"Yo nunca, nunca..."

13-"Te quiero"

Todo iba sorprendentemente bien.

Había visto a Eddie toda la semana, y luego de la casi cita, o lo que fuera que haya sido eso. Se sentía capaz de besar a Eddie cada vez que quisiera (al menos cuando nadie los miraba).

Eddie se había vuelto más cercano, más amoroso.

Y eso derretía a Richie como jamás pensó que sería alguna vez.

Ya era viernes. El mejor viernes hasta entonces, porque finalmente, Richie podía decir que estaba de vacaciones de invierno.

Eso significaba que él y los chicos no tenían que volver a levantarse temprano.

O sea que podía ir a visitar a Eddie por la noche, y quizá quedarse con él hasta el otro día.

Sólo debía formular una excusa bastante buena, o de lo contrario Eddie lo echaría de su cuarto a penas entrara en él.

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Al salir de clases, Richie había llevado a Eddie al baño corriendo. Los chicos los habían mirado raro, pero al instante se habían olvidado de ellos para reírse de algo que había dicho Stan. Sólo Beverly se había quedado mirándolos, pero a Richie eso no le importaba.

Ya en el baño, había besado a Eddie mientras lo apoyaba en la puerta de éste, para que así nadie los sorprendiera. Sólo se separaron cuando Eddie empezaba a agitarse un poco.

"No nos iremos juntos hoy, cariño." Le había dicho Richie al castaño. "Tengo cosas que hacer."

"No me llames así, idiota." Le había reclamado Eddie. "¿Qué harás, de todos modos?"

"Te lo digo más tarde." Le había respondido el más alto mientras le daba un último beso. Fue corto, pero ambos sintieron temblar sus cuerpos.

Y entonces Richie había dejado a Eddie en el baño, al lado de la puerta por la que él había salido volando.

La verdad era que no haría nada interesante, nada de otro mundo.

Sólo se daría una ducha, le pediría a su madre que comprara unos snacks; y luego prepararía su mochila, cargándola con su pijama, las cosas para comer y muchas ganas de besar a Eddie.

Al llegar a su casa, su madre se encontraba limpiando la cocina.

  —Má, ¿me comprarías unos snacks? Eddie me invitó a dormir en su casa. 

  —¿En serio?, ¿y su madre no ha dicho nada? —su mamá lo miraba sorprendida, mientras tanto Richie sólo negaba, moviendo su cabeza hacia la derecha y a la izquierda frenéticamente—. Entonces claro, cariño ¿Dulce o salado?

—Ambos.

Y dicho esto, Richie subió las escaleras corriendo, buscó ropa limpia y fue al baño a darse una ducha. Cuando terminó y estuvo vestido, se volvió a bañar, pero esta vez en perfume. Finalmente se puso desodorante y peinó su cabello, el cual ya había crecido —muy poco, de hecho casi nada, pero para Richie lo había hecho—.

Luego arregló su mochila. Guardó en ella su mejor pijama, el que fuera el más suave para que así, Eddie no se resistiera a abrazarlo. Después guardó su cepillo de dientes, y luego bajó a buscar los snacks que había comprado su madre.

—Gracias, má.

—De nada cariño —su madre se encontraba mirando la televisión, pero se giró hacia Richie para seguir hablándole—. Llámame desde el teléfono de casa de Eddie cuando llegues allí, así estaré más tranquila.