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Por fin el día sábado había llegado, todos descansarian un rato de sus estudios y saldrían a divertirse... excepto Marinette que por desvelarse hace un par de noches atrás para terminar su ensayo de historia se enfermó y tendría que pasar su fín de semana en cama.

-¡Toc, toc, toc, toc!

Se tapó su dolida cabeza con su almohada intentando ignorar la llamada de su visita.

-¡Toc, toc, toc! ¡Marinette, ya sé que me oyes así que abreme la puerta por que puedo estar así toooodo el día!

La chica gruño molesta y se levantó con un espantoso dolor de cabeza a abrirle la puerta al chico que posiblemente ya no llamaría amigo por hacer tanto ruido.

Al abir la puerta miró a Adrien con enojó y éste la miró con una sonrisa infantil.

-¿Qué quieres Agreste?

El chico sin pedir permiso se metió adentro de la casa con una bolsa de suministros.

-Alya me dijo que hoy no te molestará por que estás enferma.

La azabache camino hacía su cama y se sentó mientras se tocaba la cabeza.

-¿Y por qué estás aquí si sabes que estoy enferma?

El rubio sacó un delantal de la bolsa que decía "chico sexy y adinerado", y se lo puso.

-Hoy yo cuidaré de...

-¡No quiero, vete!

Marinette le tiró con su almohada y se acostó.

Adrien suspiro profundo, agarró una silla que había a lado y se sentó cerca de la cama de su amiga mientras de la bolsa sacaba un paño, una botella de agua fría y un pequeño recipiente.

-No te preocupes, sólo quiero que te mejores.

La chica lo miró por unos segundos y suspiro resignada.

-Bien, pero si haces algo molestó te vas.

El chico asintió mientras mojaba el paño para luego ponerlo en la frente de su amiga.

Continuará...

Ganandome tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora