Capítulo Cinco: Oh Oh

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—¿Quién es el?

La voz se Dylan era difícil de descifrar ¿Estaba enojado? Definitivamente, pero ¿Por qué? Fruncí el ceño y lo analicé. Puños cerrados, cara ligeramente roja, mandíbula apretada, sip, estaba enojado.

—Hmm, Dylan, él es Scott. Scott, este es Dylan.- contesté.- Mi mejor amigo.

Ellos no se dieron la mano, bastó con una mirada y un asentimiento de cabeza.

—¿Podemos hablar Em?.- Dylan bajó la mirada hasta mí.

—Estoy algo ocupada si no lo notaste.

—Sabes que me importa una mierda, tengo que hablar contigo.

—Eh tío, tampoco tienes que hablarle así.- La voz de Scott era baja y con tono amenazador.

—No llevo nada contra ti.- Dijo Dylan.- Pero será mejor que no te metas. No tiene que ver contigo.

Oh oh.

—Si tiene que ver con Emma, tiene que ver conmigo.

—Eh, ya basta.- interrumpí.- Dylan, ¿Podemos hablar más tarde? Te alcanzo luego en tu casa, vale?

—Em..

—En tu casa Dylan, después de la escuela ¿Está bien?

Él miró a Scott una vez más, su mirada estaba llena de furia y advertencia. Dylan asintió pesadamente y se fue dirigiéndose a la cafetería ¿Qué coño fue eso?

—Lo siento, yo..- Empecé a decir.- No sé qué le pasa.

—¿Él es el gran Dylan?.- levantó las cejas y luchó para no reírse.

—No es gran, solo es el pequeño e idiota Dylan, ahora que lo pienso.

—Creí que tendría que patearle el culo, ¿Qué le pasa? ¿Siempre es así?

—No, no sé qué le pasa. Ah de ser su novia, debe de tener algún problema o algo. - Rodé los ojos.- Como sea, lo siento.

—No te preocupes bonita.- dejó un pequeño beso en mis labios.- No pasará mucho para que lo superes de una vez.

—Eso espero.- murmuré.- hmm, tengo que volver adentro, el receso casi termina y no tengo suficiente en el estómago.

—Está bien.- me besó de nuevo.- ¿Te llamo luego?

—Por supuesto.

Le sonreí y el hizo lo mismo. Creí que iba a la cafetería también pero no lo hizo, tomó el lado contrario y me pregunté hacia donde iba. Me mordí el labio y chillé cuando él ya estaba lo suficiente lejos. Acabo de enamorarme de los labios de Scott.

Empujé las puertas y entré, todo estaba normal, la gente charlaba, comía, reía y la perra mayor siempre llamando la atención. Caminé con una gran sonrisa hacia mi mesa y se desvaneció al ver a Dylan en mi lugar.

—Te dije que en tu casa después de la escuela.- gruñí.

Peter, Rachel y Dylan pusieron su atención en mí. Yo solo tomé asiento frente a el y halé mi bandeja.

—No pensé que volverías aquí. Parecías bastante ocupada con ese imbécil.- La voz de Dylan era normal, aunque no tanto, luchaba por esconder su enojo.

—No lo llames así.- Fruncí el ceño.

—Está bien ¿Alguien puede explicarme que pasa?- Rachel nos miraba a ambos. No iba a darle explicaciones, no ahora.

—Emma iba a hacer porno en vivo, en el pasillo fuera de la cafetería.- Contestó Dylan.

—¡Por Dios! ¡Eso no es cierto!.- Grité y le pegué en la cabeza.

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