como hicieron... conmigo —soltó con tono triste, a punto de quebrarse.

Bam se aproximó a ella, abrazándola por el hombro. —Hey, sabes que no estás sola, ¡estoy yo y SooJin... Y el tío Hyuk!

—N-no quiero dejarlos, no quiero dejarte, no quiero estar sola.

—Esta es una nueva oportunidad que se presentó para ti. Tómalo como eso, no dejarás a tu familia, sólo irás de intercambio... Podrás tener una vida mejor.

—De intercambio a una escuela de ricos, bah —interrumpió ella.

—Será divertido, piénsalo.

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Dos días pasaron y Lisa aún no decidía si ir o no. El tiempo continuaba, ya no quedaba mucho.

Se encontraba limpiando la cocina cuando sonó el timbre y una voy muy ronca preguntó:

—¿Acá vive la joven Lalisa Manoban?

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