"Yo nunca, nunca..."

16-"Pelo castaño mejor que anaranjado"

Richie estaba vuelto una mierda. 

Sí, así se describía él mismo: una mierda. 

Le costaba levantarse por las mañanas. Le dolía fingir sonrisas a su madre para que esta no se preocupara, le dolía bromear a los chicos y que estos fingieran risas, porque él sabía que las fingían, sólo para hacerle sentir bien.

Pero había algo que le desgarraba, que le hacía sentir que le quitaban la piel centímetro a centímetro y sin anestesia: ver a Eddie tan mal como él.

Y es que Richie podía soportar cualquier cosa. Que lo rechazaran, que no se rieran de sus bromas, incluso que Ben no dejara que lo abrazase. Pero ver a Eddie sin sonreír, eso no.

Y es que no podía enojarse con ese maldito castaño, no. Porque le quería, no podía dimensionar cuánto.

De pronto alguien golpeó la puerta, sacando al de lentes de sus pensamientos.

—Hola Richie, pasaba casualmente por aquí, ya sabes, como siempre —era Beverly, ¿qué hacía ella en su casa? sólo había ido un par de veces, pero nunca sola, siempre era con los demás chicos—. Me preguntaba si te gustaría salir a fumar un cigarrillo por ahí.

 —Ah, eh, hola Bev —Richie rascó su cabello. No estaba incómodo, era sólo que no se esperaba esa visita tan repentina de la chica, y menos cuando el único plan que él tenía era hundirse en su puta miseria—. Lo siento, pero creo que hoy no quiero salir, y tampoco fumar. Sólo quiero estar en casa.

—¡Perfecto! La verdad es que tampoco quería estar afuera hoy —Beverly esperaba que Richie la invitara a pasar, pero este sólo seguía afirmado en su puerta, esperando que la pelirroja se diera media vuelta y se marchara a donde fuera. Pero Beverly no se rendiría tan rápido—. ¿Puedo pasar? puedo hacerte compañía, ¡sólo si quieres! Podríamos ver una película o escuchar música, tu música, esa que sólo a ti te gusta... porque a mí también me agrada.

Richie realmente añoraba la soledad, pero era Beverly, y lo miraba casi pidiéndole por favor con su movimiento de pestañas.

—Claro, ¿por qué no? —Richie sonrió y dejó pasar a la chica. Le indicó el sofá para que se sentara y luego se posó al lado de ella—. ¿Prefieres ver una película o sólo escuchar música?

—La verdad, sólo quiero pasar tiempo contigo.

—Pues yo prefiero escuchar música.

Richie no se dio cuenta del desesperado intento de su amiga por lanzarle una indirecta que, contradictoriamente, era muy directa. Entonces se puso de pie y prendió su parlante, el cual tenía registrado en él las mejores canciones del universo entero. Cuando se sentó, resonaba en su sala de estar, I'm  your villian de Franz Ferdinand.

Richie amaba esa canción.

—¿Cómo se llama esa, Rich? —Beverly miraba a su amigo, el cual se encontraba con los ojos cerrados. El de gafas movía su cabeza al ritmo de la canción, y de vez en cuando tarareaba un poco—.

—Escucha, lo repite muchas veces. Muchísimas.

Entonces Beverly sólo escuchó con atención la letra de la canción, y lo supo. 

Luego sonó Bliss de Muse. Y a Richie se le oprimió el corazón. Esa canción le recordaba mucho a Eddie, demasiado. Se levantó del sofá y subió el volumen de su parlante al máximo, necesitaba sentir a Eddie cerca.

Your soul can't hate anything*

Everything about is so easy to love*