El color abandonó las mejillas de Valentina al instante en que Ian la miró como si hubiera recibido la noticia de una muerte; Michael sonrió de un modo victorioso, por fin le había podido quitar a Ducasse la sonrisa petulante de soy-rico-y-soy-el-mejor de la cara, y ahora el castaño tenía una de soy-novio-de-la-chica-que-te-trae-de-cabeza.
"Novios", esa palabra sonó muy fuerte en boca de Michael; Valentina jamás había pensado en él como alguien de nombres y etiquetas, ni siquiera pensaba que Michael fuera alguien quien solía compartir afecto de un modo romántico. Ese pensamiento la dejó al hilo, mientras que una pequeña voz al fondo de su cabeza se preguntaba, ¿Habrá tenido Michael novias antes? ¿Cuántas? Por su físico - buen físico - ella no dudaba, sin embargo en alguien tan cruel y tan narcisista, las apuestas podrían ser grandes. Bueno, podía ser simplemente que otra chica como ella había quedado encantada en los Efectos Ronda, - como ya habían muchas, más exactamente un 70% de la población estudiantil femenina, restando a las chicas con pareja y las de diferente orientación sexual - y por alguna razón, él se quedó hechizado también. La única novia que le había conocido a Michael era Laine, y esa era una relación tan extraña que ni siquiera sentía como si ameritaban la etiqueta.
- No sabía que la gente cambia tan rápido de parecer. - masculló Ian, al grado en que casi parecía como si quisiera escupir sus palabras. - las sorpresas que te trae la vida, ¿No? - Valentina tragó gordo, sintiendo como Michael la jalaba mientras ponía su mano en la cintura de la chica, dejándome muy en claro a Ian que él no jugaba con sus apuestas.
- La vida da tales sorpresas. - sonrió Michael de manera victoriosa.
La tensión en el ambiente era evidente; Los ojos claros de Valentina miraban a los ojos azules de Ian, mientras que éste último fulminaba ese par de ojos color pardo. Niño idiota, pensó Ian. ¡¿Por qué alguien como ella desearía estar con alguien como él?! El amor es ciego, refunfuñó dentro de su mente. El amor es ciego, sordo y mudo, sin lugar a dudas. - Felicidades. - dijo Ian a regaña dientes. Por alguna razón fuera de la comprensión de Valentina, ella se sonrojó sintiendo sus mejillas arder, y prefirió alejar la vista de ese par de ojos claros que mantenían su vista con un revolver directo a Michael. - Yo tengo que irme, hablamos luego Valentina. - Esbozó Ian con recelo, mirando en todo momento al castaño. ¡¿Por qué todo esto era tan incómodo?! Se preguntó Valentina mientras cerraba sus ojos con fuerza, deseando con todas las ganas del mundo desaparecer.
Ian caminó al lado de la nueva pareja, y con el temblé hecho añicos salió del salón, dejándolos solos.
★☆★
- ¡Esto es demasiado! - gritó Caro sosteniendo los libros de historia musical debajo de su brazo. - ¡Tú y Michael Ronda! ¡¿Quién lo diría?! - Valentina miró apresurada sobre su brazo, queriéndose morir de vergüenza al descubrir a dos chicos mirando hacia ellas al momento en que la animada chica gritaba ambos nombres a los cuatro vientos. Valentina la miró con ojos asesinos, alzando su ceja, y queriendo taparle la boca.
- ¡No lo grites! - siseó. - ¡todos se enterarían!
- ¿Que tiene que lo hagan? - Carolina alzó los hombros, sin comprender la posición de su mejor amiga, intentando leer sus pensamientos. Pero su frente fruncida, sus ojos brillantes y apenados y su rubor en los pómulos bien marcados de la rubia lo decían todo: - ¿No quieres que nadie sepa? ¿Quieres que sea un secreto?
- No, tal vez no tanto como un secreto. - Valentina se avergonzó, pero es que tenía sus razones. - Simplemente que, ¡Imagínate como será! Siempre habían sido especulaciones sobre Michael y yo, chismes y cosas estúpidas que no eran verdad, y aun así todos se volvían frenéticos con la idea. - Suspiró, recuperando el hilo de sus pensamientos. - ¿Te imaginas como será si llegan a ver que es verdad? - sus ojos se abrieron más de la cuenta, y Caro hizo una mueca con el borde derecho de sus labios.
- Pero no puedes reprimirlo, Valentina. - suspiró. - ¿Que importa lo que todos piensen? Si tú eres feliz con Ronda, ¡Adelante! ¡Que nada te detenga!
"Que nada te detenga..." repitió Valentina en su mente. Quería hacer caso a ese consejo, pero no podía... Ser la novia de Michael Ronda podría ser más difícil de lo que se imaginaba.
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¿Quién entiende a los hombres?
Fanfiction«Todos los derechos reservados a su autora original»