El principito, de Antoine de Saint-Exúpery

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No hay nada en este mundo como haber tenido libros e imaginación para vivirlos desde que era un niño. El principito fue uno de los primeros libros que leí, pero además tiene el detalle de ser el libro más leído en toda mi vida. De verdad.

Supongo que no es necesario contar en detalle lo que ocurre en El principito, pero es justo decir, por un lado, que es sobre la historia de un aviador que cae en el desierto y conoce al niño que viene de las estrellas, El principito. También creo que es justo decir que es de ese tipo de libros en que los acontecimientos son superados por aquello que significan, es decir, que nadie te lo puede contar, tienes que leerlo tú mismo o misma, para que sepas de qué se trata. Creo que probablemente es el único libro en mi vida que, cada vez que lo he leído, lo he vivido de una manera diferente.

Por supuesto que hay muchas enseñanzas y frases que se han vuelto icónicas dentro del mundo de la literatura e incluso más allá, pero ese libro no se trata de eso. No es terapia. Es un libro que habla sobre la vida, y lo importante es poder entrar en esa dinámica para entenderlo, y para sacar del interior de nosotros esa parte que puede viajar a las estrellas, aquella faceta de nuestra alma que es indestructible, donde las cosas que amamos tienen vida propia y el amor realmente lo puede todo.

Siento que es de los pocos textos donde uno, como lector, puede ser adulto y niño a la vez, es decir estar en el alma del príncipe o del aviador, e identificarse con los miedos, frustraciones y deseos de ambos, y ver que conviven de la misma manera que en nuestras vidas. ¿O acaso alguna vez no has querido, en un momento de dolor o dificultad, que las cosas volvieran a ser tan sencillas como cuando eras un niño, y en tu propio universo las cosas eran eternas? El paso de niño a grande puede ser doloroso par muchos, pero es algo necesario, y al final de cuentas llegas a entender que puedes permitirte ser niño aún siendo un hombre o una mujer con trabajo y responsabilidades, porque si mantienes esa llama viva en ti, siempre tendrás algo que otros que lo han perdido no tienen.

Conclusión: Sin palabras

Un cuarto de libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora