23: Alec Lightwood

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Especial de San Valentín

Alec

La podía observar reír con aquel mundano, sabía que esta había sido su desición, pero eso no evitaba que el dolor en mi corazón se agudizara cada vez que la veía sonreírle a alguien que desgraciadamente no era yo.

—Te amo tanto que duele. —digo desde mi lugar, la última mesa en la esquina del restaurante.

Los corazones rojos adornaban el lugar junto con unos bebés con pañales y arcos, eran de papel pero eran extraños. Mire a mi alrededor, todos se besaban o coqueteaban, aunque había otros que lloraban sus penas mientras bebían licor caro en copas de vidrio.

Todo era relativamente normal, yo cuidaba de Rowan como todos los días, suspiraba por ella y la observaba desde lejos, siempre cuidando de no ser visto por ella. La cosa era diferente hoy, los mundanos parecían más felices de lo habitual, también llevaban regalos enormes al igual que peluches de gran tamaño, no lo entendía y eso lo hacía extraño.

Ella le a sonreído a su amigo mundano, se llama Josh, siempre lo veía con ella y normalmente siempre lo fulminaba con la mirada aunque el no pueda verme, podía ver cuanto gustaba de Rowan, mi Rowan... Si ella me escuchase decir eso saldría con su típica frase "No soy un objeto para tener dueño" Y una vez más caería rendido a sus pies, pidiéndole matrimonio... Quizá el matrimonio pudo haber salvado lo nuestro, quizá.

Entonces, Él se acercó a ella por sobre la mesa. Mi corazón latía con rapidez mientras cerraba mi puño, cada vez se ponían más claros por la presión ejercida. Todo pasó en cámara lenta, él besó a la rubia de mis ojos, a mi confidente, a mi princesa... A la mujer de mi vida.

—Ahora si te mato. —digo mirando al joven, él sigue pegado a los labios de Rowan, me levanto y estoy a punto de ir a golpearlo o así era en un principio, pero ella... Se aparta, toma su bolso y deja dinero en la mesa, se despide con la mano del mundano Josh y yo lo observo ver a la hermosa rubia, no pude evitar darme cuenta que él la miraba como yo... Enamorado.

Me alejo de mi antiguo lugar tratando de no chocar con nadie, veo al chico y por un momento me permito sentirme mal por él, ver a la mujer que amas alejarse de ti  no era esencialmente agradable... Y yo lo sabía.

Abrí la puerta, aún invisible para todos los mundanos, como lo había sido antes de entrar al restaurante, la runa Mendelin comenzaba a perder su efecto pero ya no importaba realmente. Salgo del restaurante siguiendo a Rowan quien camina entre la multitud de gente en Nueva York, la veo entrar en un callejón y me apresuro a correr trás de ella.

Entro al callejón y avanzo buscándola con la mirada, tomo mi arco apuntado y girando hacia atrás en cuanto siento la presencia de alguien atrás mío... Es ella.

—Baja eso Alexander. —bajo el arco con una sonrisa de lado,  hacía mucho que no la escuchaba decir mi nombre... Hacía mucho que no estaba tan cerca de ella—Creí que habíamos hecho un trato. —me dice cruzando sus brazos bajo su pecho examinandome.

—Y lo hicimos, guardar en secreto tu vida mundana. —asiento con mi cabeza.

—¿Entonces porque me sigues? —pregunta y yo observo sus facciones.

—No lo hacía. —indico fingiendo indiferencia.

—Sí, si lo hacías, lo haces desde que salí del Instituto hace meses. —me dice aquello mirándome con sus ojos de color azul. El silencio nos inunda y puedo observarla más de cerca, sus cejas y ceño fruncido me hacían recordar a su hermano.

—Tu hermano esta preocupado, Row. —le digo, su mirada se suaviza y suspira.

—Lo sé. —aclara.

—Yo... Veo que te va bien fingiendo ser mundana. —digo llevando mi mano a mi nuca, avergonzado.

—Sí... —asiente con una sonrisa—De nuevo gracias por no decirle a mi familia que sigo en Nueva York fingiendo ser mundana. —ella niega con la cabeza—De verdad necesitaba alejarme del drama de un shadowhunter. —dice y yo sonrio.

