Cap. 15. El asalto

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Aveline p.o.v

El sol se oculta entre las montañas, dando principio a nuestro plan.

-Yo os llevo reina Aveline- dice el líder de los grifos, el primero que invoqué, asiento y el grifo me agarra por los hombros.

Le dedico un último gesto a Peter, que me asiente mientras habla con Caspian.

Los grifos se elevan en el cielo y nos llevan hasta el castillo telmarino. Miro a Edmund, él es el que debe hacer las señales con la linterna una vez que el grifo le haya dejado sobre el tejado de una de las torres, dando paso al resto de nosotros. El grifo de Edmund cae en picado y observo como, silenciosamente, los dos se colocan con estrategia para que no les vea el guardia.

El grifo extiende sus garras y se lleva volando al telmarino, observo esto desde las alturas. Edmund saca su linterna y la enciende y apaga varias veces, dando paso a la señal y a un montón de grifos con narnianos más.

Observo en silencio el castillo telmarino, es bastante grande, entrecierro los ojos para que el viento no me haga daño, el grifo cae en picado y me deja en tierra firme. Tras despedirme de él, saco mi ballesta y pongo un virote en ella. Apunto a un telmarino y el virote se clava en su cuello a la vez que Peter aterriza a mi lado para defenderme de otro telmarino que acaba de llegar, el rubio le atraviesa la espada en el pecho y ambos continuamos el camino, Peter blandiendo su espada y yo mi ballesta. Tras nosotros aterrizan Caspian y Susan.

Conjuro una cuerda hecha de raíces y la tiro para poder descender por la torre. Primero baja Caspian, después Peter y después bajo yo, Peter me agarra de la cintura para evitar que caiga y yo le asiento con la cabeza en señal de agradecimiento, la última en bajar es Susan.

-Profesor- susurra Caspian dando pequeños golpecitos en la ventana, al ver que no hay respuesta, saca su daga y fuerza la ventana para abrirla. Caspian entra en la sala y Peter y yo le seguimos.

La sala está llena de papeles esparcidos por todas partes y libros abiertos sin ton ni son. Caspian coge unas pequeñas y redondas gafas.

-Tengo que encontrarlo- dice Caspian refiriéndose al profesor.

-No tenemos tiempo- le replica Peter- tienes que abrir las puertas.

-De no ser por él tú no habrías venido- le dice Caspian en tono amenazante- Aveline no hubiera despertado y yo no estaría aquí para contarlo.

Peter mira a su hermana.

-Podemos ocuparnos de Miraz- dice la mayor de las Pevensie.

-Yo intentaré llegar a la puerta- dice Caspian para después desaparecer por el oscuro pasillo. Trumpkin, que acaba de entrar me mira, le asiento y va tras Caspian.

-Debemos continuar, no debemos entretenernos- digo con ansia.

Los hermanos Pevensie me asienten y creo un fuego fatuo que nos ilumina el camino.

Pasamos por los fríos y oscuros pasillos del castillo en silencio, el fuego fatuo se para delante de una puerta y empieza a bailar a su alrededor.

-Esta debe ser su habitación- nos susurra Susan.

Abro con cuidado la puerta y los tres entramos en la habitación intentando hacer el menor ruido, encontrándonos a Caspian, Miraz y a su mujer.

-Baja la espada Caspian- dice la mujer de Miraz, Prunaprismia sosteniendo una ballesta- no quiero tener que hacerlo.

-Ni nosotros que lo hagas- dice Susan tensando su arco.

-Es una estancia privada- dice Miraz poniendo los brazos en jarras.

La llamada (Peter Pevensie y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora