❝ THE RIGHT GIRL ❞ | Para todo el mundo, Alana Bundrick era perfecta. Y Kenneth Thompson, era todo menos eso.
Oh god, he did the wrong thing
to the right girl...
#764 en Novela J...
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ﺴ
—Dime de nuevo ¿qué tiene que ver una fiesta con nuestras sesiones? —preguntó Alana, al instante en que Kenneth abrió la puerta de casa de Halvo para ella. El lugar ya estaba lleno, y ella mantuvo una cara de desagrado cuando vio que todos estaban ebrios.
—No tiene nada que ver —volteó hacia ella con una sonrisa sobre el rostro.
—Entonces, ¿por qué estoy aquí? —cuestionó mientras ambos entraban. Alguien corrió por la escalera y casi noqueó a Alana si ella no le hubiera visto y dado un paso hacia atrás.
—Ten cuidado —dijo Kenneth, tomando su mano de forma instintiva para luego guiarla a otra parte de la casa —. Fui yo quien te trajo aquí, así que tal vez podrías divertirte un poco, Bundrick.
—¡Yo puedo divertirme! —exclamó, mirando alrededor. Vio a Jared Dawson y Tom Kingsley hablando con varias chicas mientras bebían quién-sabe-qué en vasos rojos de plástico. También pudo ver a Garrett Halvorsen bailando provocativamente con una chica a la cual no distinguía bien.
Kenneth encorvó una ceja y tomó un vaso del pasa manos de la cocina para luego dirigirlo hacia ella, aún con esa mirada sobre su rostro —. Entonces, ¿puedes explicarme por qué no parece ser así?
—Mi definición de divertido es, aparentemente, diferente a la tuya. Yo considero divertido salir con mi mejor amiga e ir de compras. Tú, obviamente, piensas que las fiestas y embriagarte es divertido —Alana rodó sus ojos.
—Bueno... —dijo entrecerrando un poco el ojo izquierdo —. ¡Bienvenida al mundo de diversión de Kenneth Thompson! —exclamó abriendo sus brazos.
Ella trató lo mejor que pudo de esconder su risa, pero no lo logró —Vamos, te mostraré alrededor —. Kenneth sonrió con orgullo.
. . .
Después de veinte minutos de caminar alrededor de la residencia Halvorsen y observar a la gente -o más bien burlarse de ella-, Kenneth y Alana se encontraron de nuevo en donde empezaron, excepto que esta vez Kenneth estaba decidido a que ella tomara un trago.
—No —ella sacudió su cabeza.
—Vamos, Alana. Vive un poco —Kenneth rodó sus ojos.
—No —dijo de nuevo. Alana tomó su cabello y lo ató en una cola de caballo, Kenneth observando cada movimiento —. Quiero mantener todas mis células cerebrales, gracias.
—¡Tienes un exceso de ellas! —exclamó —. ¿Qué pasa si pierdes un par de ellas? Harvard aún te amará.
Alana miró el contenido dentro de aquel vaso. No sería tan mala idea probarlo... ¿o sí? Después de algunos segundos, tomó rápidamente un pequeño sorbo pero en cuanto el líquido pasó por su garganta, Kenneth lo notó y empezó a alentarla gritando y riendo. Alana tosió un poco.