"Seguir adelante... Esas son palabras muy fuertes cuando estas quebrada emocionalmente.
Su muerte me ha dejado llena de temores, y el mayor de ellos es olvidarlo. Todo ha cambiado y eso me da miedo; también me lo da el no ser capaz de recordar ya su voz, su sonrisa o su mirada. Pero no sé cómo hacerlo si él ya no está. No sé cómo evitar que esos recuerdos se distorsionen con el paso del tiempo. No sé cómo no olvidar a alguien que ha fallecido.
Tal vez no sea lo suficientemente fuerte para salir de esta, o quizá vuelva a retomar mi vida con un fantasma que me suplica no olvidar nunca a ese ser tan importante."
Reseña propia:
Alessia debe enfrentar difíciles momentos tras la pérdida de alguien muy importante. Con su vida personal y amorosa pendiendo de un hilo, los recuerdos agolpándose en el presente y distintas visiones del pasado volviendo una y otra vez, las cosas pueden tomar un rumbo inesperado en cualquier momento.
Personajes:
Alessia: La protagonista y relatora de la historia. Atormentada por el pasado y su incapacidad de controlar el presente y la relación entre los hechos y ella misma.
Luis: El devoto esposo de Alessia, dueño de una paciencia digna de un monumento, silencioso y sumiso.
Ackerley: Surrealista personaje en torno a quien gira una parte de la historia y muchos de los sentimientos volcados en ella. Carismático, etéreo, amoroso y visionario.
Ritmo: Es una historia de contemplación de hechos y recuerdos; a pesar de que en un principio puede parecer lenta, la estructura de episodios breves ayuda a eliminar esta sensación y es posible seguirla sin que se sienta como un relato pesado.
Argumento: La historia trata en su conjunto de lo mismo que la sinopsis de esta; en su mayoría se compone de recuerdos. Hacia el final hay un avance en la historia.
Puntos buenos:
El uso de lenguaje mapudungun resulta interesante y al mismo tiempo está integrado como parte de la historia. Se trata de episodios breves, que retratan a modo de fotografía un momento o sentimiento en especial, por lo que permite conectar con facilidad con la emoción sugerida. Está relatado en pretérito perfecto simple, utilizando a la protagonista como relatora de su propia historia y de las adyacentes.
El conflicto está explicado desde un principio, por lo que resulta sencillo como lector entrar de forma directa a la historia.
Se presenta un micromundo, en donde las piezas encajan y el lector puede mirar el paisaje desde el hombro de la protagonista.
La presentación de los personajes es sencilla, pero entrega los datos justos para saber quiénes son y en qué mundo se mueven; además deja lo suficiente a la imaginación para construir al personaje según lo que hace y eso personaliza el relato.
Puntos a mejorar:
La historia hace uso de anacrónicas para presentar los hechos; si bien esto no es un error por sí mismo, el constante cambio de tiempos en una historia que además es vista en retrospectiva resulta un poco confuso; cito como ejemplo el capítulo Regle, en donde hay recuerdos dentro del relato, que como toda la historia ya es una retrospectiva. Considerando que los episodios no son largos, es necesario clarificar si lo que se está contando es del pasado inmediato, o es un recuerdo más antiguo, ya que de otra forma surgen confusiones. También sugiero verificar los tiempos verbales.
En Kiñe se dice que la protagonista padece un trastorno bipolar, pero de acuerdo a lo relatado hasta el décimo episodio, lo que se muestra es un comportamiento que corresponde a un trastorno depresivo persistente, o quizás mayor, aunque en lo personal opino que es el primero; esto es relevante porque el trastorno bipolar se evidencia en cambios bruscos y extremos de ánimo y el estado depresivo es una etapa, pero no la regla común de este, por lo que uno de los puntos centrales de la historia falla en ser presentado.
Opinión: Como crítico, aprecio el riesgo de contar una historia que aborda temas complejos y que en la sociedad actual aún son vistos de mala manera, como son los trastornos mentales; hay un interés por ser honesta en el relato y plasmar la historia más allá de un cliché clásico y eso se transmite en los episodios.
Como lector, me sentí interesado por la sinopsis y el primer episodio; se hizo fácil entrar en el mundo de los personajes, pero a medida que avanzan los episodios, me empecé a agotar, no del relato sino de la protagonista. Puedo decir con autoridad que entiendo la situación por la que pasa, pero es un personaje que no hace cosas, sino que la historia pasa por ella, y desde ese punto de vista, aunque comprendo, no me engancho con la actitud de regodearse en el dolor propio, lo que hace que pase de sentir su historia a hartarme de ella, para trasladar mi preocupación a Luis, quien a pesar de estar menos tiempo en el centro de la narración me parece más fácil para conectar.
Más allá de la reseña
Esto también es una opinión personal por supuesto, pero cuando avancé en la historia y sucede el hecho que cambia el paradigma, siendo honesto casi tiré el escritorio; sentí que estaba siendo traicionado porque, si iba a ocurrir ese hecho que pondría en juego las verdades y los afectos ¿para qué plantear toda la historia previa, que mediante un trastorno definido habría llegado al mismo punto? Ese fue mi descargo personal de acuerdo a la visión que tengo de la historia, el resto y el viaje que sugiere, es algo que cada lector debe realizar por su propia iniciativa.
Conclusión: Hay una gran diferencia entre un plot twist y mandar toda la historia al carajo, en serio.
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Un cuarto de libro
Não FicçãoMuchos hacen reseñas de libros, o críticas con mucho detalle y experiencia. Yo no. Yo sólo soy un lector. Quiero contarles lo que me pasó con el libro, igual como cuando sales del cine y quieres contarle a alguien la primera experiencia, cuando toda...