Capítulo veinticinco: Reencuentros.

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Esto fue una muy mala idea, ¿Para qué quiero hablar con él? ¿Qué se supone debo decirle? No estoy enojada ahora para decirle todo lo que pensaba que iba a decirle cuando estaba hecha un desastre. Estuve ensayando todo un discurso para cuando lo volviera a tener en frente, pero solo tenía 17 años y estaba con el corazón roto. Ahora estas cosas parecían estúpidas y ya las había dejado en el pasado hace tiempo.

Scott estaba frente a mí, supongo que deduciendo lo que voy a decirle porque tenía una expresión bastante cómica. No sabía si se iba a echar a correr o le iba a cubrir la cara con las manos.

—No te voy a pegar.- le dije para tranquilizarlo.

—Solo quiero estar seguro, no hay suficientes enfermeras para curarme.- trató de sonar un poco divertido.

No había una pisca de gracia en mí. Estaba algo nerviosa porque él estaba frente a mí de nuevo y porque no me dejan ver a Dylan.

—¿No vas a decir nada? Porque, por más que me quiera quedar contigo tengo algunos pacientes que revisar en urgencias.- Jesús, lucía muy bien. No podía dejar de verle a los ojos.

—¿Cómo has estado? ¿Qué ha sido de tu vida?.- fue lo que pregunté y enseguida me quise dar un golpe en la cabeza por idiota.

—Hmm, bien. Me gradué de la universidad hace aproximadamente 5 meses y estoy trabajando aquí mientras obtengo la licencia. ¿Qué tal tú?

—Genial, soy productora de televisión ahora.

—¿Productora? Wao, eso es increíble.

—Si.- contesté incómoda.—¿Cómo está tu madre?

Él tragó saliva y respiró un poco antes de contestar.

—Ella murió hace 2 años. Fue un infarto.

Ay por Dios. Me quedé estupefacta un momento. Esto no puede ser. ¡Joder! ¡No! ¡Su madre no!

Lo ojos comenzaron a arder.

—Cuanto lo siento.- murmuré

—Yo también.- contestó él con amargura.—Pero, ¿Podemos hablar de nosotros ya? Porque no quisiera recordar todo eso justo ahora.

Yo no podía hablar, estaba en shock por lo que él me había dicho. Acorté la distancia entre nosotros y le di un abrazo.

—Hubieses podido llamar o algo.- susurré contra su pecho.

—Lo lamento.

Se soltó de mi agarre y me tomó por ambas partes de la cara. Me inclinó para besarme pero me alejé de él.

—Oye ¿Qué estás haciendo?.- fruncí el ceño mientras volvía a retomar la distancia.

—Volví por ti.-Contestó. —Desde el momento en que entregaron el diploma salí corriendo devuelta hacia aquí.- tragó la saliva.—Fui a tu casa innumerables veces pero no fui capaz de tocar la puerta. Tenía miedo de que me rechazaras. Además, ni siquiera sabía si continuarías viviendo allí.

Tiró de su cabello.

—Recordé mi promesa cada día que estuve en la universidad e iba a cumplirla desde que llegara aquí, pero entré en pánico. Lo siento.

—¿Y pensaste que iba a sentarme a esperarte enserio? Tienes que estar bromeando.

Él sonrió con amargura.—Sabía que no, sabía que me ibas a odiar el resto de tu vida. Pero supongo que había un poco de esperanza en mi interior.

—Me rompiste el corazón, Scott.- traté de no gritar.—Me dejaste con tan solo un maldito CD.

—Fue muy cobarde lo sé.- dijo él bajito.—Pero ¿No podemos salir o algo? Estos años han sido un infierno para mí.

Don't You Remember?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora