Prólogo

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En un mundo mágico, diferente al que conocemos, donde las reglas son distintas, donde tus acciones no son tan limitadas, donde todo al alcance de tu imaginación es posible, dime... ¿Qué harías?.

En la ciudad capital Alfroba, en una pequeña casa de un estilo simple, con paredes de madera y el suelo de hormigón, con las luces y velas apagadas y sin ningún rastro de luz, se haya un chico joven, aproximadamente de unos 17 o 18 años, con el cabello negro y terminando en picos de color rojo, y la vestimenta rasgada y sucia. ÉL permanece sentado a un lado de la única cama del lugar, su expresión es pensativa, también añadiéndose la mano derecha en la barbilla.

-Llevando 9 años viviendo solos, y ahora nuestra comida escasa. Creo que...

Permanece callado mientras piensa en la solución para su problema actual, la escasez de comida.

-Creo que será mejor que Meg sea la única que se alimente, eso le dará un tiempo de al menos 3 días, lo suficiente como para que ella salga de este problema.

El chico tenía planeado dejar de comer para que así la persona a la que él ama viviera.

Dado a que una ventana de la habitación estaba abierta, el viento sopló suavemente en el rostro del chico y lo descubrió de los mechones de su cabello despeinado, así dando a relucir ambos ojos rojos.

Su conversación solitaria, hablando solo, es interrumpida por un pequeño jalón a su camisa. Esta acción fue realizada por la persona que descansaba en la cama, una pequeña niña, de talvez 11 o 13 años, con la cabellera color carmesí intenso y sus ojos muertos de un color naranja.

-No, no permitiré... Qué Glin haga... Eso

La voz suave y dulce, con un dialecto lento y quebrado, le otorgaba una actitud tierna.

-No hay nada que hacer, es la única manera. Tienes mucho más futuro que tu hermano.

Rompiendo ciertas sospechas, el chico que aparentemente vestía ropa sucia y no poseía nada de higiene, aclara que ambos son hermanos, familia.

-pero...

-Nada de "pero", es una orden.

Como si fuera el general de alguna tropa del ejército, da una orden seria hacia ella.

Al mismo tiempo él voltea su mirada hacia su pequeña hermanita y nota que sus ojos están llenos de lágrimas.

Sorpresivamente, el chico se altera e inmediatamente agita ambos brazos con una expresión ansiosa.

-N-n-no llores, ¡Por favor! ¡No lo hagas!, No me gusta verte así.

-Pero Glin quiere.... Quiere morir. Quiere dejar... a-abandonada a... s-su hermana, es un... Cobarde.

La hermanita hablaba entre sollozos mientras su rostro tomaba un tono rojizo. Ver a un ser tan bello con el rostro así, eso era veneno puro.

-No digas eso, tú sabes que siempre te querré, nunca pensaría en abandonarte.

El chico hablaba de manera arrepentida, no le gustaba ver a su hermanita llorar de esa manera.

-Pero Glin... no quiere comer. Si sigue así... él morirá.

Su llanto era cada vez más fuerte y con tan solo escucharlo el corazón se retorcía de lo desgarrador que suena el llanto de una pequeña niña.

Ambos ojos anaranjados comenzaron a llenarse de lágrimas transparentes que luego recorrían las mejillas blancas de la chica.

-¡Muy bien, muy bien, muy bien!. ¡Tú ganas! ¡Comeré si así lo deseas!.

-¿En-enserio?.

Ella se limpia las lágrimas lentamente.

Majikku SenryakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora