11-"Las cosas son mejor ahora"

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Richie definitivamente quería creer en las palabras de Eddie.

¿Y cómo no hacerlo? Si éste hasta había ido a su casa sólo para hacerle una carta y luego leerla, en su cara.

Y al jugar "Yo nunca, nunca", el castaño había admitido que había mentido acerca de sus sentimientos en los últimos días, y quizá con eso se refería a ese día en que le había dicho a Richie que no sentía lo mismo por él, que no estaba ni cerca de sentir lo mismo por él.

Pero aún así, y a pesar de la felicidad que sentía cada vez que recordaba a Eddie diciéndole que él le gustaba, no podía impedir que la sensación de miedo a ser dañado -otra vez- le atormentara.

Porque sí, Eddie había ido a disculparse, arriesgándose a que su madre llamara a la policía y que luego le practicara una serie de exámenes para asegurarse de que a su bebito, a su niño pequeño, no le había ocurrido nada malo.

Así que Richie le creía, sí.

Eddie no era la clase de persona que mentía. De hecho siempre había sido el más sincero de todos. Y Richie admiraba mucho eso.

-Richie, hora de levantarse. Ha llamado Bill diciendo que vendrá a tomar desayuno.

¿Qué?

-Dile que mañana -Y es que el chico que no llevaba sus gafas, aún no despertaba por completo. ¿qué significaba eso de que Bill vendría a su casa a tomar desayuno con él? Su madre debía estar loca-.

-No, ha dicho que lo abandonaste por una semana, que te extraña. Así que arriba.

Y era cierto. Richie sólo había pensado que estaba lejos de Eddie al haber cambiado de puesto, no podía estar más equivocado.

También había abandonado a los chicos y a Bev. Y sobretodo a Bill, quien no le había hecho nada malo, y él ni siquiera le había contado a su mejor amigo la razón -horrible razón- por la que había decidido cambiarse de puesto, y de forma tan repentina.

Así que se sentó en la cama y se frotó los ojos. Demonios, realmente no veía absolutamente ni una mierda sin sus gafas. Examinó la superficie de su mesita al lado de la cama, en busca de sus lentes. Pero su madre había sido más rápida y ya se encontraba poniéndoselos, devolviéndole la vista.

-Baja rápido, sabes que Bill no tardara mucho en llegar.

Y exactamente así fue. Cuando Richie estaba bajando las escaleras, Bill estaba entrando en su casa.

Ambos chicos se saludaron de un abrazo, uno que Richie no se había dado cuenta que necesitaba.

Cuando se sentaron a la mesa, la señora Tozier ya tenía todo listo para servirse, pero ella no desayunó con los chicos, sino que salió de casa. Porque sabía que su hijo necesitaba hablar con su amigo, y quizá contarle ciertas cosas.

-Explícame, Ri-Richie -Bill estaba serio. Y el de gafas supo que se había equivocado al no conversar el tema de su exilio antes de hacerlo realidad-.

-Primero que nada, lo siento -¿Bill estaba escuchando bien?, ¿Richie se estaba disculpando, con él?-. Pero en serio que ni yo mismo sabía lo que estaba haciendo. Lo que sí sé, es que sólo estaba pensando en mí cuando tomé la decisión de apartarme.

-Te extrañé Richie, todos te e-extrañamos -Bill dudó entre seguir hablando y guardar silencio, pero tomó aire y continuó de todos modos-. I-incluso Eddie.

-Hablando de Eddie -Una sonrisa se instaló en el rostro de Richie, no pudo evitarlo-. Vino ayer, estuvo aquí conmigo. Y me dijo que yo le gustaba, ¿puedes creerlo?

"Yo nunca, nunca..." Donde viven las historias. Descúbrelo ahora