Maratón 8/?
Michael esperaba ansioso con una copa de vino en su mano. Miraba hacia la puerta con mucha frecuencia, esperando a que aquella rubia que lo traía loco se apareciera de repente a su "cita no cita", como él la había llamado.A las Afueras de la ciudad, en uno de los muy pequeños y pintorescos condados, el Restaurante Francinni tomaba asentamiento. Era delicioso, y bastante costoso, por lo que Michael estaba cien por ciento seguro de que Laine y el no tendrían ninguna clase de inconveniente acerca de encontrarse con alguien indeseado. Y menos, siendo pleno martes... Nadie de la academia podría pagar una cena allí, ni tampoco podrían conseguir tiempo suficiente como para ir y regresar, a menos de que tuvieses el automóvil de Michael. Tomó otro sorbo, mirando hacia su reloj.
Mientras que Ronda se encontraba esperando contra las manecillas del reloj, Valentina estaba maravillada con la música Jazz que Ian Ducasse tenía en su auto, aparte de ese olor a pipa que tanto le recordaba a su infancia. Para ella, un aroma exquisito e irresistible.
Después de que Michael la hubiera besado en medio del corredor, y hubiera interrumpido la que podría ser una muy significativa conversación, Valentina buscó a Ian con vergüenza, disculpándose - sin tener obligación - por parte de Michael de su comportamiento. E Ian, tan caballeroso como siempre, decidió invitarla una copa. Y ahora, ambos estaban en camino a Francinni, un pequeño restaurante Italiano del cual Ian se había enamorado dos veranos atrás, cuando él y una vieja amiga paseaban por el pueblo y se toparon con el bello lugar. Es perfecto para una amena conversación, sin invitados indeseados, pensó Ian.
- ¿Nunca has venido? - preguntó Ian estacionando su automóvil del año, con una máquina de 6 cilindros, pero caballos de fuerza de una camioneta de ocho. Ian amaba el suave ronroneo de su coche.
- Jamás. - contestó Valentina un tanto apenada por ser tan "inculta" y no conocer ese tipo de lugares, pero bien, ella no tenía nada que estar haciendo allí, a menos de que fuera algo como la situación de Ian. Sonrió... Estaba con Ian, a Solas, sin Michael y sus molestos Ce... Valentina detuvo sus pensamientos.
La realidad era que la castaña no había tenido ni tiempo de analizar la actitud de Michael, hasta el momento en que Ian y Ella caminaban hacia la entrada del pequeño lugar. ¿Michael siente celos? Estipuló, ¿Por mí? ¡Mierda! Detuvo sus pensamientos otra vez, dándose cuenta de que lo más preocupante no era el hecho de los celos de Michael... Lo que más le consternaba, era el hecho de que a ella le gustaba la sensación de saber que el sentía celos. Y Lo mejor, eran celos por Ella. ¡Basta Valentina! - se gritó a sí misma una segunda voz intermediaria en su cabeza, mientras que en el exterior le sonreía a Ian, intentando disimular una ausencia notable de lugar y tiempo sonriendo y asintiendo a varias cosas que Ducasse decía, pero que en verdad no escuchaba. - ¿Te estas volviendo loca, cierto? - bufó disimuladamente. - Si me gustaran los celos de Michael, solo podría significar que... Me... ¿Me gusta Michael?
Ian Abrió la puerta del Lugar, y se detuvo en el acto, mientras que con su brazo extendido la sostenía para que Valentina pasara. Pero apenas a unos cuantos pasos de la rubia, Ambos se detuvieron por la sorpresa. Tal parecía, no eran los únicos con una oportunidad en Francinni... Michael estaba sentado en una de las mesas de fondo, acomodando su corbata. Y a Valentina se le vino el mundo encima.
Zenere no sabía si estaba más enojada que apanicada; ¿Que estaba haciendo él ahí? ¿Por qué? De un segundo inverosímil a otro, Valentina se sintió de ambos modos: se sentía enojada porque otra vez el castaño estaría arruinando todo con Ian, pero al mismo tiempo se sentía con pánico, ya que justo cuando estaba meditando su situación con Ronda, Michael se aparece como si lo hubiera invocado. Genial, Valentina. Bufó la castaña.
- ¿Quieres que vallamos a otro lado? - Dijo Ian a susurro a la oreja de Valentina. Michael aún no se percataba de su presencia en el lugar, y la verdad es que era mejor si nunca lo hacía, ¿Que ganas tenía Ian de que Michael se metiera otra vez en lo que nadie le llamaba? Era un niñito inmaduro que no sabía recibir un No.
- No. - logró articular Valentina después de un rato, muy a penas y con su garganta seca. Tragó saliva intentando rehidratarla un poco.
Ian masculló algo entre dientes tan inaudible que ni Valentina que estaba a unos cuantos centímetros de distancia de él logró entender lo que decía.
Sin más aparte de una fea piedra, metáfora que Ian usaba para Michael, fueron a tomar asiento en una mesa desocupada junto a la ventana. Valentina se sentó - quizás, inconscientemente - de modo que veía a Michael a lo Lejos, mientras que Ian le daba la espalda. Sin más, Ian Sonrió.
- ¿Puedo decir que te vez preciosa hoy? - Valentina sonrió, volviendo en tiempo y forma a la mesa. ¿Qué más da si Michael estaba ahí? Ella venía con Ian, para hablar sobre una posible propuesta laborar que el Joven caza talentos tenía para la diamante en Luto, no para verlo y espiarlo. Ya había arruinado suficiente de su día, ¿No? No tenía que aguantar más.
En el momento en que Valentina echó uno de sus mechones rubios por detrás de la oreja, la puerta se abrió, y Michael levantó la mirada. Sonrió de oreja a oreja... Y Valentina sintió como si le hubieran sacado el aire de un puñetazo en el estómago. ¿Era cierto? ¿Estaba viendo bien? ¿Era la Profesora Laine? ¿La Maestra de Canto? ¿Yendo hacia Michael y besándolo en la mejilla para saludarlo?
Valentina se encontró a si misma ida otra vez. ¿Por qué de repente sentía tanto interés sobre Michael y Laine? ¿Por qué sentía ese terrible furor hirviendo como liquido en su estómago? Valentina respiró hondo, teniendo que aceptar lo que, para ella, podría ser inaceptable. Si... Valentina Zenere estaba sufriendo un severo ataque de Celos por Michael Ronda.
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Y... Sigue el maratón!!
~Mely~
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¿Quién entiende a los hombres?
Fanfiction«Todos los derechos reservados a su autora original»