Capítulo 13. ¿Bailamos?

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  Tras hablar con Pansy, fui directamente a vestirme para el baile. Al entrar en la habitación, Nott y Zabini se estaban vistiendo. Theo llevaba puesta una túnica azul oscuro y se estaba colocando la pajarita; Blaise iba de negro y se estaba echando colonia.
  -¡Por Merlín, Blaise! Hueles como el aula de adivinación -exclamó Theo- pobre Astoria, se va a ahogar.
  -Envidioso, al menos yo tengo pareja- contestó Blaise molesto.
  -Pero tú también tienes, Theo -dije mirando sin entender.
  -Déjalo Draco, no me cree. Lo verá el con sus propios ojos- añadió mirándole mal.
  -Bueno, yo os dejo con vuestra riña de viejo matrimonio y me voy a vestir- Blaise me miró con cara de pocos amigos.
  Abrí mi baúl y saqué la túnica de gala que mi madre me había enviado. Era de terciopelo y con el cuello alzado, no estaba nada mal. Tardé poco en prepararme.
  -Eso significa que vas a ir con Pansy- Theo se acercó totalmente vestido.
  -Sí, para mi total desgracia.
  -Bueno, te alegrarás cuando veas a Crabbe y a Goyle -dijo Theo risueño.
  -¿Por qué?
  -Ya lo verás.
  Cuando llegamos a la Sala Común, dispuestos a esperar un buen rato a Pansy y compañía, los vi: Crabbe y Goyle iban vestidos de verde oscuro, parecían arbustos andantes. Me eché a reír.
  -Te lo dije, son como bolas de musgo- Theo trataba de no reírse, Blaise por el contrario dio una sonora carcajada.
  -Bueno, ¿empezamos con las apuestas?- Blaise se frotaba las manos con regocijo mientras recuperaba su buen humor habitual.
  -¿Qué? -Preguntó Theo incrédulo.
  -Apuestas, Theo. Apuestas.
  -Sé lo que son, gracias. ¿Apuestas sobre qué?
  -Pues sobre quién va con quien, quién irá mejor vestido, quien será el más ridículo, quién será el que más ligue... -Theo puso los ojos en blanco.
  -Pero, ¿para qué quieres apostar si siempre te equivocas? -pregunté.
  -Eso es mentira. Yo siempre acierto- Blaise hinchó el pecho orgullosamente.
  -No me voy ni a molestar en discutir contigo- rebatí cansinamente.
  Blaise iba a contestar cuando las chicas salieron: Astoria iba muy elegante con una túnica gris perla. Se dirigió a Blaise y a este se quedó mirando con cara de bobo mientras extendía el brazo. Detrás aparecieron Millicent Bulstrode, Tracy Davis y Daphne Greengrass y fueron con sus respectivas parejas.
  -Aquí viene, Draco- me susurró Theo.
  Pansy apareció pavoneándose, llevaba una túnica rosa claro con muchos volantes.
  -Hola chicos. Draco, estás muy guapo -me dijo pastelosamente.
  -Eh... Sí... Tú también- Ella pestañeó y se cogió de mi brazo.
  Nos dirigimos al Gran Comedor.
  -Draco -Theo me dio un toquecito en el hombro.
  -¿Sí, Theo? -me giré para oírle.
  -Que vamos a un baile, no a un entierro. Haz el favor de alegrar esa cara.
  -Pero, ¿tú has visto esto? -señalé a Pansy que iba mirando despectivamente a todas la chicas a su alrededor.
  -Sí, pero vas a tener que aguantarte. Ya sabes que...
  Theo no continuó porque en ese momento Luna Lovegood venía andando hacia nosotros.
  -Hola Theo -ella iba muy guapa aunque en su línea de extravagancia.
  -Hola Luna -Theo se quedó mirando sin reaccionar.
  -¿Vamos? -preguntó la chica.
  Nott asintió y, cuando ella se agarró a él, anduvieron delante de mí.
  -¿Lunática? ¿La pareja de Theo es Lunática Lovegood? -exclamó Pansy mientras Blaise se reía.
  -Primero, se llama Luna Lovegood; segundo, ya quisierais vosotros ir con ella -espeté molesto y comencé a subir las escaleras arrastrando a Pansy.
  -Pero Draco...
  -Nada de peros, Pansy -ella se calló y volvió a su habitual pose mientras entrábamos al hall del Gran Comedor.
  Allí estaba algunos alumnos de otras casas y los de Beauxbatons. Busqué a Hermione con la mirada.
  En ese momento se abrieron las puertas principales de roble y entraron los de Dumstrang con Karkarov. Y allí estaba ella, con Krum, al frente del grupo. Estaba distinta: su pelo ya no era una adorable maraña sino que estaba liso y brillante, recogido en un elegante moño. Y la túnica era de tela vaporosa y de color azul. Nunca la había visto tan... Diferente. Siempre era hermosa pero ese día... Rompió mis esquemas. Sonreía, pero su sonrisa era nerviosa. Todo el mundo la miró anonadado y a Pansy se le abrió la boca tanto que podría haberse comido una calabaza. Ella miraba a su alrededor y cuando nuestras mirada hicieron contacto mi corazón dio un vuelco. No fui capaz de articular palabra.
  En ese momento, McGonagall llamó a los campeones y estos avanzaron entre la multitud. La chica francesa y el capitán del equipo de Quidditch de Ravenclaw se pusieron junto a las puertas; a su lado, Potter y una de las gemelas Patil; después, Diggory y Chang y por último, Krum y Hermione.
  Los demás pasamos y nos sentamos. Todos los muros del Gran Comedor estaban recubiertos de escarcha plateada y el techo estaba lleno de muérdago y hiedra. Había un centenar de mesas pequeñas redondas con farolillos, en lugar de las habituales mesas.
  Los campeones se sentaron junto a los profesores y todos empezamos a comer. Busqué a Hermione que estaba absorta hablando con Krum. La envidia me invadió. Y para distraerme me dispuse a hablar con Theo pero este estaba conversando con Lovegood y la única persona que estaba disponible era Pansy por lo que decidí perderme en mis pensamientos.
  Cuando acabó la cena, Dumbledore se levantó y nos pidió que hiciésemos lo mismo. Movió la varita y las mesas se se alinearon junto a la pared, apareció un escenario y sobre él una batería, guitarras, un laúd, algunas gaitas y un violonchelo. Las horribles Brujas de Macbeth subieron al escenario entre aplausos entusiastas. Comenzó la hora del baile y Pansy tiró de mi brazo para ir a la pista.
  -¿Qué haces?- pregunté molesto.
  -Vamos a bailar, Draquito -contestó feliz.
  -No voy a bailar- no tenía ninguna intención de bailar con ella.
  -Hola Draco, hola Pansy -Blaise llegó bailando y con la cara colorada.
  -¿Cómo estás tan sofocado si el baile acaba de empezar? -pregunté cogiendo una cerveza de mantequilla.
  -Porque estoy on fire. ¿Vais a bailar?- me guiñó un ojo. Decir que estaba on fire era un eufemismo para decir que ya se había liado con alguna y que se había bebido hasta el agua de los floreros.
  -Yo no- contesté dando un sorbo a la cerveza.
  -Eres muy aburrido. ¿Vienes Pansy? -ella asintió y se marchó con Blaise.
Miré a mi alrededor y todo el mundo se estaba divirtiendo. Busqué a Hermione con la mirada, estaba bailando con Krum. Cabrón con suerte. Decidí ir al baño a lavarme, ver al búlgaro me cabreaba.
  Cuando salía del baño vi pasar a Hermione muy enfadada. No me molesté en mirar a ver si alguien nos veía, salí tras ella.
  -¡Hermione! ¡Hermione! -La cogí del brazo.
  -Draco... No nos pueden ver -ella estaba llorando.
  -Ven -abrí la puerta de la clase más cercana y le di la mano. Entramos. Realicé un hechizo para insonorizar la estancia.
  -¿Qué te pasa?- pregunté alarmado.
  Ella empezó a llorar y yo la abracé. Tras estar unos minutos así, ella me contó su problema que, para variar, era con la comadreja.
  -... Y me dijo que Krum solo había venido conmigo al baile porque quería información sobre Harry y que quería que le ayudase con el huevo.
  -Hermione, no te enfades pero... Weasley es estúpido -ella sonrió.
  -Un poco tal vez. Si quería haber venido conmigo, ¿por qué no lo pidió? -ella no se daba cuenta de que le gustaba a Weasley. Decidí distraerla.
  -¿Bailamos? -ella se separó de mí y me miró sonriente.
  -¿Quieres bailar? No lo has hecho en toda la noche.
  -Ya has visto a mi pareja, ¿qué esperabas?
  -Es verdad, que has venido tu querida Pansy- ella se echó a reír.
  -No te rías -me crucé de brazos.
  -No te enfades, era broma- me cogió las manos. Sonreí.
  -¿Bailamos?- repetí.
  - La música apenas se oye desde aquí.
  -Da igual, no me gustan Las Brujas de Macbeth.
  -Menos mal, creí que era a la única a la que no le gustaban -sonrió y me colocó una mano en su cintura y empezamos a dar vueltas lentamente. La miré.
  -Hoy estás especialmente hermosa - las palabras se escaparon de mi boca sin que pudiese detenerlas.
  -Draco... -ella se ruborizó.
  -Es decir, siempre lo estás pero... -no supe seguir. Miré al suelo, esto era demasiado.
  -Draco, tú también estás muy guapo -me dijo sonrojada.
  -Hermione... -la miré fijamente.
  -No dejaste de insultarme porque sí ¿verdad? -me miró seria.
  -Me gustaría decir que sí, pero no soy tan altruista -era la hora de la verdad. Puse mis manos a ambos lados de su cabeza y la miré a los ojos -me gustas Hermione. Me gustas desde que te vi y te escuché por primera vez. Amo tus respuestas de sabionda, tus consejos, tu risa y tus regañinas a tus amigos. Me gusta como hablas, como andas, como sonríes y como hueles. Como defiendes tus ideales y luchas por lo que te importa. Me gusta tu mirada, tu pelo enmarañado, tu buen corazón, tu nariz y tu pequeña estatura. Me gusta que me regañes, que me consueles, que me llames hurón y que me abraces. Probablemente me gustas desde que nos conocimos en el tren y, muy a mi pesar, te llamé sangre sucia. El problema es que no me había dado cuenta de esto hasta aquel puñetazo. Defendiste lo que te importaba como lo haces cada día, porque eres cabezota, valiente, mandona, amable, sincera e inteligente. Y por algún motivo, a pesar de mi comportamiento egocéntrico y arrogante, has llegado a mi vida, aunque lo más probable es que en algún momento la líe y tú me quieras matar. No sé que va a pasar, no sé si en algún momento un Slytherin sangre pura y una Gryffindor hija de muggles van a estar bien vistos, no sé si esto que yo siento es recíproco, yo solo sé que estoy perdidamente enamorado de ti- tragué saliva. Hermione no emitía ningún sonido. Iba a seguir hablando cuando ella se pronunció:
  -Tenía tanto miedo. Miedo de que me estuviese haciendo un lío, de que todo estuviese en mi cabeza. Creía que solo intentabas ser buen amigo. Yo no sabía que estabas enamorado de mí.
  -Hermione... te quiero... -susurré. Estaba a escasos centímetros de ella y por fin, la besé. Ella pasó sus manos por mis hombros y me devolvió el beso. Ninguno de los dos estaba muy experimentado pero dio igual. Cuando nos separamos, con la respiración agitada y las mejillas sonrojadas, la abracé. No la iba a soltar nunca, nada iba a impedir que la acompañase el resto de mi vida.
  -La respuesta es -dijo abrazada a mí.
  -¿Qué? -la solté.
  -Me preguntaste: si la situación fuese otra y pudiésemos ser amigos, ¿serías mi pareja? Me dio miedo decirte que , pensé que solo me considerabas una amiga. La respuesta es , Draco, habría ido contigo al baile sin dudarlo -reí y la abracé levantándola del suelo, nunca en mi vida había sido tan feliz. Ella también reía.
  -¿Sabes que significa esto? -pregunté dándole otro beso.
  -¿Qué significa? -sonrió.
  -Esto significa que ya no somos amigos. Yo diría que Theo no me besa así -se echó a reír.
  -No, ya no somos amigos.
  -Hermione, ¿serás mi novia? -pregunté.
  -Sí, Draco, seré tu novia -sonreí y la volví a besar -pero no podremos hacerlo público -añadió acariciándome la mejilla
  -Lo sé. Pero solo debemos esperar. Esperaremos a finalizar el colegio y seremos, públicamente, lo que ahora somos.
  -Amor clandestino, como en los libros -sonrió con fastidio, me besó y se abrazó a mí apoyando la cabeza en mi pecho.
  -Hermione.
  -¿Sí?
  -No soy el único que está enamorado de ti.
  -¿Qué dices, Draco? -ella me miró sin entender.
  -Le gustas a Weasley, por eso se comporta así.
  -¿A Ron? Que va, el solo es un tonto...
  -No Hermione, entiendo que no te des cuenta, pero le gustas. Y a Krum también. 
  -¡Madre mía! Viktor. Se me había olvidado su existencia -Hermione se llevó las manos a la cabeza.
  -Por muy bonitas que me suenen esas palabras, no le puedes dejar solo- la solté a regañadientes.
  -Draco, te quiero a ti. No sé si le gusto a Ron o a Viktor, pero tampoco me interesa. Y por mucho que desease pasar más tiempo contigo, me voy porque tengo que encontrar a mi pareja de baile.
  -Lo sé- la besé -cuando te encuentres con la comadreja...
  -¿Con quién? -me preguntó extrañada.
  -Perdón, con Weasley.
  -¡Draco! -me golpeó el brazo reprimiendo una carcajada.
  -Lo siento, la costumbre -la cogí las manos-. Cuando te encuentres con él mantente fuerte. No se merece que llores por él.
  -Es mi amigo -protestó.
  -Lo sé, pero no puedes ser tú la única que se porta bien como amiga. Él debe poner de su parte.
  -Llevas razón -asintió.
  -¿Mañana nos vemos? -pregunté mirándola más sonriente.
  -Por supuesto. Donde siempre a la hora de siempre -me sonrió.
  -Si antes el tiempo sin ti, se me hacía largo, ahora va a ser eterno- rió y me besó.
  -No sabía yo que el señorito Draco Malfoy era tan cursi- me reí.
  -Yo tampoco -Hermione me besó y se fue corriendo.
  Sonreí como un idiota. Un idiota feliz.

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