一 DON'T CALL ME PRINCESS! 。( en corrección )

eight !

Simplemente no comprendía qué acababa de suceder. ¿Y cómo se atrevió a tocarme?

—¡Esa estúpida, argh! —expresó Rosé volviendo a mí después de haber observado el espectáculo de Nayeon (quien por cierto, se fue inmediatamente cuando terminó su discurso).

—¡¿Quién demonios se cree para hablarme así?! —me quejé soltando al aire, dándome cuenta de nuevo que estaba siendo vista por una considerable cantidad de estudiantes.

A este punto de la historia, simplemente era lo que menos me importaba. A esa tipa le llegará el karma... Tarde o temprano.

Vuelvo a recalcar que no respondí igual que ella porque simplemente no llego a su nivel tan inferior... Y también por la conducta.

Rosé me tomó del brazo y llevó hasta los servicios higiénicos que por suerte estaban vacíos. Tenía cosas que decir.

—Lisa, escúchame... Estoy tan molesta como tú lo estás ahora, argh... En serio. Sin embargo, Nayeon es mucho más que nosotras respecto al dinero, pero de qué vale tanto si al final nuestra calidad de persona es la peor existente —expresó—. Igualmente en esta escuela existen los recursos, y claro que podemos acudir a ellos. Te recomiendo quejarte con la directora por el comportamiento de Nayeon... Es algo que siempre he tenido ganas de hacer.

—¿Quejarse? —cuestioné dudosa—. ¿Y qué si ella dice que no es cierto?

—Existen videos, muchos diría yo. Y es cuestión de tiempo para que la directora se entere... Es mejor que vayamos primero.

—Uhm, no lo sé... —dudé, sobando nuevamente mi mejilla.

—Es probable que la suspendan, eso trae como consecuencia el limpiar un área de la escuela... Es un castigo que se impuso con el anterior consejo estudiantil, y hasta ahora continúa —suspiró—. Y sería tan satisfactorio ver a Nayeon haciendo eso.

—¿De verdad eso es un castigo? —cuestioné, me parecía algo no tan estricto como para ser uno.

Rosé me soltó del brazo, y abrió la puerta del cubículo para dejarnos ver en el gran espejo del tocador.

—Claro que lo es, al menos para la mayoría de personas aquí.

La miré sin mucho convencimiento.

—¿Lo harás? —preguntó nuevamente.

Dirigí mi mirada al reflejo. El semblante que llevaba no expresaba más que incomodidad y molestia. Si tenía esta oportunidad, debía aprovecharla.

—Todo porque ella sea perjudicada —dije por último.

♡ ֗⠀ ུ

¿Salimos en camino a la oficina de la directora? Sí.

Con la cabeza en alto y las manos obviamente sudorosas, pero sí. Estaba más que segura que mi denuncia sería procedente, y debía actuar firme.

Al llegar, ingresé luego de conversar previamente con la secretaria, y esperé a que me llamaran ya que se encontraba en sesión con alguien más.

Y entré (luego de quince minutos).

—¿Qué la trae por aquí, señorita Manoban? —me dijo inicialmente.

—Quisiera denunciar algo que me sucedió hace unos momentos... Verá —tomé aire—. Una una compañera me abofeteó e insultó en el pasillo... Descaradamente. Y creo que eso está en contra del reglamento de la escuela, mire mi mejilla... Está roja.

La mujer así lo hizo, acomodando sus lentes.

—¿Cuál es el nombre de la estudiante? —preguntó.