Capítulo Veintiuno: Leoncito

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JUDAH

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JUDAH

Inhalo el delicioso aroma a arándanos que su cabello desprende, el cual acaricio con mis dedos. Deposito un beso en su mejilla apreciando como sus labios suben en una tierna sonrisa, la cual es dedicada solamente para mí. Podría jurar que luce más hermosa ahora que está embarazada.

Llevo mis manos a su creciente vientre, el cual poco a poco está empezando a salir, nuestro bebé formándose dentro de ella. Todavía es demasiado pequeño como para saber qué será, la doctora diciéndonos que por el momento, podríamos saber cuándo Roxanne alcance las dieciséis semanas de embarazo.

Ella coloca sus manos sobre las mías, acariciando el dorso de ellas con sus dedos. Beso su cien apoyando mi frente en ella, soltando un ligero suspiro.

—¿Qué crees que sea? —pregunta emocionada, acomodando su espalda sobre mi pecho —. Yo quiero una princesa.

—¿Otra princesa para papá? —digo sonriendo. Roxanne asiente —. Me encanta como suena aquello.

—¿No crees que Gia se ponga celosa por ello, no? —pregunta preocupada. Trago saliva con fuerza sintiendo mi corazón latir con fuerza, ya que eso es lo que más temo —. ¿Cuándo piensas decirle que va a tener un medio hermano o hermana?

—Todavía no he acordado nada con su mamá —replico, agachando la mirada. De hecho, no he hablado con ella desde hace un mes —. Pero prometo hacerlo. De todas maneras tengo que ir hoy a recogerla de la casa de su abuelo.

—Te vamos a extrañar estos dos días sin ti —me susurra, dejando un casto beso sobre mis labios —. Ya quiero que le digas, me gustaría que experimentara esto con nosotros, Judah. De todas formas, es su primer hermano, ¿no?

Asiento ofreciéndole una sonrisa nerviosa, no diciendo palabra alguna ante ello. Me levanto del sofá y tomo mis cosas de su apartamento, asegurándome de tener todas mis pertenencias. Antes de irme beso sus labios y dejo un beso en el vientre de mi bebé susurrando que lo amo, para después salir del lugar.

¿Qué está sucediendo conmigo? ¿Por qué nada está saliendo como debería ser? Dioses, mi vida ha pasado a ser una montaña rusa en menos de lo que puedo parpadear. Mis padres se encuentran distantes conmigo, ninguno completamente felices con la idea de que Roxanne está embarazada. A pesar de que no me lo han dicho, sé que no les agrada aquello por el cariño que le tienen a Khalessi, ella siempre siendo la única mujer a la que ellos acepten del todo.

Mi móvil suena y contesto la llamada poniéndola en altavoz, dejando el celular en mi regazo. Sonrío al escuchar la voz de mi hermano menor.

¿Dónde estás? Ya recogí a Jhalessi de la casa de sus abuelos por ti —me informa —. Estoy en mi apartamento con Hache y Kaia, ¿en cuánto vienes?

—Estoy ahí en unos veinte minutos, Calum —contesto a su pregunta, emocionado por ver a mi pequeña leona después de toda una semana.

Pensar que hemos regresado a la vieja rutina de no vernos rompe mi corazón. Ella no quiere verme en lo absoluto, dejando a mi hija en la casa de sus padres los días que tengo con ella, con el único propósito de no tener que estar conmigo en la misma habitación.

Estando a tu lado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora