9-"El puesto frente al profesor no está mal"

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Richie había tenido un sábado horrible.

Luego de que su madre lograra tranquilizarlo, lo llevó a la cama como si este tuviera tan sólo 5 años. Y es que estaba tan débil, tan vulnerable. La señora Tozier sólo abandonó la habitación de su hijo cuando este concilió el sueño, y mientras salía pudo escuchar que éste susurraba el nombre de su amigo, aquel que hace sólo unas horas atrás había abandonado la casa.

Ya el domingo fue más tranquilo para Richie. Se levantó temprano (cosa que no hacía hace mucho) y acompañó a su madre a hacer las compras para la semana. Encontró en ella ese refugio que tanto necesitaba, y ella lo acogió como si supiera (porque lo sabía) que su hijo estaba herido, y que no era exactamente por un mal corte de cabello.

Ese día, Richie a pesar de tener 17, hizo los deberes con su madre. Y no les tomó mucho tiempo, porque a pesar de que Richie era un desordenado de primera, era bastante inteligente; y tenía a su madre ahí controlándolo, no tenía ninguna opción más que hacer su tarea.

Luego, ambos conversaron, y ahí fue cuando Richie soltó la bomba que él pensó, haría explotar su hogar.

-Má -la voz de Richie tembló al pronunciar el apodo de su madre-. Me gusta alguien.

-Tienes 17, Richie. Eso está perfecto.

-No, má. No te va a gustar.

-¿De qué hablas Richie? -su madre lucía confundida, curiosa. Tenía una sonrisa en la cara, dándole confianza a su hijo para que pudiera desahogarse. Le alegraba saber que confiaba en ella-. No soy una madre celosa, eso tú lo sabes perfectamente. Te amo con todo mi corazón, y entiendo que eres un adolescente y que empezarás a sentir cosas por...

-Me gusta un hombre -la interrumpió Richie-. Me gusta Eddie, má.

"Por favor, no me rechaces tú también."

-Cielos, Richie.

-Perdón, má. Esta máquina sexual nunca podrá darte nietos porque es un maric...

-No -ahora fue ella quien paró en seco a Richie, y lo hizo molesta-. No te atrevas a llamarte de esa forma, Richard -la señora Tozier estaba temblando. ¿Su hijo estaba hablando en serio? Claro que sí-. Escúchame, y mírame. ¿Por esto habías estado actuando raro este último tiempo?, ¿por esto llorabas ayer?

-Sí.

-Te amo, Richie. Y aunque no esté exactamente feliz por esto, yo sí te acepto. Eres mi hijo, y -suspiró, jamás pensó que estaría teniendo esta conversación con su hijo, el que tanto hablaba de tetas, sexo sin control con cualquier mujer que se cruzara- si te gusta Eddie, está bien. Yo no te castigaré por eso, cariño.

Y Richie pudo descansar. Porque a pesar de que se consideraba un chico fuerte, no sería capaz de aceptar el rechazo de alguien más, y mucho menos si este venía de su madre.

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El lunes, Richie se sentía como nuevo.

Con el corazón destrozado, pero bien.

Esa era su definición de "como nuevo".

Y había tomado una decisión. Una arriesgada, sí. Pero era totalmente necesaria.

Cuando llegó a su salón, ya todos los perdedores estaban ubicados en la parte trasera del aula. Se dirigió hacia ellos, e intento con todas sus fuerzas, no mirar a Eddie.

Aunque falló en el intento, pero sólo por un fugaz momento.

-Hola chicos. Ehh... los abandonaré.

"Yo nunca, nunca..." Donde viven las historias. Descúbrelo ahora