—Sí, lo entiendo. —asiento y ella me mira—Yo... Lamento haber estado siguiendote... Sólo me aseguraba que estuvieras bien fuera del Instituto. —digo avergonzado.

—Agradezco tu preocupación... Por cierto, Feliz San Valentín. —me sonríe.

—¿qué es San Valentín? —pregunto y ella ríe.

—Es un día en el que hay declaraciones de amor, besos, regalos, abrazos,cartas... En fin. —sonríe—Suena raro pero este día motiva a los mundanos para decirle a quien aman lo que sienten. —dice ella y se encoge de hombros.

—¿Es lo que ese tal Josh hacía allá en el restaurante? —pregunto.

—Antes que nada ¿desde cuando me sigues que hasta sabes los nombres de mis amigos? —se burla y yo niego con la cabeza divertido—Lo siguiente, Josh definitivamente intento declararme su amor... Pero lo he rechazado. —dice mirando sus manos.

—¿por qué? —me ánimo a preguntar.

Ella alza su mirada y me mira, puedo observarla, sus pecas la hacen lucir adorable al igual que sus ojos con grandes pestañas que hacían lucir a sus ojos color azul más grandes y hermosos... Como ella.

—Me gusta alguien más... Ya sabes, un Shadowhunter de mal humor que conozco desde los diez... Él me cuida más que yo misma. —me dice y yo suelto una carcajada.

—Ese chico suena agradable. —menciono y ella sonríe divertida mientras asiente con la cabeza.

—Lo es. —dice.

—Eso de las declaraciones ¿es sólo para mundanos? —pregunto y ella se encoge de hombros.

—Eso no lo sé Alexander. —sonríe la rubia.

—Entonces me gustaría intentarlo. —sonrio y tomo sus suaves manos entre las mías, aclaro mi garganta y la miro a los ojos—Lamento haberte seguido...  Quería protegerte, lo sé, eres ya grande y eres una de las mejores shadowhunters en Nueva York y quizá en el mundo... Pero para mí siempre serás la pequeña que lloró en mi hombro al perder a su madre, jamás te lo dije pero... La razón por la que cancele mi boda con Lydia fue por ti... Ni siquiera llegue al altar, es más no entre a la boda, me quedé afuera de tu habitación hasta que llegaste y te dije que Lydia la había cancelado... No tienes idea de las veces que me pare trás tu puerta armando el valor para por fin decírtelo, cada 27 de septiembre a las 10 de la mañana me paraba trás tu puerta y me daba ánimos para por fin decirte, pero... Nunca lo hacía, abrías la puerta y yo sólo te felicitaba mientras mi mente me regañaba por dejar pasar un año más sin decirte, Rowan... Te amo, y te amaré hasta que muera, y si hay una vida después de está, te amaré también entonces. —le digo y puedo ver como sus ojos se llenan de lágrimas mientras me sonríe.

Ella me mira y se acerca hasta juntar sus labios con los míos, con mi mano izquierda acarició su mejilla mientras que la derecha se posa en su nuca siguiéndole el beso, ella rodea mi torso con sus brazos. Mis labios se movían al compás de los suyos, en ese momento me sentí inmortal... Me sentí invencible, me sentí extraordinario.

Separamos nuestros labios en busca de aire y evitando separarnos más de lo necesario, ella me sonríe y yo lo hago también.

—Yo también te amo. —me dijo y pude sentir la emoción recorrerme de pies a cabeza, en ese momento podía jurarar que me sentía especial, me sentía amado y protegido...

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COMO SIEMPRE LLEGÓ TARDE.
El especial de San Valentín a llegado tarde ¿la razón?  Bueno pues no la hay solamente que estaba en semana de evaluaciones y pues tarde mucho en reorganizar mis ideas.

El punto siguiente aquí es que yo siempre he creído que no sólo debe ser el día del amor y la amistad para demostrar que aprecias o amas alguien así que en teoría no es tarde para subirlo.

Ahora, gracias por el apoyo, estoy orgullosa de hasta donde ha llegado esta historia, muchas gracias.

Ante:  yo
—ML

One Shots de Matthew Daddario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora